Torrey Pines sigue siendo un problema para Joaco. El campo le ha puesto las cosas difíciles durante toda la semana y pese a que la ronda del viernes ilusionaba con un despertar de Niemann, hoy vivió de todo en el US Open. Grandes golpes, problemas en el green, bogeys consecutivos y un clima hostil transformaron el sábado del chileno en una tormenta de emociones. Todo es turbulencia en el tercer major del año.

El desglose de la jornada sabatina demuestra aquello. Cierra el día igualado con el par, quedando con +2 en la general, algo que por ahora lo deja en el T30 del torneo, cuando todavía falta que los grupos principales terminen de jugar. Clavó cinco birdies y cinco bogeys, muchos de ellos de forma consecutiva. La palabra tranquilidad hoy no existió.

Y es que la tormenta comenzó de entrada. El bogey del primer hoyo (al igual que en el jueves) fue un aviso de que las cosas no serían simples. Logró salir del bunker ileso, pero en el green no encontró la claridad. Allí recayeron muchos de los dolores de cabeza de Niemann durante el día. El viento infernal de la costa Oeste y la tensión del momento provocaron muchos errores de Joaco cuando intentaba asaltar las banderas.

De hecho el primer birdie del día llegó desde una genialidad del chileno. Conectó un gran golpe desde 14 metros y clavó la bola dentro del hoyo. Aplausos por montones y la sensación de que Joaco aún tenía mucho por decir en San Diego. Remando desde atrás se metió dentro el corte. Hoy buscaba la misma fórmula para escalar posiciones.

Pero justo ahí partiría el primer momento de turbulencia. Del birdie del seis, pasó a bogeys en el siete y el ocho, volviendo a complicar el panorama. Joaco mostraba malestar. No sonreía mucho y gesticulaba cuando las cosas no se daban. Todo era tensión en California. Por eso el birdie del nueve trajo un poco de aire. Fue un momento de extremos, donde no había nada claro, salvo que la batalla entre Niemann y Torrey Pines iba a ser de golpe a golpe.

En un campo tan complejo como este, cada oportunidad debe ser aprovechada. Cuando la puerta se abre un poco, hay que entrar sin pedir permiso. Aquello se reflejaba cuando los suspiros de lamento se tomaron el green del 11. Joaco estuvo a centímetros de volver a descontar, pero solo quedó en anécdota. Nuevamente el campo se salió con la suya.

Y después de aquello, otro tramo revoltoso. Sumó un golpe en el 12, pero descontó de manera consecutiva en el 13 y el 14. Algo que volvió a perder valor, cuando en el 15 llegó otro bogey. No habían momentos tranquilos, demostrando que en un major solo sirve la grandeza. Pero todo terminó mejor cuando en el 18, aprovechó el hoyo más fácil del torneo para emparejar la cuenta del día.

Otros de los que sufrieron en este sábado fueron Bubba Watson (+2), Tommy Fleetwood (+3), Hideki Matsuyama (+3) y Phil Mickelson (+5). Torrey Pines no perdona a nadie, no importa la fama ni los trofeos.

Niemann buscará este domingo conseguir su mejor posición en un major. Para aquello deberá superar el T23 conseguido en el US Open del año pasado. Un sitial que por ahora corta en +1. Torrey Pines quiere seguir cobrando victimas, pero Joaco le va a dar la batalla. El mejor latino del circuito es un hueso duro de roer.

La tarjeta de Niemann: