Termina la navidad y Nicolás Díaz (21) aprovecha de descansar con su familia en México. Son los días posteriores a una mala temporada con el Mazatlán, lo que para nada arruina su balance anual. Es más, 2020 fue el año donde debutó con la Roja, ante Uruguay en el Centenario.
¿Cómo estuvo su navidad?
Fue la primera fuera de casa, en México. Vino mi mamá, hermana chica y sobrino. Yo siempre la pasaba con todos en mi casa, pero ahora por la pandemia tuvimos pocas vacaciones en el verano. El Paulo ni tuvo. Pero no me sentí solo como lo pensé.
¿Y su padre, Ítalo?
Acá el Covid está elevado. Él tuvo un accidente y si se le pega es muy peligroso, lo estamos cuidando.
¿Cómo evalúa su primer semestre en México?
Bien, vine a buscar un posible llamado a la Selección y se dio. Y me ha ido bien acá.
Es titular siempre. ¿Se esperaba agarrar puesto tan rápido?
Pensé que no iba a ser tan rápido, ya que el técnico era mexicano y a mí me había pedido Pablo Guede. En mi mente pensé que no me iba a tener en cuenta, pero me lo fui ganando poco a poco en la pretemporada y desde los primeros partidos comencé a jugar. Jugué 14 de los 16 partidos.
¿Cómo lo trataron Valdivia, Jara, Millar y compañía?
Nunca pensé que iba a estar con tres mundialistas, dos de ellos campeones de América. Me trataron muy bien y siempre que había un ratito libre nos juntábamos a tomar desayuno. Buen ambiente.
¿Ya se siente la falta del Mago?
Sí, por la buena onda y futbolísticamente. Siempre estaba tirando tallas, Jarita también. Ahora quedamos tres chilenos, éramos siete.
Compartía posición con Jara. ¿Aprendió algo de él?
Muchas veces nos tocó jugar juntos y me daba consejos, de qué tenía y no tenía que hacer. En lo personal es muy buena persona.
¿También le enseñó mañas?
Sí, obvio. La chispeza, como dijo Gary, también se aprende.
¿Se proyecta en México?
Sí, y si me toca irme a un equipo más grande, aunque estoy feliz acá, bien también.
¿Cómo anda la pandemia allá? Hasta jugaron con público.
Los únicos fuimos nosotros, los últimos dos partidos. No hubo problema, creo que no hubo contagiados. Pero ahora será difícil que se vuelva a repetir. Empezó a subir de nuevo. Uno trata de cuidarse harto, pero igual es peligroso.
Lo que marcó su año fue la nominación a la Roja.
Me llegó de sorpresa. Me costó asimilarlo. Ir a una selección adulta a los 21 años igual es chocante. Orgulloso, no sabía qué hacer, me quedé sin palabras, muy feliz.
¿Qué tan sorpresa? ¿Se enteró con la nómina?
No, antes. Primero me dijeron que estaba en la prenómina, que son como 40 jugadores. Después me dijeron que iba a ir, te mandan los pasajes y todo ese tema.
¿Cómo reaccionó?
Me puse muy feliz, le dije a mi novia y luego llamé a mis papás. Le conté a mi hermano también, que fuimos nominados juntos. No sabía qué hacer, estaba muy feliz.
¿Rueda lo llamó?
No, el coordinador. Mandan la carta al club y desde el club me avisaron.
¿Lo recibió bien el camarín?
Siempre hay buen recibimiento. También estaba con mi hermano, entonces, no fue tan difícil. Los grandes te saludan bien, te dan consejos; eso da confianza y ganas de hacer las cosas bien.
Su papá también fue seleccionado. ¿Qué le aconsejó?
Que siga trabajando, que si hacía las cosas bien esto iba a llegar tarde o temprano.
Lo mandaron de titular de inmediato y ante Uruguay en el Centenario. ¿Inesperado?
Nunca pensé que iba a jugar, pensé que iba a ir a la banca, no sé. El mismo día del partido en la mañana el profe me lo dijo. Cuando Rueda me dijo que iba a jugar estaba un poco cagadito. Pero bien. Mucho nervio. El profe da la charla en la mañana y dio la alineación de quién iba a jugar. En la semana yo había practicado como suplente, con otro 11. Luego llegó la charla y dice que tiene una modificación. “Ojalá que no sea yo”, pensé. Después pone la alineación en diapositivas y salgo yo. Me va a tocar enfrentar a Uruguay en el Centenario. Y nada, después nerviosismo, no pude ni dormir la siesta. Al principio me costó jugar, estaba muy nervioso, pero después me fui soltando.
En el primer tiempo se notaron sus nervios, en el segundo hasta pasó por la banda.
En el primero estábamos medio desordenados porque estaba jugando de lateral y me atacaban tres por mi lado. Después en el camarín se habló y ya tuve más libertad para marcar y pasar al ataque.
Hasta a Suárez marcó.
Fue algo muy lindo. Uno se prepara para esos escenarios. Gracias a Dios lo hice bien y se vio reflejado en la cancha.
¿Qué le decía Paulo?
En el camarín justo nos sentaron al lado y me dijo que estuviera tranquilo, que hiciera las cosas que siempre hago cuando juego en México. Me dio confianza estar con él y fue un orgullo grande.
Su papá era el más chocho.
Se enteró cuando vio la alineación en la tele. A mí me avisaron el mismo día que iba a jugar y no llamé a nadie, no me metí al celular, estaba pensando solo en el partido. Fue algo lindo, me dijo que se había puesto a llorar de emoción. Fue un orgullo para mi familia.
Y en el plan inicial, ¿quién debía ser el lateral izquierdo?
Sebastián Vegas de lateral y Enzo Roco con Francisco Sierralta los centrales.
¿Rueda le explicó el cambio?
No, dijo que tenía una modificación nomás.
Quizás lo vio bien en los entrenamientos.
Sí, a lo mejor.
Pero en el siguiente partido, ante Colombia, le tocó estar en la banca. ¿Lo entendió?
Me hubiese gustado seguir, pero si él pensó en poner a Vegas también lo tomé bien. Si me toca jugar, bien; si no, voy a apoyar.
¿No está quebrado el camarín?
Yo lo vi bien, ningún problema de convivencia. En los camarines no todos se pueden hablar igualmente, pero en la cancha ningún problema. Todos remaban para el mismo lado.
¿Qué opina sobre la inminente salida de Rueda?
A mí me gustaría que siguiera. Es el único técnico que ha apostado por jugadores jóvenes en la Selección. Si le toca partir, ojalá le vaya bien. Y si sigue en la Selección, sé que puede revertir esa imagen que tiene la gente de él. Puede hacer las cosas bien en Chile.
¿Cree que eso le afecte?
A cualquiera le hace mal que le tiren tanta mala vibra. Lo mismo pasó con Sagal, que es un jugadorazo. Yo creo que la gente lo hundió con tanta mala onda.
¿Y Rueda se despidió de usted?
No, nada.
¿Sus deseos para el 2021?
Hacer las cosas bien acá en Mazatlán y ojalá ser llamado a la Selección nuevamente.