Josep Guardiola es un técnico de fuerte carácter. Lo forjó como jugador, época en la que se destacó por transformarse rápidamente en el líder de todas las escuadras que integró y lo mantuvo cuando cambió de rol para instalarse en la banca y transformarse en uno de los entrenadores más exitosos de la historia, al menos a nivel de clubes.
A Pep no le tiembla la mano al momento de tomar decisiones. Y menos al corregir a alguno de sus pupilos. Sin ir más lejos, el brasileño Gabriel Jesús ha puesto en evidencia esa personalidad. El actual delantero del Arsenal reveló el momento en que advirtió que su paso por el Manchester City comenzaba a llegar a su fin. Fue en la víspera del partido ante el PSG por la fase de grupos de la Liga de Campeones en 2021, cuando optó por el lateral Oleksandr Zinchenko para que ocupara su puesto. “Ni siquiera comí ese día”, desclasificó a casi tres años del incidente.
Alexis también lo sufrió
Gabriel Jesús no es el único que ha sufrido por los desplantes de Guardiola. De hecho, a propósito de su recuerdo, es imposible dejar de mencionar la oportunidad en que el objeto de su ira fue Alexis Sánchez, con quien coincidió en 2012 en el Barcelona. En esa oportunidad, el tocopillano sufrió una lesión muscular, que Pep no tardó en atribuir a la sobrexigencia, considerando que pocos días antes había defendido a la Selección en un amistoso frente a Ghana.
El reto de Guardiola al delantero formado en Cobreloa puede ser, perfectamente, recitado de memoria. “La c.. de mi madre pa’ mí, Alex; la c... de mi madre pa’ mí”, exclama Pep mientras el chileno camina, cabizbajo, hacia la banca de suplentes, naturalmente sin devolverle el insulto.
“¡90 minutos!”, añade el entrenador, aludiendo, efectivamente, al desgaste que había acumulado el delantero en el duelo por la Roja y que, a su juicio, resultaba determinante para una dolencia que entonces aún estaba por definirse, más allá de que la experiencia de ambos permitía presumir su magnitud.
La explicación
Días después, Guardiola explicó la reacción. Y, efectivamente, le atribuyó un efecto al cansancio que implicaba para Sánchez haber cumplido con la Roja y luego sumarse a la escuadra catalana. “Alexis venía de cruzar el Atlántico para jugar un partido amistoso y no digo que fuese una relación causa-efecto, pero estas cosas influyen. Él tiene esa voluntad de jugarlo todo, de agradar a todo el mundo, pero debe aprender a escuchar a su cuerpo, a dosificarse”, manifestó.
La alusión a los efectos de sus compromisos con la Roja fue más concreta. “Lo que más me gusta de los futbolistas es que quieran jugarlo todo. A Alexis lo necesito mucho y lo hemos echado de menos cuando no ha estado. No quiero que renuncien a sus selecciones, pero sabe mal, sabiendo de dónde venía, de su racha de lesiones, que en la época de la temporada que estemos pase eso”, reafirmó, ya sin dejar margen de duda para las razones de su evidente molestia.
La incidencia se transformó, incluso años después, en un antecedente que solía ser ocupado en comentarios cada vez que Sánchez sufría algún problema físico de importancia.