En la ceremonia de apertura de Pyeongchang, Nicolás Bisquertt no fue el abanderado chileno. Sin embargo, el más joven de la delegación chilena ya era el gran candidato a ser la figura. Y a sus 19 años no sólo cumplió con esa expectativa, sino que también estableció una nueva marca para el paralimpismo invernal del país.
En la categoría de competidores sentados, el debutante en la cita - parapléjico desde 2012, tras un desastroso accidente en moto - fue noveno en el slalom y 13º en el descenso, superando así registros históricos de Chile, como el puesto 14 de Patricio Morandé en el slalom gigante de Salt Lake City 2002 y el 20º lugar de Jorge Migueles en Sochi 2014.
Y tras sólo tres años en el alto rendimiento, en los cuales ha sumado resultados como dos top 10 de la Copa del Mundo de Kimberley (Canadá), en febrero, y podios en otras citas, el joven anhela las principales preseas del mundo. De vuelta en Santigo, atiende a La Tercera.
Usted dijo que podría estar entre los cinco mejores u obtener una medalla. Entonces, ¿está satisfecho con su desempeño?
En el descenso me fue como me esperaba. Y en el súper gigante iba muy bien hasta los 35 segundos de la carrera, con un segundo de ventaja ante el ganador, pero me salí. Cuando vas tan rápido y al límite, cualquier error te puede llevar a salir de la ruta. Me abrí mucho en una línea y quedé fuera. En el slalom gigante, iba quinto en la primera manga y, en la segunda, decidimos arriesgarnos más. Pero caí en una curva y quedé fuera de nuevo. Y la primera manga del slalom estuvo difícil, pero logré ir más rápido en la segunda y terminé noveno. Estoy feliz con los resultados, porque tenía una meta muy ambiciosa y estuve muy cerca de cumplirla. Estuve ganando por algunos segundos en el súper gigante.
Y logró alcanzar el mejor resultado de un chileno en Juegos Paralímpicos.
Para el tiempo que llevo, fue algo muy bueno. Logré esa marca, pude romper mis propios récords y, además, por la poca experiencia que tengo, nunca pensé que el desenlace sería tan bueno. Me había ido mal en los entrenamientos oficiales.
¿Se ve con una presea en la próxima cita?
Sí. Voy muy cerca. Ya no iré por un puesto entre los top 5 o top 10. Iré por una medalla. Pero mi próximo objetivo es pelear una medalla en el Mundial de 2019. Eso sí, por ahora vuelvo a Chile para hacer preparación física y aprovecharé para avanzar un poco más en mis estudios de Ingeniería Civil en la Católica.
Usted obtuvo resultados históricos, pero sus compañeros abandonaron todas sus pruebas.
El abandono no muestra la falta de esquí. Lo que muestra es que uno va tan al límite, pero tan al límite por ir por un buen puesto, que hay más riesgos de caerse. Terminar una carrera no significa tener un buen esquí. Para lograr un buen nivel tienes que ir al límite; si no es así, no salen esas cosas. Los abandonos son por eso. Venimos todos con tan buen esquí que somos muy ambiciosos en lo que queremos. Nos tiramos a ganar.
Su carrera comenzó hace sólo tres años, pero ya es el mejor de Chile.
La verdad es que siempre me sorprendí, en cada carrera en la cual me iba mejor me sorprendía más. Yo nunca pensé que iría tan bien. Pero son los frutos de todo el equipo. A pesar de que sea un deporte de resultados individuales, nosotros entrenamos y competimos juntos y nos aconsejamos. Y siento mucha gratitud hacia mi entrenador Carlos Torres. Y también a la Fundación Andes Mágico.
¿Siente esa responsabilidad de ser el referente?
No lo sé. Yo siempre me enfoqué solamente en esquiar y pasarlo bien: ésa es la mejor forma de obtener resultados. Sé que estoy esquiando mejor, pero de repente uno no se imagina cuánto. En este año tuve podio en toda carrera que iba y no me lo podía creer. Obviamente entreno para ganar, pero mi enfoque siempre es en pasarlo bien esquiando de la manera más rápida y constante posible.