Nicolás Jarry (120 ATPº) conecta una derecha paralela ganadora y libera un grito. El “dale” se escuchó en toda la cancha 10 de Flushing Meadows, donde el tenista nacional hizo su estreno en las clasificaciones del Abierto de Estados Unidos, un torneo que no disputaba desde 2019. El triunfo por 3-6, 6-3 y 6-4 sobre el argentino Facundo Díaz Acosta (228º) es una muestra de lo complejo que resultó el encuentro.
El comienzo no fue fácil para la tercera raqueta del país. Su servicio no estuvo del todo fino en el primer set, especialmente con el segundo saque. También cometió varios errores no forzados, que le permitieron al zurdo transandino tomar la ventaja y conseguir el quiebre en el sexto juego. De ahí no tuvo inconvenientes en cerrar el primer parcial.
Nico tenía claro que si quería avanzar a la segunda ronda no podía permitirse las mismas licencias que en la manga inicial. Acompañado del ruidoso aliento de una numerosa barra chilena, el pupilo de Juan Ozón comenzó a ganar su servicio con mayor facilidad y a poner en aprietos con la devolución a su rival. Así, en el cuarto game, logró el ansiado quiebre sobre el saque de Díaz Acosta y tomó una ventaja. El transandino logró recuperar la ruptura en el séptimo. Sin embargo, en el siguiente, Jarry logró otro break y luego pudo ganar su saque y llevar todo al último parcial.
Con mayor confianza en su juego y con bastantes tiros ganadores, Jarry tuvo el suficiente aplomo para no ceder. Por el contrario, logró un quiebre fundamental en el quinto juego, que le permitió encaminarse hacia la victoria, más allá de que esta noche no ofreció la mejor versión de su juego, pero fue suficiente para ganar.
Por el paso a la última ronda, Jarry se medirá con el estadounidense Bjorn Fratangelo (216º), quien dio cuenta en un emocionante partido del argentino Juan Bautista Torres (238º), por 7-6 (4), 3-6 y 7-6 (4).