Wimbledon llegó a su fin y la corona que tenía Roger Federer (2º) desde el año pasado quedó en manos de Novak Djokovic (21º). El serbio ganó su cuarto título del torneo que se disputa en el All England Club, tras derrotar en tres sets al sudafricano Kevin Anderson (8º). Ya se había impuesto en 2011, 2014 y 2015.
El balcánico, que terminó de jugar su semifinal ante Rafael Nadal (1º) el sábado, no evidenció el cansancio de haber estado en cancha un día antes de la definición. Anderson, por su parte, no pudo ante el ritmo de su rival, víctima del agotamiento por haber protagonizado, el viernes, el tercer partido más largo de la historia (6 horas y 36') y el segundo del torneo en césped.
Nole dominó desde el principio. Se quedó con el primer juego del partido quebrando el servicio de Anderson. Volvería a hacerlo en el quinto para marcar la diferencia con la que ganaría el set. El golpe fue tan grande para el sudafricano, que en el segundo parcial se repetiría la fórmula y, en los mismos juegos, Djokovic logró quebrar.
En la tercera manga, pese a que Anderson estiró lo más posible su definición, no pudo en un tie break que el serbio cerró 7-3 para quedarse con el título.
Es el primer trofeo del año para el serbio, quien desde 2017 ha tenido varias idas y vueltas por una lesión en el codo. Es la segunda final a la que llega. La primera fue en Queen's, el torneo previo al que ganó ayer.
"Wimbledon ha sido siempre un torneo muy especial para mí, y para muchos jugadores, obviamente. Soñaba con ganarlo cuando era un niño de siete años", comentó Djokovic tras su victoria.
Anderson, en tanto, valoró su juego pese al resultado. "Creo que tengo el nivel para ganar estos torneos", dijo el sudafricano. "Si me hubieran preguntado hace un año, no creo que hubiera dicho que puedo con la misma confianza que lo hago ahora", concluyó.