Nick Kyrgios es una de las figuras polémicas de los últimos años que ha llamado la atención por su comportamiento y estilo de juego dentro de la cancha. El australiano de 27 años y actual número 40° del ranking ATP es el próximo rival que aparece en el camino de Christian Garin en Wimbledon.
El australiano, quien esta vez escapó de sus polémicas, no ocultó su sorpresa por la hazaña de la primera raqueta chilena, quien venció por 2-6, 5-7, 7-6(3), 6-4 y 7-6(6) a Alex de Miñaur.
“Garin es un guerrero, eso es seguro. Cuando juegas contra alguien como Alex de Miñaur, y estás dos sets a cero abajo, sabes que es un largo camino para volver al partido. El hecho de que pudo mantenerse concentrado por tanto tiempo y acabar derrotando a alguien como De Miñaur es casi imposible. Sé que él se va a sentir confiado en sus posibilidades”, declaró el aussie.
También aprovechó de confesar que para él, tener a Garin en frente en cuartos de final es una gran sorpresa. “Lo veo como una gran oportunidad. Entré a Centre Court sabiendo que el score estaba dos sets a cero a favor de De Miñaur. Estaban en una batalla. Estaba esperando enfrentar a Alex. Pero luego salí del partido y me dijeron que ganó Garin. Eso fue sorprendente”, concluyó.
El niño terrible del tenis
El oceánico es conocido por tener un estilo único dentro de la cancha. Enfrentando a los jueces, el público y a sus compañeros de profesión. Incluso, intentando provocarlos con saques bajos o bien, no esperando a que estos se acomoden al momento de recibir.
Y estas situaciones lo han acompañado incluso en esta edición de Wimbledon. Fiel a su estilo, reconoció que había escupido a un espectador y justificó su acción en la conferencia de prensa posterior al enfrentamiento.
“Fue una falta de respeto. Alguien me insultó, me dijo que era una mierda, desde el público. ¿Es eso normal? No. No entiendo por qué ocurre todo el tiempo”, señaló en la oportunidad.
“Amo Wimbledon. No tiene nada que ver con el torneo. Es simplemente una generación de gente que se cree que por estar en redes sociales tienen derecho a decir lo que quieran y lo siguen haciendo en la vida real. Menos mal que hay una valla que me impide hacerles algo”, continuó el australiano.
“No sé por qué esto es algo que la gente hace solo con los deportistas. Quiero decir, nadie va a un supermercado y se acerca a alguien que está haciendo su trabajo y empieza a faltarle al respeto. Esto es algo que cada vez ocurre más en el deporte. No pienso que esté bien”, continuó.
Pero además del público, otros jugadores y los propios jueces han debido enfrentar su estilo. En el choque por los dieciseisavos de final contra Stefanos Tsitsipas, el griego arrojó una pelota a los espectadores tras caer en el segundo set.
Por esto, Kyrgios encaró al juez de silla: “Debe ser descalificado, ¿eres tonto o qué?”, empezó. “¿Se puede hacer eso?, ¿tenemos que esperar que lesione a alguien del público? Es una vergüenza, llamen a los supervisores”, continuó en sus reclamos. Finalmente, con su característico tono irónico, el tenista comentó, ofuscado. “Si yo hago esto… Dios mío”.
Luego se conoció que a ambos tenistas se les impuso una multa. 4.000 dólares de castigo para Kyrgios y 10.000 para Tsitsipas por su comportamiento.
Apuntando al blanco de Wimbledon
Una de las características del Grand Slam que se disputa sobre hierba es su estricto código de vestimenta que impone que los participantes deban vestirse de blanco y solo permite algunos detalles en otro color, situación que debe cumplirse desde el momento en el que están en los alrededores de la cancha.
¿Y cómo enfrenta esto Kyrgios? Pues irritando a la organización. Tal como se pudo ver en el último duelo por los octavos de final, tras vencer a su rival se cambió las zapatillas y gorro de color blanco a unos de un llamativo rojo para entregar las primeras declaraciones a la transmisión oficial y al público presente en la cancha, donde además informó la forma en la que se recuperaría del duelo. “Necesito una copa de vino esta noche, eso seguro”, comentó.