El 12 de enero de este año, Nicolás Jarry había jugado por última vez un partido en el circuito. Ese día cayó en la ronda final de las clasificaciones del ATP de Adelaida. Cuando era 77 del mundo y aún no se hacía oficial su suspensión tras dar positivo en un control antidopaje por la presencia estanozolol y ligandrol en su cuerpo.
Tuvieron que pasar 316 días, un proceso en el que justificó su caso por una contaminación cruzada en unas vitaminas, reconoció haber infringido el reglamento antidopaje y aceptó un castigo de 11 meses y la pérdida de su ranking. Hasta que llegó el ansiado momento de volver a entrar a una cancha por los puntos. Lo hizo en el Challenger de Lima, al que llegó gracias a un wild card de la organización, lo que le permitió enfrentarse al peruano Nicolás Álvarez (350º) en la primera ronda del certamen. Y si bien cayó por 6-2, 2-6 y 6-2, al menos se reencontró con lo que más disfruta hacer.
En el ansiado regreso, el pupilo de Dante Bottini comenzó con un ace, uno de los puntos altos de este retorno. Sin embargo, la larga inactividad le pasó la cuenta en el primer set, donde si bien luchó palmo a palmo, su rival le quebró en dos ocasiones consecutivas para encaminar la primera manga y quedarse con un marcador más expresivo de lo que pareció el trámite.
Con el correr del encuentro, Nico se sintió mucho más seguro con su juego, mejoró con la devolución y también conectó varios tiros ganadores, al tiempo que su rival también perdía consistencia en sus tiros y fallaba más de la cuenta. Esto le permitió al chileno romper en el sexto juego y, luego, en el octavo para nivelar el encuentro y llevarlo a una definición en el tercer parcial. En todo momento, el ex número 38 del mundo se dio aliento e intentó conservar una actitud positiva, disfrutando de este regreso, más allá del resultado.
En el último capítulo, las cosas partieron mal. Un quiebre inmediato le facilitó el trámite al jugador local. Jarry amenazó con romperle en el cuarto juego, pero dejó ir las dos posibilidades que tuvo. Por el contrario, su rival sí fue efectivo y en el siguiente game logró una nueva ruptura. No obstante, el nieto de Jaime Fillol no bajó los brazos y recuperó un break de inmediato. Pero su irregularidad no le permitió conservar su saque y su adversario está vez no dejaría escapar la opción, cerrando el partido en dos horas y nueve minutos.
El tenista nacional deberá seguir buscando invitaciones para competir, pues la derrota en la capital peruana le impidió sumar unidades para el ranking.