A la hora de las definiciones, Iván Zamorano no vacila. Ni dentro de la cancha ni fuera de ella. En toda su carrera, Bam Bam se las ha ingeniado para dejar reflexiones que han permitido conocer de su personalidad y, sobre todo, de un liderazgo que lo llevó a ser reconocido como uno de los capitanes más emblemáticos que ha tenido la Selección.
El ex delantero del Real Madrid, el Inter de Milán y Colo Colo no se incomoda en lo absoluto a la hora de establecer posturas. Ni siquiera le incomoda que tenga poco tiempo para meditarlas. Responde con la seguridad que mostraba frente a las porterías rivales y con el aval de una trayectoria inobjetable, en la que consiguió objetivos que para cualquier jugador serían sueños.
A la rápida
En la línea con los formatos actuales, Zamorano se somete a un ‘ping-pong’ con el influencer Ezzequielok. El ágil diálogo da cabida a recuerdos de la trayectoria del jugador surgido en Cobresal, que además de los equipos anteriormente mencionados, paseó su contundencia por el Saint Gallen, el Sevilla y el América de México.
Así, por ejemplo, sitúa al polaco Robert Lewandowski como el mejor jugador en su puesto en su actualidad y no vacila a la hora de designar al que considera más parecido con su forma de juego. “Falcao”, contesta, en relación al colombiano Radamel Falcao García.
También le pone valor a su pase en tiempos actuales: “10 millones de dólares”, dice y antepone la vergüenza que implica la pérdida de categoría a la que involucra la pérdida de una final de la Copa Libertadores ante el rival más tradicional. “Descender”, afirma sin dudarlo.
Zamorano no duda a la hora de establecer su mayor logro. “Mi familia”, enfatiza. Y pone el título en el Mundial como el sueño que le quedó pendiente. A la hora de optar entre la liga española y la italiana, opta por una fórmula salomónica: “La española para ganar, la italiana para no perder”, sostiene.
Luego entra en el recuerdo de los jugadores que le acompañaron. A Ronaldo lo sitúa como el mejor jugador con el que actuó y no vacila en designar a su mejor socio: “Salas”.
Finalmente, entra en las definiciones que involucran rivalidades. Afirma que el Santiago Bernabéu es el mejor estadio en el que actuó y que el más complicado fue el Camp Nou.
En los últimos segundos, revela que estuvo cerca de jugar en el Bayern Múnich y, finalmente, deja una afirmación concluyente. Consultado respecto del equipo que jamás habría defendido, no tiene dudas: “La U de Chile”.