Hace tiempo que las bicicletas son una de las disciplinas más dominantes entre los deportistas aficionados. Chile no está ajeno a esa realidad. Según las últimas mediciones de Bicicultura (una organización dedicada a promover el uso de este vehículo), aproximadamente 1,2 millones de ciclistas se movilizan a diario por las zonas urbanas y rurales de este país.
No solo con un fin práctico, sino también de cultura física. En ese sentido, el ciclismo de montaña se ha transformado en una de las especialidades favoritas de los chilenos. Lo remarca así un experto internacional como Marco Fontana, campeón mundial de este deporte y medallista olímpico en Londres 2012, quien hace pocos días estuvo en Santiago por compromisos comerciales.
El italiano, especialista en cross country, se reconoce maravillado con las características geográficas de Chile, las que, según él, conforman el escenario ideal para masificar todavía más su disciplina. "Es que tienen la montaña al lado. Además, he visto que los chilenos saben andar en bicicleta. No solo tienen la pasión, sino también cuentan con la habilidad", asegura.
De paso por Chile, el medallista ofreció una presentación especial de sus capacidades con el pedal. Y aceptó el desafío de La Tercera de recorrer un circuito a campo abierto (revisar video de la prueba en www.latercera.com). El europeo aprovechó la ocasión para mostrar uno de los cambios más importantes que se anticipan para el mountain bike mundial. Se trata de las bicicletas con motor eléctrico, adaptadas específicamente para subir más rápido a las zonas desde donde se inician los descensos. Un cambio radical para quienes disfrutan la adrenalina sobre dos ruedas.
"Se están usando mucho las bicicletas eléctricas en Europa por varias razones: son divertidas, se ven bien y le dan la oportunidad a personas que no andan mucho en bicicleta, ni son profesionales, para disfrutar de las rutas antes de que aprendan a andar bien", explica.
La innovación es total. Para muchos fanáticos del enduro y el descenso, la entretención está precisamente al momento de bajar por los senderos. Subir, sin embargo, representa un desgaste importante. Por ello es que con esta innovación, el esfuerzo se reduce casi en un 70%.
Esto, según Fontana, será una revolución en el ciclismo mundial. "Será algo divertido para mucha gente. No sé si aumentarán la cantidad de bicicletas, pero sí la cantidad de personas que anden sobre la bicicleta eléctrica", declara. Lo cierto es que si antes se podían hacer dos o tres descensos diarios, hoy fácilmente se puede llegar a cinco o más en la misma cantidad de tiempo. La tecnología llegó al ciclismo de montaña. Para aficionados y también para los competidores.
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