Marcelo Bielsa nunca retrocedió en críticas a la Conmebol y a la organización de la Copa América. Desde que Uruguay fue eliminada de la competencia, el técnico argentino expuso múltiples razones para referirse a irregularidades que, dijo, terminaron perjudicando no solo a su equipo, sino a otros, por distintas decisiones y situaciones. No tendría por qué echar pie atrás, tampoco. Las deficiencias en el torneo persistieron, incluso, hasta el final. La definición entre Argentina y Colombia terminó siendo un resumen de las deficiencias organizativas que había expuesto el rosarino. Como sostiene el lienzo que alguna vez le dedicaron en Argentina, el tiempo terminó dándole la razón. Y no tardó demasiado en concedérsela.
Sin embargo, en el fútbol, hablar más de lo permitido suele derivar en consecuencias. En esta jornada, de hecho, la Conmebol anunció la apertura de un expediente disciplinario en contra del estratega. El temor respecto de represalias por las palabras del director técnico se transforma, ahora, en una amenaza concreta. El estratega, aunque omite la responsabilidad de sus pupilos en el origen del bochorno, defendió el derecho de los futbolistas de proteger a sus familiares en peligro por la actuación de los hinchas cafetaleros, aunque lo hizo cargando duramente contra la organización. Los motivos, por más atendibles que resulten, le ponen en la mira de las autoridades del fútbol sudamericano, con Alejandro Domínguez a la cabeza. Ahí radica el principal peligro para su suerte. “El que se exalta pierde parte de la razón. Revisé todo lo que dije, y cada una de las cosas que dije son ciertas. Me permito afirmarlo, porque si no fuera cierto lo que dije sería una vergüenza. Lo que dije es cierto y verificable”, planteó el ex seleccionador chileno, a modo de ratificación de sus denuncias, antes de entrar decididamente en el análisis del partido frente a Canadá, en el que consiguió la Celeste consiguió el premio de consuelo: el tercer puesto en la competencia continental.
Las posibles sanciones
Por el momento, la Conmebol anunció una investigación relativa a los involucrados en las disputas posteriores al encuentro. Ese es, desde luego, un escenario amenazante para los charrúas: arriesgan perder a 11 jugadores para los posteriores encuentros, lo que incluye las Eliminatorias. El reglamento de la FIFA establece que las sanciones deben cumplirse en la competición oficial inmediatamente siguiente.
Lo relativo a las denuncias de Bielsa es materia de la Unidad Disciplinaria, que puede actuar de oficio y que se remite al Código Disciplinario para determinar posibles sanciones. El artículo 14, referido a las conductas incorrectas, apunta, en su número 8, una posibilidad de castigo para el entrenador. “Un jugador u oficial que con ocasión de un partido o una competición incite públicamente al odio o a la violencia será sancionado de conformidad a lo dispuesto en el Artículo 6.2 del presente Código. Además de lo anterior, se considerarán agravantes si se comete a través de redes sociales o medios de comunicación de masas (como prensa, radio o televisión)”, consigna. Naturalmente, los abogados de las partes tirarán de lado y lado para cuestionar cada acepción y su respectiva aplicabilidad.
Un ejemplo en ese sentido es la sanción que recibió Lionel Messi después de la Copa América de 2019. Tras el choque que la Albiceleste le ganó a Chile en la definición del tercer puesto, duelo en el que fue expulsado por el entrevero con Gary Medel, el astro se lanzó contra la confederación. “No tenemos que ser parte de esta corrupción y de la falta de respeto que se nos hizo durante toda esta copa”, disparó. La respuesta pareció contundente, aunque a la medida: tres meses de suspensión en partidos por la selección argentina y US$ 50 mil de multa. De igual forma, puede servir como precedente para las determinaciones que se puedan adoptar en el caso del rosarino.
El peor escenario
Hay otra reglamentación que puede tener mayor competencia al respecto: el Código de Ética de la Conmebol. El artículo 24 de esa normativa alude expresamente a la difamación como materia punible. De hecho, el párrafo específico lleva ese nombre. “Las personas sujetas al presente Código tienen prohibido realizar declaraciones difamatorias sobre la Conmebol, sobre sus Asociaciones Miembro, sobre los miembros del Consejo o sobre cualquier otra persona sujeta a este código”, establece el primer inciso.
El siguiente contiene las sanciones relacionadas: “El incumplimiento de este artículo será sancionado con la correspondiente multa, cuyo importe mínimo será de dólares americanos cinco mil (sic), así como la obligación de retractarse públicamente por medios proporcionales a aquellos en que fue proferida la ofensa y, adicionalmente, se podrá imponer la sanción de prohibición de ejercer actividades relacionadas con el fútbol durante un período máximo de dos años”, establece.
Y agrega: “En los casos más graves, o en los casos de reincidencia, podría decretarse la prohibición de ejercer actividades relacionadas con el fútbol durante un período máximo de cinco años”. Sin dudas, el peor escenario posible para el transandino.
De cualquier forma, hay que prestarle atención a un detalle: las últimas declaraciones de Bielsa han sido bastante más mesuradas que su actuación inicial, lo que, eventualmente, puede ser considerado un atenuante. En el peor caso, incluso, puede recurrir a las disculpas públicas para atenuar un castigo demasiado enérgico.