En la temporada anterior (2014-15), Marc Gasol contabilizó tres intentos de triples y dos aciertos. Normal para un pivote tradicional de la NBA. Esta campaña, sin embargo, el español de 2,16 metros rompió esa estadística de manera abrumadora. Recién van 32 partidos y sus intentos desde fuera de la medialuna ya suman 107 y un nada despreciable 43 por ciento de éxito (46 canastas).

¿Quién dice que los hombres altos sólo saben jugar bajo la tabla? Hace tiempo ya que esta tendencia viene manifestándose en el básquetbol internacional y, especialmente ahora, en el norteamericano. Pero este año el asunto ya se puso serio. A Gasol se agregan figuras tanto o más altas que él, con la capacidad de lanzar desde donde quieran y cuando quieran. No necesitan estar en la zona pintada ni pelear a los manotazos por una pelota. El radio se amplió. Y en la NBA ya se habla de los centros del futuro, tipo de 2 metros 15 promedio que sueltan las manos a distancia.

Usted dirá que esto ya lo vio con el alemán Dirk Nowitzki (ala-pivote de 2,13 metros). Y si se va a los libros de historia y estadísticas de la liga (que hay por docenas en EE.UU.), se encontrará con los 2,31 metros del fallecido Manute Bol, quien en 1988 se convirtió en el jugador más alto en la historia de la competencia en anota un triple. Y tendrá razón, porque siempre uno que otro gigante se ha destacado en la NBA por su lanzamiento exterior. Pero eso han sido hasta ahora: excepciones a la regla.

Por estos días, en el torneo cestero más exigente del planeta, se habla de los pivotes 2.0. Con una lista de nombres para tener en cuenta. En los Kings destaca DeMarcus Cousins (2,13 metros), quien ya ha probado 137 veces desde la zona de tres, con un 38% de efectividad. En la campaña anterior, apenas intentó ocho. En los Pelicans destaca Anthony Davis (2,08); en los Timberwolves Karl-Anthony Towns (2,13); en los Knicks, Kristaps Porzingis (2,21); y en los Sixers, Joel Embiid (2,13).

La historia de la NBA ha sido escrita por sus postes. Wilt Chamberlain, Bill Russell, Moses Malone, Kareem Abdul-Jabbar, Hakeem Olajuwon, Shaquille O'Neal, Tim Duncan… La lista es muy larga. Sin embargo, en los últimos años esta función ha perdido protagonismo frente a jugadores más atléticos y más veloces o ante superdotados que pueden jugar en las cinco posiciones de la cancha, como LeBron James o Kevin Durant.

Por lo mismo, los gigantes entre los gigantes han debido adaptarse a los nuevos tiempos. Por talento natural o por obligación, en el caso de jugadores más veteranos como Marc Gasol o el mismo Cousins, quien en agosto cumplió 26 años.

Lo más seguro es que, como siempre ha ocurrido, los pivotes volverán a dominar en NBA. Aunque sería bueno acostumbrarse a esta nueva versión de los hombres altos: los que son capaces de taponear el tiro de un rival y en la jugada siguiente unirse intencionadamente tarde al ataque para, sin marca, lanzar detrás de la medialuna. Son los nuevos tiempos del básquetbol mundial.