Nicolás Peranic: “En Melipilla somos todos humildes y nadie tiene la vida resuelta”
El portero-héroe de los Potros nunca ha jugado en la división de honor. Le confesó a El Deportivo lo que sintió en la tanda de penales que lo llenó de gloria, cuáles fueron las claves para lograr el ascenso y qué pasará si le llegan ofertas.
Tiene 35 años. Nació en Argentina y el 2015 llegó a Chile para jugar por Magallanes. Tras volver a su patria por doce meses, retorna a este lado de la cordillera para fichar en San Marcos de Arica, cuadro con el que descendió perdió la categoría. Así terminó firmando en 2019 un contrato por tres años en Deportes Melipilla.
Lo que en ese entonces no sabía Nicolás Peranic es que 24 meses después se transformaría en el héroe de los Potros y en una definición de infarto a penales ante Unión San Felipe, donde atajó dos disparos (un tercero salió fuera del marco). Gracias a eso, conseguiría -por primera vez- boletos para jugar en Primera División.
¿Es cierto que usted tenía estudiado cómo le iban a patear los penales?
El cuerpo técnico y yo habíamos estudiado a los rivales y sabíamos dónde iban a poner la pelota. Pero en el momento de la tanda, también hay intuición y yo me la jugué por esperar un poquito antes de tirarme, para poder ver en la velocidad de la carrera si el jugador abría el pie o cruzaba la pelota. Por suerte, pude atajar dos, el otro se fue fuera y mis compañeros estuvieron muy certeros a la hora de definir.
¿Cómo lograron dominar la presión de un momento cómo ese?
Hicimos una charla grupal, donde les dije que no había que pensar en lo que pasó o en lo que pasará. Teníamos que vivir el momento, disfrutarlo, porque a menudo en el fútbol peleas cosas feas y no la posibilidad de ascender con la camiseta que defiendes. La tanda de penales era una motivación más que una presión para nosotros.
¿Y hubo alguna cábala?
Las cábalas son algo medio complicado, porque si no la cumples entras sugestionado a la cancha. Por eso yo prefiero no tenerlas. Lo que si influyó fue la comunión de grupo que logramos y el querernos como si fuéramos una familia.
Familia donde su nombre es toda una referencia...
Soy uno más en un grupo muy unido. El 80% del plantel lleva dos años peleando por llegar a Primera y en él están Gonzalo Lauler, que subió de Segunda a la B y ahora a Primera y también está José Luis Cabión, que lleva tres ascensos con este club y eso debe ser un caso único en el fútbol chileno. Por eso siempre supe que tarde o temprano se nos iba a dar este objetivo.
No sólo subió Melipilla, también usted...
Era una cuenta pendiente que tenía en mi humilde carrera. Y desde que llegué al club, luché todos los días por conseguirlo. Si bien uno puede jugar en la división de honor fichando en otro equipo, para mí era un sueño llegar a Primera con Melipilla. Y felizmente se dio y eso es una gran satisfacción para mí y para mi familia.
Pero podría pasar que llegaran las grúas de clubes que ya están en Primera... ¿aceptaría la oferta?
La parte económica juega un rol preponderante en nuestras carreras. Los jugadores de Melipilla somos todos humildes y nadie tiene la vida resuelta, por lo que quizás no puedas rechazar una oferta que te ofrezca tranquilidad en ese aspecto para el futuro. Pero yo tengo un año más de contrato y estoy muy cómodo acá. También depende de las ganas del club, pero yo feliz jugaría con Melipilla en Primera... Aunque ahora sólo quiero disfrutar de este logro y luego ver qué pasa en el futuro.
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