Ximena Restrepo y Gert Weil se reencuentran en la marquesina del Estadio Nacional. Acaban de vivir un momento emocionante. Ella, entregándole la medalla de oro panamericana a su hija Martina, ganadora de los 400 metros, y él, desde su puesto de comentarista de ese maravilloso momento y de las otras proezas del atletismo chileno, como la medalla de la 4x100.
Ambos padres, orgullosos, forman parte de la historia del atletismo de la región. Ximena es la actual dueña del récord sudamericano en los 400 metros, conseguido nada menos que en los Juegos Olímpicos de Barcelona ‘92, donde le dio el bronce a su país natal, Colombia. Él, por su parte, fue múltiple campeón panamericano y finalista en Seúl ‘88, donde conoció a su esposa. Se casaron un 31 de enero de 1992. Siete años y medio después, el 12 de julio de 1999, nació su primogénita Martina, la protagonista de esta historia que recién comienza.
Si bien en la casa de los Weil-Restrepo no era obligación seguir con el atletismo, sí lo era hacer deporte, tanto para su hija mayor como para Franka, la menor. Después de transitar por varias disciplinas, la mayor de sus hijas se transformó en atleta. “Ha sido todo muy orgánico, muy natural. Para nosotros, habiendo sido atletas tantos años, lo rico es que podemos transmitirle nuestra experiencia. Pero que ella también, a partir de eso, cree la suya propia”, señala Ximena.
“Ella es una mujer súper independiente, ha sido algo que no siempre me preocupaba mucho de hacer con mis hijas. Nunca he sido una mamá sobreprotectora, nunca he sido una mamá muy vigilante de todo lo que están haciendo, les he dejado sus espacios y creo que Martina ha aprendido a manejar eso muy bien. Es realmente muy hecha y derecha, muy clara con lo que quiere, con lo que tiene que hacer. Se maneja muy bien en la mayoría de los escenarios en los que se presenta. Así que realmente ha sido rico. Es rico tenerla, sobre todo grande... Una hija ya de 24 años”, añade.
En algún momento, la antioqueña incluso entrenó a su hija, pero luego tomó su propio camino: “La he disfrutado muchísimo, la etapa cuando empezó a hacer atletismo también. Primero, obviamente, mucho más dependiente de lo que es la mamá por las experiencias que yo le podía transmitir, pero ella ahora es totalmente independiente. Realmente, yo me meto muy poco en el tema de sus entrenamientos, de lo que tiene que hacer. Simplemente le pregunto para que me cuente; para estar al tanto de cómo va mejorando sus tiempos, de cómo le está yendo. Pero ahora yo soy solamente una mamá como cualquier otra que está mirándola correr y no me meto mucho más allá de eso”.
Por su parte, Gert destaca la importancia de lo realizado por su hija. “Es el camino que tiene que tomar un atleta de alto rendimiento si quiere tener aspiraciones. Hay que ir paso a paso, respetar los procesos, tomar a veces decisiones difíciles. Hay que tener suerte y estar preparado para aprovechar las oportunidades que se cruzan, que son muchas, y aprovecharlas. Yo creo que hasta el momento eso ha salido bien. Martina siempre ha dicho, y eso nos llena de orgullo, que se siente privilegiada por tener los papás que tiene en el sentido de la experiencia que le hemos podido transmitir. Desde que tiene memoria, ha escuchado cuáles son las cosas importantes. Y bueno, en ese sentido, esperemos que no sea la culminación, sino que sea como la partida, como lo definió alguien que me mandó un saludo y me puso que nace una estrella. Eso resume un poco lo que está pasando en este minuto. Y yo creo y espero tener Martina para rato”, recuerda.
El peso de la herencia
Ser hijo de padres sumamente exitosos generalmente tiende a ser un tema muy complejo en algunos casos. No obstante, aquí el manejo ha sido distinto. “En la casa nunca le hemos puesto presión. Todo lo contrario, siempre ha sido mucho apoyo cuando las cosas no salen bien, en decirle: ‘Bueno, es parte del deporte’, es así; un día ganas, un día pierdes y hay que estar preparada tanto como para los triunfos como para perder, porque son dos caras de la misma moneda. El deporte es así; ganas y pierdes todo el tiempo y lo rico es que tienes más oportunidades. Siempre hay una vez más en la que tú puedes volver a medirte. Si te lesionas, te recuperas... Entonces, siempre hemos transmitido eso. Más allá del exitismo de que tienes que ganar; es hacerlo lo mejor que puedas y si ya das todo en la pista, suficiente”, plantea Restrepo.
Pero también la exatleta nacionalizada chilena y gerenta de Deportes de la Corporación Santiago 2023 sostiene que la personalidad de su hija ha sido fundamental para sacarse esa presión: “Yo creo que eso se debe a que Martina es súper carismática. Desde muy chiquita siempre fue una niña que se hacía notar. Martina está en la casa y todo el mundo se da cuenta de que está en la casa. Ella no pasa desapercibida. Tiene una personalidad muy extrovertida. Le gusta estar con la gente. Es cariñosa. Le gusta que la quieran. Es muy querendona. Entonces, yo creo que por eso es que ella también ha logrado su espacio. Nosotros somos un poco más reservados, pero ella es totalmente expresiva”.
El exlanzador de la bala, en tanto, plantea su propia experiencia. “En su momento me hice cargo del programa Campeones para Chile de la Universidad Católica. Yo creo que todas esas iniciativas, o principalmente esa iniciativa que se hizo en ese momento, en la segunda mitad de los ‘90, todavía están dando frutos. Se sentaron bases importantes y yo aprendí mucho con ese proceso, sobre todo con la asistencia de Stanislav Vozniak, un gran maestro ruso que trajimos en ese momento o de Igor Mironenko, que fue otro de los técnicos que trajimos para apoyar el programa. Y lo principal que aprendimos es que no hay que presionar. El atletismo es un deporte muy solitario, duro. Por lo tanto, uno tiene que tener la motivación muy a flor de piel y eso se logra generando esa motivación desde el atleta. Las motivaciones internas son pasajeras y por eso hay que respetar los procesos. No hay que buscar la especialización temprana”, reflexiona.
En esa línea, destaca que la clave en el caso de su hija fue no saltarse etapas. “Nuestro sistema de deporte escolar es muy bonito, mueve mucha gente, pero tiende a buscar demasiado los resultados a muy temprana edad, y eso es peligroso. Los procesos hay que cumplirlos, respetar el desarrollo de las edades biológicas para desarrollar las distintas valencias físicas en el momento que corresponde. Eso obviamente lo tratamos de aplicar con Martina”, resalta.
Saber levantarse
La capacidad de resiliencia también ha sido otro de los aspectos más fuertes de Martina Weil. Ha debido enfrentar golpes complejos como su traumático paso por la Universidad de Tennessee, donde enfrentó diversas situaciones que la obligaron a cambiar de rumbo. “Le dimos full apoyo. Ahí está lo que yo mencionaba: los imponderables y el factor suerte que también juega un rol, y ahí no solo sucedió el problema que tuvo con el cuerpo técnico de la universidad, sino que tuvimos la pandemia, y la pandemia para un atleta extranjero en Estados Unidos fue fatal, porque no tenían dónde entrenar. Pero bueno, los obstáculos están para ser superados, Y yo creo que se tomaron bien las decisiones, buenas decisiones, y Martina siempre contó con todo el apoyo nuestro para lo que ella quisiera hacer”, responde su progenitor.
Ximena valora esa postura positiva de su hija frente a la adversidad. “Es un mérito principalmente de ella, porque no se bajonea. De pronto, claro, le afecta, pero siempre nos ve salir adelante, así que la verdad que nosotros no tenemos mucha influencia en que ella sea así. Ella simplemente es así, pero es una característica que la distingue de todas maneras”, apunta.
Lo que viene la ilusiona y tiene la esperanza latente de que la atleta rompa sus marcas: “Nada me gustaría más. De verdad que sería maravilloso que finalmente otra mujer en Sudamérica vuelva a bajar los 50 segundos. Yo creo que bajar de 50 segundos no es fácil, pero hay muchas mujeres en el mundo que lo hacen. Entonces, me gustaría que en Sudamérica fuéramos mejorando el nivel y ojalá pronto haya una. No solamente Martina, ojalá sean más las que estén bajando los 50 segundos”.
Ya nació una estrella.