Universidad Católica anunció este viernes a su primer refuerzo para la temporada 2020, Fernando Zampedri. El argentino de 31 años llega por un año a reforzar el plantel que dirige Ariel Holan. Los goles son su firma, pero el delantero no juega un partido oficial desde mayo de este año, debido a una lesión al tobillo derecho por la que debió ser operado. La historia detrás de este problema físico le costó muy caro al ariete.
En septiembre de 2018, en un duelo entre Talleres y Rosario Central (su último club) por los 16º de final de la Copa Argentina, el delantero sufrió una lesión ligamentaria en el cartílago del tobillo derecho, la que debió soportar e infiltrar por el resto del certamen. La molestia, al parecer, no complicó mucho al atacante, ya que marcó en cuartos ante Newell's, en semifinales ante Temperley, y en la final ante Gimnasia de La Plata, goles que ayudaron a los canallas a coronarse campeones del torneo a finales del 2018.
"Mi entrenador puede dar fe de la cantidad de encuentros que jugué infiltrado", publicó Zampedri en enero de este año en su Instagram, cuando se refería a su frustrado traspaso a Independiente. Pero el asunto no quedó ahí. El esfuerzo, según su propia confesión, lejos de ser recompensado, terminó en una tragedia para el jugador. Y el gran culpable de todo, según el propio goleador, fue el exmédico de Rosario Central, Marcos Diez: "Fue una locura lo que hicieron con mi lesión, estuve todo el semestre mal y nadie me lo dijo. Jugué todo un semestre con el tobillo todo roto", acusó el espigado atacante.
Tuvo que llegar un nuevo traumatólogo al conjunto canalla para se supiera la verdad: "Me resulto muy chocante que el nuevo médico me comente enseguida que lo mío requería de una inmediata operación. No entendía nada", recordó en su momento Zampedri, quien durante su largo de período de ida y vuelta a la enfermería también sufrió en el aspecto emocional. "Incluso hasta llegué a dudar de mí, porque no comprendía cómo me caía a cada rato cuando pisaba. Me llegué a cuestionar si el verdadero problema era yo realmente. Me tocaban y me caía solo. Notaba que tenía algo, pero había gente que me decía que no era nada y por eso seguía", confesó el Toro.
El ex Atlético Tucumán logró competir en el primer semestre del 2019, pero en junio, se decidió operarlo por la lesión que arrastraba desde aquella campaña que los llevó a levantar la Copa Argentina. Su último partido, fue el 2 de mayo de este año, cuando Rosario Central perdió la final de la Supercopa de Argentina ante Boca Juniors.
Al menos en su llegada al país, este sábado, el nuevo 9 de los cruzados se mostró confiado al despejar las dudas sobre su estado físico: "He entrenado normalmente en (Rosario) Central", aclaró.