En la primera fecha doble, la Selección estuvo a un pelo de quedarse con cuatro y se tuvo que conformar con uno. Si le sumamos la mano de Coates hasta pudo arrimarse a los seis. Pero lo que pudo ser y lo que fue son dos cosas distintas y esa derrota agónica con Uruguay sumada a ese empate agónico con Colombia plantea un escenario cuesta arriba: contra Perú y Venezuela hay que ganar los seis puntos. Con cuatro el panorama se complica y, con tres o menos, la línea de clasificación se pierde en el horizonte.
Todos los puntos valen igual, pero no todos los rivales son iguales. Históricamente la clasificación al Mundial ha tenido elementos concordantes: ganarle a Perú de local y ganarle a Venezuela de visita. Podemos hacer la excepción de Francia 1998, donde apenas se empató con los venezolanos en Barinas, pero fue el debut eliminatorio y después se compensó con un empate en Buenos Aires. Lo de Perú no es negociable. Hay que ganar siempre en casa. Siempre. Incluso varias veces se les ha ganado y no se ha clasificado. Al contrario, cuando se empató, Chile quedó fuera invariablemente.
Una vez más, como ha sido la tónica desde que la generación dorada comenzó a descascararse, se llega a esta fecha doble con un plantel disminuido y varias nominaciones polémicas por parte de Reinaldo Rueda. No voy a dar nombres propios por respeto a los jugadores llamados quienes, sin cartel, sienten que hicieron un gran esfuerzo para estar en Juan Pinto Durán. El tema de fondo es otro: sería bueno que de una vez por todas tanto el entrenador como la ANFP transparenten el conflicto que hay entre la Selección y Universidad Católica. Hay varios jugadores que podrían y deberían estar, pero sin explicación técnica coherente, no son llamados. En la Selección deben estar los mejores del momento y los puntos se necesitan ahora. Ni el entrenador ni el club pueden darse gustos personales o dar lecciones usando la camiseta roja como moneda de cambio. No ir a un Mundial sale muy caro a toda la actividad.
La impresión, y no hay que ser muy avispado para entenderlo, es que Rueda tiene 14 o 15 jugadores como mucho. El resto de los nominados están para completar un equipo reserva en el entrenamiento, porque el técnico ni piensa en ponerlos. Ya lo vimos contra Colombia: Sánchez lesionado y el equipo fundido, y a Rueda hubo que sacarle los cambios con un sacacorchos. Es grave esto: llamar jugadores que no piensa usar porque él sabe que no están para la velocidad y el ritmo internacional, en desmedro de otros, que no le gustan, tuvo algún conflicto anterior o por estar peleado con sus clubes, y sí podrían ayudarle en determinados momentos. Así de claro. En fin, como dice un amigo mío: suerte y a la pista, no hay margen esta vez.