“¡No se hace así!”; el día en que Marcelo Salas encaró a Eriksson en un partido de Champions League

El reciente deceso del técnico sueco Sven-Göran Eriksson fue un duro golpe para el mundo del fútbol. Uno que lo tuvo como su DT fue Marcelo Salas, quien estuvo bajo su conducción en la Lazio de Italia.

El Matador lamentó públicamente la partida del entrenador europeo, uno de los grandes mentores en su carrera. Claro que no todo fue una luna de miel, tal como ocurrió hace casi un cuarto de siglo.

Pero eran otros tiempos en el año 2000. Al menos en el fútbol europeo, donde la Champions League ya era la reina de las competiciones continentales, pero con una versión más acotada.

Una con solo 16 equipos, que tenía a la otrora millonaria sociedad de Italia en su mejor momento. Sobre todo, porque meses después, conseguiría el segundo Scudetto de su historia.

Pero en marzo de ese año, el cuadro romano peleaba palmo a palmo el título de la Serie A con la Juventus, siempre con un ojo puesto en el torneo internacional de la Orejona.

Justamente, el 22 del tercer mes de ese año, se disputaba la sexta fecha del Grupo D, uno de los cuatro que conformaban la fase final del torneo. La squadra biancoceleste visitaba al Chelsea en Londres, con la intención de vencer para avanzar como primero.

Y elenco romano conseguía la hazaña. Con el chileno en la banca, todo debido a la rotación que impuso el adiestrador escandinavo para rendir en todas las competiciones.

Los ingleses se pusieron en ventaja a los 44 minutos, gracias a la conquista de Gustavo Poyet, el uruguayo que después dirigiría a Universidad Católica.

Pero los romanos reaccionaron rápidamente en el inicio de la segunda parte. Simone Inzaghi -el mismo que dirigió a Alexis Sánchez en Inter de Milán- logró la igualdad parcial a los 54′.

Una docena de minutos más tarde, el desaparecido zaguero serbio Sinisa Mihajlovic acalló al estadio de Stamford Bridge con un tiro libre perfecto que dio la ventaja a los italianos. Momentos más tarde, Eriksson hizo ingresar a Salas por Inzaghino, puesto por puesto, para cuidar la valiosa ventaja.

Sin embargo, la jornada estaba para más sorpresas. A seis minutos del final, el portugués Fernando Couto recibió la segunda tarjeta amarilla y dejó a los laciales con diez hombres.

La inseguridad cundió en el talante del meticuloso DT sueco y comenzó a llamar insistentemente al recién ingresado Salas. El chileno lo miró perplejo y, sin esconder su asombro, salió de la cancha londinense con gesto adusto.

El Matador, en óptimas condiciones físicas, era sacrificado y dejaba su lugar al lateral Guerino Gottardi, solo 19 minutos después de haber ingresado a la cancha, todo para mantener el equilibrio defensivo de su escuadra.

Los reclamos del temuquense se hicieron evidentes. Ni siquiera las cámaras de la trasmisión pudieron abstraerse del enojo del delantero, quien increpó violentamente a su técnico.

“¡No se hace así!”, le gritó al entrenador, quitándose la camiseta, actitud que incluso lo hizo acreedor de una amonestación de parte del árbitro del partido, el portugués Vítor Pereira.

Roberto Mancini, quien a esa altura jugaba sus últimos partidos en el profesionalismo, persiguió a Salas hasta el vestuario para tranquilizar al chileno después de lo ocurrido.

Incluso, el propio entrenador escandinavo en medio de las celebraciones debió salir a dar explicaciones sobre el incidente, después del triunfo de la Lazio en casa de Chelsea.

“Entiendo que Marcelo (Salas) no aceptó de inmediato mi elección y lo siento mucho por él. Pero después de la expulsión de Couto tuve que meter un defensa y sacar un delantero, de lo contrario el presidente Cragnotti y ustedes, los periodistas, me habrían matado. Tanto Boksic como Salas había entrado recientemente, pero pensando que habríamos sufrido muchos tiros libres, preferí mantener en el campo al croata que es más potente y podría ayudar más con la cabeza. Con la cabeza fría hablaré con Marcelo, el sábado tenemos otro partido importante. Y él estará allí”.

Asimismo, agregó que “entiendo que lo que pasó con Salas fue una calentura del momento, algo natural, producto del de nerviosismo. Pero con calma luego volverá la razón y todo irá bien”.