“No está tan claro qué es lo que hay que hacer”: la misteriosa lesión de rodilla que tiene en vilo a Martina Weil
La atleta se someterá a una cirugía para extirpar un quiste de Baker, un problema común entre los deportistas, pero que tiene distintos orígenes, lo que en el caso de la medallista de oro genera incertidumbre. Dos destacados profesionales explican las complejidades de esta dolencia.
“Me hice una resonancia ayer (domingo) y mi doctor decidió que tengamos una reunión mañana con otro doctor para tener una segunda opinión, porque no es una lesión común y no está tan claro qué es lo que hay que hacer. Así que en teoría tendría la reunión mañana con mi doctor y otro doctor muy seco de rodilla y pabellón el miércoles. Así que eso. De verdad, muchas gracias por toda la gente que me ha escrito para desearme éxito en la cirugía. No es hoy, pero me voy a llevar todos sus mensajitos para el miércoles”. Con estas palabras la atleta Martina Weil comenzó explicando su situación médica.
La medallista de oro de Santiago 2023 dio más luces acerca de la extraña dolencia que la afecta. “Y para los curiosos que me han preguntado, tengo un quiste en la rodilla, que se llama quiste de Baker y me genera presión en los tendones y me ha estado molestando harto todo el año. Así que la idea es sacarlo y solucionarlo porque, pucha, me está doliendo caleta”, continuó la deportista, quien debió enfrentar con trabajo kinésico la previa de su exitosa participación en los Juegos Panamericanos.
¿Qué es el quiste de Baker?
Esta última parte de su testimonio es clave para entender la complejidad del problema, porque lleva adosada una cuota importante de incertidumbre. Para el médico traumatólogo y especialista en rodilla Alejandro Orizola, la situación tiene varios aspectos. “El quiste de Baker en el fondo es una bursa con líquido que aparece detrás de la rodilla. Ahora, esta bursa está comunicada directamente con la articulación. Entonces, para que te crezca como quiste la parte de atrás, para que se llene el líquido, algo tiene que producir líquido en la articulación. Y ese líquido, es como la marea, se mueve hacia atrás de la rodilla. Entonces, lo que importa, más que el quiste de Baker, es qué es lo que produce que se llene. Y ahí es donde tú tienes que ir a ver qué patología dentro de las rodillas te lo pueden producir. Entre ellas están las lesiones de cartílago y las lesiones de menisco, generalmente”, sostiene.
En esa línea, el profesional va más allá: “Ese líquido se puede ir hacia este quiste que está en la parte posterior. Están comunicados microscópicamente, pero una comunicación suficiente para formar un huevo como de paloma. Y el quiste, cuando está grande, molesta porque está ocupando un espacio en el que no debiera estar. Molesta cuando tú estiras la rodilla porque se aprieta entre los tendones, cuando tú flectas porque se comprime con la parte blanda y a veces el quiste se puede romper y cuando se rompe gotea virtualmente hacia la pantorrilla y da mucho dolor, tanto que uno de los diagnósticos diferenciales cuando se rompe el quiste es con la tromboflebitis de la pierna”.
Por esta misma razón, el médico del Team Chile destaca que el quiste en sí no tiene mucha importancia, pero sí lo es el tratar la patología que genera ese problema. “Si tú logras controlar esa producción de líquido de la rodilla tratando lo que produce el líquido, el quiste se vacía en forma automática”, sostiene.
En cuanto a la forma de enfrentarlo, el facultativo hace diferencias. “Va desde no hacer nada, que es lo que se hace la mayoría de las veces, pero no en deportistas de alto rendimiento, hasta eventualmente sacar el quiste. Hay muchas técnicas para hacerlo. Todo depende cuánto es lo que te moleste, en qué momento te molesta, y tiene mucho también que ver con el tipo de deporte que tú haces. No cabe ninguna duda que un quiste, en el caso de ella, debe ser de molesto o doloroso, porque como ella funciona con mucha extensión de rodilla y cierto grado de flexión, se le debe comprimir”, establece.
Por eso insiste en lo clave que significa detectar el origen de la dolencia. “Los tiempos de recuperación entonces son variados, porque en el fondo no sabemos si estamos hablando de una patología meniscal o de cartílago. En general, pese a que la producción de líquido es la forma que tiene la articulación de decirte que está inflamada y se produce por muchos factores, la forma que tiene de expresar la inflamación es la que hay que ver”, cierra.
Siguiendo la línea de Orizola, el doctor Alex Vaisman, jefe médico de Alemana Sport, ofrece su visión: “Los quistes de Baker son quistes muy frecuentes en la rodilla, son quistes absolutamente benignos. Entonces, si uno detecta un quiste de Baker, que es un quiste, una bolsita con líquido que está en la fosa poplítea, en la parte posterior de la rodilla, lo primero que uno tiene que pensar es que no vaya a haber una lesión asociada por dentro de la rodilla. Entonces, uno debiera estudiar en general si hay algo en el menisco, en el cartílago, con imágenes”.
Tratamientos
“Si es que se descarta eso y el quiste es una lesión aislada, que es poco habitual, la mayoría de las veces estos quistes son absolutamente asintomáticos y solo se observan. No es necesario tocarlos, ni aspirarlos, ni operarlos, ya sólo se observan, incluso en deportistas de alto rendimiento. Ahora, si es que uno determina que el quiste es un quiste aislado, que no tiene ninguna otra lesión dentro de la articulación, que sería muy raro, entonces, y es muy grande y molesta, sí a veces se puede operar”, plantea sobre la manera de proceder.
El médico explica que el procedimiento de extracción al que debiese someterse la atleta es algo bastante sencillo. “La cirugía hoy día la hacemos de manera artroscópica con cámara, y lo que se hace es entre comillas romper la pared que une el quiste, como el cuello de botella, la válvula que une el quiste con el interior de la rodilla. Porque finalmente el contenido del quiste de Baker es el mismo líquido articular, como el aceite lubricante que hay dentro de la rodilla, que filtra hacia atrás y forma esta bolsita de líquido. Entonces uno rompe esa válvula, lo que se llama una marsupialización artroscópica, y con eso el quiste se pasa, se disuelve”, destaca.
La recuperación de esta cirugía es muy rápida. No obstante, esto pasa a segundo plano, debido a que al igual que Orizola coincide en que es solo una consecuencia de la patología que lo genera, lo que hoy precisamente tiene en ascuas a Weil. “El pronóstico es muy bueno, pero, como te digo, lo más importante es que el quiste, por sí solo, raras veces, muy raras veces, es sintomático, y si es que hay síntomas, uno lo primero que tiene que pensar en un deportista de alto rendimiento es que no vaya a haber una lesión dentro de la rodilla, en el menisco o en el cartílago, Y eso sí que a lo mejor va a haber que operarlo, pero es harina de otro saco. En el fondo es ir a tratar una lesión de menisco o de cartílago, no el quiste”, sentencia.
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