Nicolás Jarry (139º) buscaba regresar a los cuartos de final de un ATP 500 después de cuatro años. Mucho había pasado desde esa última vez en el Conde de Godó, y en Río de Janeiro el chileno apuntaba a volver a meterse en esta instancia. Al frente estaba el español Pedro Martínez (76º), quien venía de eliminar a Christian Garin en la primera ronda. El valenciano asomaba como duro rival, pero Nico pudo salir airoso del desafío y se impuso por 6-2 y 6-2.

El número dos del país conocía muy bien las condiciones, ya en 2018 había sido semifinalista y hoy, con renovados bríos, demostró que esta temporada va por un nuevo despegue. Con más variantes en su juego, el pupilo de Juan Ozón no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de meterse entre los ocho mejores y quedar a un triunfo del top 100.

Alentado por un numeroso público en la cancha 1, la segunda en importancia, el tenista nacional quebró en el primer juego el servicio del hispano. Variando efectos con la derecha y atacando la red cada vez que su rival se quedó corto, intentó imponer sus términos desde un comienzo frente al europeo, que trataba contrarrestar desde el fondo con tiros profundos, por lo que los intercambios fueron mucho más largos que en el partido frente a Lorenzo Musetti.

De hecho, Jarry debió extremar recursos al máximo para salvar dos puntos de quiebre en el sexto juego. Lo hizo con gran decisión y tomando los riesgos necesarios frente a un adversario bastante aguerrido. Eso pesó para romperle después el servicio en el séptimo game, con una perfecta derecha sobre la línea, y empezar a cerrar el set con bastante más comodidad que lo que había sido el trámite del encuentro hasta ahí.

La consolidación

Luego de los 49 minutos que duró el primer parcial, el inicio del segundo fue un calco. El nieto de Jaime Fillol presionó a su adversario, cerrándole los ángulos y aprovechando su mayor velocidad de pelota, lo que le dio muy buenos resultados, pues consiguió el ansiado quiebre de entrada.

El chileno no aflojó. Su primer servicio anduvo sin problemas y muchas pelotas le quedaron muy cómodas para definir con la derecha, uno de los tiros que cada vez luce mejor en su juego. Además, consolidó esa tranquilidad que venía desarrollando desde la pretemporada en Barcelona.

Un nuevo quiebre en el quinto juego fue la lápida del encuentro. Nico no tuvo problemas para encarar la parte final del compromiso y así poder cerrar un nuevo triunfo, con un ace, estirando su racha sin perder sets desde su inicio en las clasificaciones. De hecho, no ha perdido más de cinco juegos por encuentro.

La victoria, además, deja a Nicolás Jarry a un paso de regresar al top 100 después de cuatro años. Para eso, necesita vencer al ganador del duelo entre el argentino Sebastián Báez (35º) y el peruano Juan Pablo Varillas (82º). También, un eventual triunfo le permitirá entrar como special exempt al cuadro principal del Chile Open.

Sigue en El Deportivo