Si horas antes del duelo entre Argentina y Arabia Saudita el ambiente en el búnker transandino, ubicado en la Universidad de Qatar, era de calma e ilusión, tan solo minutos después de la caída inaugural eso cambió rotundamente. La derrota por 2-1 trajo de vuelta los temores de un equipo que si bien llegaba en su mejor momento a la cita planetaria, en la última década ha tenido que sufrir mazazos fuertes en los torneos oficiales.
Son esos momentos los que Olé buscó recrear tras la derrota de Messi y compañía en Doha. El periódico argentino conversó con personas del plantel y logró rescatar las sensaciones de un camarín que está dolido, pero que mantiene la esperanza de poder dar vuelta la situación. Tanto en público, como en privado, los jugadores no titubean de aquello.
“Nos movieron la mandíbula, pero no nos van a tirar” fue la frase que rescató el medio argentino desde la interna del equipo de Scaloni. Una que se dio con el resultado aún en caliente y en medio de una jornada que también tuvo una merienda privada en donde no hubo mucha alegría. Incluso Olé afirmó que algunos jugadores prefirieron dejarla pasar.
También abordan que en la interior del equipo todos están afectados por una derrota que nunca estuvo en los planes, pero que independiente de eso apuestan por la remontada. Actitud que va muy de la mano de las declaraciones de Messi en zona mixta. “Estamos muertos. Es un golpe muy duro porque no esperábamos arrancar de esta manera. Confiábamos en ganar y empezar con los tres puntos que te dan tranquilidad. Pero este grupo siempre se destacó por la unión y por la fortaleza y es el momento de estar más unidos que nunca y de saber que tenemos que volver a las bases del funcionamiento de nuestro juego para intentar ganarle a México” fue parte de las declaraciones del 10 tras el partido.
Otras de las frases que recopila Olé es “fue un piñazo, pero ahora hay que responder”, haciendo eco a esa dualidad que embarga a hinchas y jugadores argentinos. La primera final será el sábado cuando enfrenten a México con la obligación de no perder para no quedar matemáticamente fuera de Qatar. Eso, sería un golpe letal para un proyecto que llegó al Mundial con 36 victorias consecutivas y que en la primera de cambios sufrió una de las derrotas más duras de su historia en las citas planetarias.