Nicolás Jarry (Santiago, 11 de octubre de 1995) comienza la temporada con nuevas vibras. Después del espectacular repunte en 2021, donde pasó de no tener ranking a convertirse en el 142 del mundo, el tenista nacional busca volver al sitial que tuvo. En esta conversación con La Tercera tras la firma de su contrato con la marca de ropa japonesa Asics, Nico habla de su crecimiento y de sus sensaciones en la antesala del Chile Open.
¿Cómo han sido estos dos meses que van del año? Usted comenzó un poco más tarde que la mayoría de los jugadores.
Estoy contento con la decisión de no ir a Australia. Fue una decisión difícil, diferente, pero fue la adecuada en el momento en que la tomamos. Salió bien, la pretemporada en Estados Unidos fue muy buena. Pude hacer muchos de los avances que quería hacer: la parte mental y física; mejorar un poquito la explosividad. Siempre hay que trabajar más cosas, pero dentro de todo, quedamos contentos con el equipo. Después empezaron los torneos y logré entrar rápidamente en ritmo de partido en comparación con los demás, que ya venían con varios torneos encima. No me costó y pude traspasar lo aprendido en la pretemporada, jugué buenos partidos pasando dos qualys (Córdoba y Buenos Aires).
Cuando habla de mejorar la explosividad, ¿es porque había algún problema puntual con ese aspecto?
No es que me faltara explosividad, siempre falta todo. Siempre hay que mejorar. Si uno quiere llegar arriba, siempre falta. Pero al mismo tiempo uno tiene todo para poder competir. Si uno está saludable, uno puede competir y tiene que empujarse mentalmente. Nos enfocamos en todo, pero la explosividad es parte de mi juego; subir más rápido a la red. Soy un jugador de ataque y la explosividad siempre tiene que estar alta.
En varias de sus declaraciones ha salido el factor psicológico. ¿Ha agregado algo más a esa área?
No, con Juan (Ozón, su técnico) trabajamos mucho la parte mental. Me voy dando cuenta de que el tenis es mental, la vida es mental y cómo uno se toma las cosas; la energía, la positividad con la que uno afronta los problemas del día a día son claves, y la pretemporada es un momento especial, donde uno se empuja para dar el máximo estando cansado. Lo único que hacen los entrenadores, metafóricamente hablando, es romperte mental y físicamente y tú tienes que estar a punto para dar un buen desempeño, independientemente de los dolores y del cansancio que uno tenga. Lo trabajamos mucho con Juan y con psicólogos deportivos y también personales, y al final uno va creciendo y se va sintiendo bien mientras también va lidiando con los problemas personales.
¿Le quita el sueño ganar su primer partido en el Chile Open?
Motiva claramente porque es un ATP y significa harto para mí, pero sé que al mismo tiempo es un torneo de los cientos que voy a jugar y no es más que eso. Voy a disfrutarlo al máximo, lo estoy haciendo ahora, tal como el año pasado, estando con mi familia, con mis tíos, con mis primos... Mi objetivo es poder rendir, el año pasado rendí. Aunque haya perdido, fue un tremendo partido y eso es una victoria. Ojalá pueda ganar, pero mi trabajo es del día a día. Y si pierdo, al día siguiente igual me voy a levantar a seguir entrenando.
En poco tiempo se convertirá en padre. ¿Cómo vive ese proceso?
Por ahora está todo perfecto. Laura ha llevado muy bien el embarazo, ambos estamos muy contentos. Por ahora, sigo haciendo mi trabajo, que igualmente va a ser lo mismo después de que nazca. Yo también voy a estar enfocado en lo mío, pero teniendo una bendición de ese tamaño.
¿Ya saben si será niña o niño?
Se va a llamar Juan, como el papá de Laura... Juan Jarry...
Usted habla hoy de no ponerse objetivos… ¿Cómo ha ido desarrollando eso y cuánto cambió su visión en virtud de ese asunto?
Por suerte nunca me he puesto objetivos de ranking, siempre he pensado en logros que me gustaría realizar, pero uno no puede enfocarse en un resultado, porque no lo controla. Eso al final te genera ansiedad. Entonces, uno tiene que enfocarse en lo que sí puede hacer, que es despertarse cada día, tratar de ser lo más agradecido, entrenar con el máximo de energía posible y afrontar los problemas diarios y crecer. Mientras uno más crece, mejor va a ser. Si uno trabaja más que el otro, en algún momento va a ser mejor. Así es como piensan los grandes: no piensan en objetivos, usan los objetivos como motivación.
También comentó que estaba seguro de que Garin saldría de la situación en que está. ¿En qué momento se da cuenta usted de la forma de enfrentar este tipo de situaciones?
Ahora me estoy dando cuenta de muchas cosas. Desde que ocurrió lo de la sanción, mi objetivo fue ese: utilizar ese tiempo para mejorar, para entenderme; entender cómo funciona mi vida; quiénes son las personas que están, quiénes no; cómo me afecta la relación con cada uno; cuánto me importan las cosas, cuánto no. Yo he tenido mis problemas, él tiene los suyos y hay que ir trabajándolos. Esa es la meta de cada uno. Se cuentan con los dedos la cantidad de personas que han estado top 20 en algún deporte y Christian es uno de ellos. Para eso debes tener cualidades buenas y él tiene que saber usarlas para afrontar sus cosas.
Esta pregunta es simple, pero puede ser compleja. ¿Es feliz?
Sí. Es una muy buena pregunta, la mejor de esta entrevista y es lo más importante. Si uno no es feliz, tiene que tener la energía, la convicción, las ganas y los huevos para cambiar. Hay que ir sin miedo a hacer cambios en la vida. Yo pude hacer cambios difíciles, como dejar a Martín e irme de Chile y saber que el futuro uno no sabe lo que viene. Si el presente no te gusta, cámbialo y deja que el futuro te sorprenda. Mientras uno va siguiendo lo que uno quiere y lo que te dice tu cuerpo, va a ser más feliz.
¿Un sueño?
Sacar mi máximo potencial de tenis, en lo personal, y después tener una buena familia, que ya tengo, y que mi señora y mi familia sean lo más felices posible. Al mismo tiempo que el mundo pueda ser un mejor planeta e ir ayudando a los demás cuando se pueda sin interferir con el propio crecimiento.