Nicolás Jarry (42º ATP) se despide del US Open. Lo hace frente al experimentado John Isner (11º), que en Nueva York sufrió para poder avanzar a la tercera ronda del último Grand Slam del año. Cayó por 6-7 (9), 6-4, 3-6, 7 (7)-6 y 6-4 en una batalla épica, donde el chileno complicó al gigante de Greenboro, llevándolo a la incertidumbre hasta el final, en 3 horas y 38 minutos de juego.

Desde el arranque, Nico comenzó a demostrar el buen nivel que ha adquirido sobre el cemento. Se adueñó saque de tal forma que durante sus tres primeros servicios a Isner en cero. Los golpes le dolieron al norteamericano que, pese a su experiencia, vio como el joven chileno consiguió llevar la definición del set al tie break. Allí, Jarry se hizo gigante, imponiéndose al noveno punto.

En la segunda etapa Isner retomó la confianza. Su gran saque le valió para doblegar a Jarry, que pese a oponer resistencia y mostrar un gran juego de revés, no pudo ante los embates del dueño de casa, que termino llevándose la manga con claridad.

El tercer set fue el mejor para Nico. Fue aquí donde mejor se mostró, pese a que en el inicio tuvo un par de desaciertos en su juego. Pero una vez rompió el saque del norteamericano que todo cambió. Poco a poco , Isner comenzó a salirse del partido. Llegó incluso a romper su raqueta ante el desazón, al ver que todo lo que Jarry golpeaba terminaba en punto. Lo mejor llegó al final para el chileno, cuando con pese a contar con dos puntos de set, cerró todo con un ace, el 14º del match.

Agobiado ante los desaciertos, Isner intentó dar caza a Nico en el cuarto set. Los aces, su gran arma, fueron la llave con que intentó abrir esa puerta. Pese a estar más fino que el chileno en la definición, la inspiración de Jarry, favorecido por el aliento de varios compatriotas que llegaron al Grand Stand, permitió soñar con la hazaña. Logró nuevamente llevar la definición de la manga al tie break, donde cayó por 7-2.

Las ampollas en los pies complicaron al de Vitacura, que entró a la última manga con un notoria fatiga. Pese a ello, consiguió exigir al máximo al rival. No fue suficiente. Las casi cuatro horas de juego hicieron de Nico no pudiera reaccionar. Eso, y el enorme crecimiento de Isner, que terminó doblegando al chileno.