Nicolás Jarry se despide de Wimbledon haciendo sufrir al número uno del mundo Carlos Alcaraz
En un gran partido, el mejor tenista chileno cayó ante el español en cuatro sets. Sin embargo, dejó una muy buena impresión en La Catedral.
No todos los días se juega en la Cancha Central de Wimbledon ni menos ante el número uno del mundo. Sin embargo, Nicolás Jarry (28º ATP) lo hizo con naturalidad y fiel a sus convicciones tenísticas frente a Carlos Alcaraz, en la tercera ronda del Grand Slam británico. En la previa, el chileno decía que su rival era humano y que se le podía hacer daño. Algo factible, pero que dependía de muchos factores. Los más importantes, mantener la concentración a tope y minimizar la cantidad de errores no forzados, lo que por muchos momentos consiguió. Y si bien cayó por 6-3, 6-7(6), 6-3 y 7-5, dejó un gran impresión en La Catedral.
Bajo el techo cerrado por la lluvia, ambos jugadores mantuvieron su servicio con algunas complicaciones en el comienzo del partido, pero sin opciones de quiebre. No obstante, todo cambió en el octavo juego, cuando el chileno tuvo sus únicos instantes de duda. No estuvo tan preciso sirviendo y quedó sometido a los intercambios con el español. Ahí, un error no forzado de Nico le permitió a su rival quebrarle por primera vez y sellar la suerte del primer set con su saque. Una manga muy pareja, que se definió por esos mínimos detalles.
Un set de lujo
A pesar del golpe, el número uno del país siguió creyendo y manteniendo una actitud positiva. Con tiros muy profundos, un primer servicio impecable y gran éxito en la devolución logró por fin romperle al hispano en el segundo juego del segundo set y darle un giro al partido. Su tenis, en ese momento del encuentro, se volvió un problema importante para el murciano e incluso estuvo a punto de quedar 4-0.
En el quinto game, el chileno salvó con gran temple dos puntos de quiebre para conservar su ventaja, pero las dudas volvieron a aparecer, justo en el momento en que estaba todo bien encaminado. Una mezcla de aciertos y errores no forzados del pupilo de Juan Ozón y César Fábregas le permitieron al número uno del planeta recuperar el rompimiento en el séptimo juego. Tras el quiebre, ambos mantuvieron su saque y llevaron todo al tie break.
El desempate se jugó a un altísimo nivel de parte de ambos. Nico logró aguantar la avalancha de tiros de Alcaraz e, incluso, salvó un punto set con su servicio, con el que estuvo muy sólido. En el momento preciso, devolvió a la perfección, lo que le permitió ganarlo por 8-6. Un merecido premio al nivel que mostró en ese capítulo del encuentro.
Con un escenario sumamente parejo, el desafío era mantenerse en esa sintonía que lo llevó a igualar el duelo, con el consiguiente desgaste mental que eso implica. Ya en el segundo juego de la tercera manga se vio obligado a extremar recursos para salvar dos break points. Sin embargo, no tuvo el mismo éxito en el siguiente turno con su servicio. Un par de errores con la derecha le permitieron al español quebrar y recuperar la tranquilidad que había perdido.
El cansancio después de jugar tres días seguidos con alta intensidad empezó a hacer mella en el chileno. Cada vez se le hizo más difícil mantener los altos números que tuvo. Bajó bastante su porcentaje de puntos con el primer servicio y no estuvo tan preciso con las voleas cortas, algo que Alcaraz supo aprovechar muy bien, para cerrar el tercer set a su favor.
Un apretado desenlace
El cuarto parcial fue una lucha por administrar las últimas fuerzas para intentar llevar el encuentro a un quinto. Sin embargo, la mejor raqueta nacional no se iba a dar por vencido tan fácilmente y de entrada complicó a Carlitos. Le rompió el saque en el segundo juego y tomó una ventaja importante.
Al igual que en el segundo set, el nieto de Jaime Fillol tuvo la opción de ponerse 4-0, pero el europeo logró salir de los dos puntos de quiebre en contra para mantenerse vivo. También, tal como en ese momento, el español recuperó la ruptura. Lo hizo en el séptimo game y forzó todo a un emocionante desenlace.
En la recta final, el murciano sacó lo mejor de su repertorio para conseguir el quiebre definitivo y sellar con su saque -y con mucho sufrimiento- la clasificación a la cuarta ronda tras casi cuatro horas, en un partido donde Nicolás Jarry demostró que puede pelear entre los grandes.
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