Nicolás Jarry (Santiago, 11 de octubre de 1995) vive un momento pleno. Un 2023 en el que ha superado todos sus números. De hecho, a partir del lunes será el flamante número 22 del mundo, la mejor ubicación de su carrera. Además, tiene motivos de sobra para ser feliz: hace un par de semanas nació su segundo hijo, Santiago, quien se suma al popular Juanito, ya de un año y cinco meses. En su rol de padre, cuenta que le ha cambiado varios pañales al mayor de sus retoños y que una enfermera está ayudándoles a él y a su esposa Laura con Santi en estos primeros días. “He intentado estar con él y hacerlo dormir de vez en cuando, pero poquito, porque duerme mucho”, confidencia sobre los objetivos de su visita relámpago a la capital antes de partir a Bolonia para defender a Chile en la fase de grupos de las Finales de la Copa Davis.
Es miércoles y llueve intensamente en Lo Barnechea. La conversación con El Deportivo se lleva a cabo en una pequeña mesita sobre la que hay un exclusivo tablero de ajedrez de la línea de Garry Kasparov, propiedad del suegro del tenista, y con la particularidad de que los visitantes deben sacarse los zapatos para mayor comodidad. En esa sensación de relajo y calidez se lleva a cabo esta conversación, que pasa por los más variados temas en poco más de 15 minutos.
¿Cómo describe este último mes, pensando en las emociones que vivió?
Emocionante, intenso y de mucho cambio. Muy bonito, también. Emocionalmente había muchas cosas pasando. Después de un buen año, querer hacerlo bien en el último Grand Slam, estar separado de la familia porque Laura se vino a Chile, ya que en el último mes de embarazo no podía viajar... Entonces, volver a viajar solo después de mucho tiempo y después preparar el nacimiento con el poco tiempo que había... Entre tantas cosas, fue un desafío especial.
¿Cómo vivió esas horas previas, el retirarse de Cincinnati y el viaje rápido a Santiago? ¿Hubo incertidumbre?
Fue controlado, así que no hubo mucha incertidumbre. Lo teníamos hablado con Laura y los doctores que en el momento que ella sintiera que se iba a acercar y que el doctor tuviera un poco más de certeza, porque uno nunca sabe y puede suceder cualquier cosa, yo me venía. Ella fue al doctor, le dijeron que mejor estuviera acá y vine a acompañarla y a ayudarla en los últimos días.
Tener que regresar tan rápido a Estados Unidos no debe haber sido fácil. ¿Cómo lo enfrentó?
Fácil no fue, pero desde chico he sacrificado muchas cosas por el tenis. Entonces, el querer estar haciendo algo y no poder hacerlo por el tenis, es algo medianamente normal. Y además, ya era algo bien hablado con Laura y estaba igual mentalmente preparado. Los primeros días de adaptación en el US Open fueron bien intensos para intentar jugar bien y ojalá ganar un partido. Se logró hacer eso y terminó todo saliendo bien.
Pocas veces se le ha visto tan emocionado en público, pero se quebró ante las cámaras. ¿Cómo fue ese momento?
Pasó después del primer partido. Fue un lindo momento. Además, había sido un partido muy emocional, difícil, donde terminé muy cansado. Preguntar de la familia en un momento así no es fácil (ríe).
¿Qué aprendizaje le está dejando esta temporada?
Mucho. Cada semana logro sacar algo positivo de lo especial de estar en familia; de lo difícil que es el tenis y su soledad; de que puedo competir contra los mejores; de que físicamente estoy muy bien; de que mentalmente cada vez estoy más fuerte. He aprendido mucho como marido también; de cómo poder estar ahí para otra persona, siendo esa persona mi mujer. Porque no es fácil para nadie todos los desafíos de formar una familia. Mis hijos me han enseñado mucho lo que es una felicidad plena.
Este año mejoró sus números en todos los Grand Slams que jugó. ¿Qué cambió y cuánto falta para llegar más lejos?
Lo que logré en los Grand Slams era lo que cualquier jugador desearía: ser consistente. Además, en Roland Garros gané tres partidos. Fue muy bueno mi resultado ahí y eso lo atribuyo a todo el trabajo que hice en estos últimos tres años; al trabajo diario. Nada específico, sino al trabajo diario de siempre empujarme; de siempre querer superarme; de siempre querer terminar el día mejor que lo que uno lo empieza; del hacerme cargo de mi vida. El tomar las riendas de tu vida te hace ganar confianza; te hace saber que uno puede sacar resultados; que uno tiene el poder de lograr cosas. Enfrentándose a cualquier cosa; hablando de un tema importante con la familia, con el equipo o con tus padres; enfrentándose a los miedos propios... Y todas esas pequeñas batallas te van dando confianza y más energía para ir a la siguiente. Y después uno llega a los Grand Slams, donde es todo mental, con una fuerza bastante mayor a los partidos.
Usted decía que se había autosaboteado en el partido ante De Miñaur. Le traslado esta misma pregunta a la opción de ser top 20. El lunes va a ser 22 del mundo. ¿Le puede generar ansiedad? ¿Cómo lo controla?
No me genera una ansiedad porque yo quiero jugar bien y quiero ganarles a los mejores. Nunca ha sido el ranking una traba o un deseo. He logrado ser bien consciente de que el ranking es una consecuencia de un buen o un mal trabajo. Sé lo que tengo que hacer fuera de la cancha y dentro de ella y tengo que enfocarme en eso. Cuando uno no se enfoca en eso por miedos o deseos, uno pierde un poco más el control y deja de pensar en lo que de verdad importa y ahí uno empieza a equivocarse.
Carlos Alcaraz dijo que lo veía peleando el top ten. ¿Se siente preparado para dar ese salto al siguiente escalón?
Yo sé que puedo jugar contra los mejores de igual a igual y ganarles... Lo he demostrado, pero me falta todavía ser más consistente y vencer aún más las trabas mentales que tengo, de ansiedad y cosas, pero sé que tengo todo lo necesario para estar ahí. Y justamente como decía, al final es el resultado de un buen trabajo y tengo nada más que seguir por la misma línea; seguir trabajando duro y nunca dejar eso o dejarme llevar porque me está yendo bien, ni relajarme, sino que tratar de mantenerme lo más humilde posible y enfocado en lo que hay que hacer.
¿Le da una mayor responsabilidad llegar a la Copa Davis como número uno y al borde del top 20?
Me ha tocado varias series ser el número uno y tener una cierta responsabilidad de sumar puntos y estoy acostumbrado a lo que eso significa, pero al mismo tiempo sé que la Davis es un equipo, uno no la puede ganar solo. Entonces, no importa mucho la responsabilidad que sienta. Hay que enfocarse en que todo el equipo esté bien, de que toda la energía del equipo sea la óptima y así es como uno puede tener chances de ganar. Estamos hablando de las Finales, del Grupo Mundial, donde todos juegan bien. Es donde los detalles son los que hacen ganar el partido y es ahí donde se necesita un buen equipo, buenos compañeros. Nosotros tenemos un buen equipo, tenemos una buena amistad y buena onda, es lo que nos caracteriza. Lo único que podemos hacer es hacer buenos partidos. Es segunda vez que estamos en las Finales, cada uno está más maduro y sabemos que si en esta no nos va bien, vamos a tener otra y otra. De ahí tenemos que seguir creciendo como equipo, como ya lo estamos haciendo individualmente.
Con las numerosas bajas de los rivales, ¿aumentan las posibilidades de Chile?
Claramente va a ayudar a nuestro favor. Creo que somos el único país con el equipo completo. Entonces, hay que intentar aprovecharlo. Al final, uno tiene oportunidades y tiene que hacer todo para aprovecharlas. Es una motivación extra, pero no quita que nuestro trabajo es darlo todo y enfocarse en lo que hay que hacer. No en el resultado.
¿Hay algo que le haya sorprendido de usted este año?
[Silencio] Podría ser el que pueda estar enfocado en mi familia y el tenis. Es algo que me sorprendió un poco que lo haya manejado bastante bien y que mi hijo me quiera mucho, que pueda estar ahí para él y que al mismo tiempo me esté yendo bien en el tenis y pueda enfocarme bien en la cancha cuando lo estoy haciendo.
¿Pudo escuchar la crítica de Harold Mayne-Nicholls a su ausencia en los Juegos Panamericanos Santiago 2023?
No estuve muy al tanto, porque estaba enfocado en lo mío. Si puedes decirme qué dijo, te puedo comentar. Sé que él es el director ejecutivo a cargo y obviamente va a velar por el evento, y yo sé que el evento sería mejor conmigo estando ahí, pero hay cosas que lamentablemente no se pueden.
Dijo que no hay nada más importante que jugar por Chile...
Si dijo que no hay nada que impidiera no sabe que yo tengo un trabajo, pero no creo. Yo creo que él sabe y estaba defendiendo su postura como director ejecutivo y estaba haciendo nada más su trabajo.
¿Imaginó que iba a ser tan bueno este año?
No, no imaginaba que fuera tan bueno. Yo creo que justamente por no imaginármelo, me ha ido tan bien, porque he estado enfocado en intentar mejor y darlo todo y que el resultado sea confiando más en el proceso y en todas las horas que he estado en cancha.