Participar en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 fue algo increíble. Nunca lo esperé así. Fue, la verdad, mejor que en mis sueños. Lo pasamos muy bien. La gente apoyaba demasiado y estar con mi familia al lado fue muy diferente. En un principio tenía miedo. Pensé que la localía me podría jugar en contra. Fue muy difícil. Pero con mucho trabajo psicológico terminó ayudándome. Lo pude canalizar de buena manera.

Ser abanderada fue una emoción grande. Estaba súper contenta. Lo pasamos muy bien junto a Vicente Almonacid. Con Vicente nos llevamos muy bien. Era todo un orgullo estar ahí junto a él y tener a todo el Team Para Chile junto a nosotros. Una gran responsabilidad y muy bonita.

Llego al tenis de mesa por ser paciente Teletón, en Temuco. Practicaba muchos deportes en rehabilitación, entre esos, me pidieron llenar un cupo y dije que sí. Era muy canapé, al andar para arriba y para abajo. Acepté y me quedó gustando. Diez años más tarde estoy aquí. Empecé a la edad de 16 de manera profesional, al venirme a Santiago. Pero recién en el Parapanamericano de Toronto 2015 me di cuenta de que me gustaba mucho. Entendí que si entrenaba en serio me podía ir muy bien. Esa parte me gustó mucho.

Tamara Leonelli festeja la obtención de su medalla de oro en la clase 4-5. Foto de: Pepe Alvujar/Parapanamericanos STGO 2023 via Photosport

Ser para deportista en Chile ahora está siendo mucho más grato. Nos dan más apoyo que antes. También por parte del Estado. Hasta el momento he vivido cosas maravillosas. No tengo ningún reparo. Para mi es un orgullo poder representar a Chile en cada oportunidad que me toca competir afuera. Es un verdadero orgullo ser seleccionada nacional. Aun así, faltan oportunidades en el país, porque el deporte paralímpico está en la cuna todavía. Ahora con el boom de los Juegos, el legado que dejará Santiago 2023 será súper importante. Creo que ahora vendrán más opciones.

A mi se me dieron las chances por medio de Teletón. Si no era por ellos jamás hubiera conocido el deporte paralímpico y menos el alto rendimiento. Por ahí llegué. Por competir es obvio que se dejan muchas cosas de lado. Es muy común. En mi caso dejé a mi familia a los 16 años. Me vine a Santiago desde Temuco para poder entrenar porque en la región no estaban las condiciones necesarias para practicar el tenis de mesa. También por un tiempo dejé de estudiar. Ahora volví y pude sacar la carrera. Pero se dejan muchas cosas de lado, es parte del proceso.

Mi familia es el apoyo más importante. El único que, de cierta forma, es incondicional. Si te va mal en el alto rendimiento pueden quitarte tus becas. En cambio la familia jamás te dejara, aunque no saques una medalla. Personalmente, he pasado por crisis deportivas. Me he sentido demasiado mal en ocasiones, pero ligado al rendimiento y por no lograr metas. De todas formas, se me pasa al de horas. Siempre termino volviendo al tenis de mesa. Nunca he estado más de tres días sin jugar.

Creo que ahora debemos ocupar el legado que deja Santiago 2023, será súper importante, sobre todo para los niños. Van a poder ver deporte paralímpico, como se ha hecho hasta ahora. Creo que es importante, porque en Chile no se práctica mucho deporte. Ahora se verá eso y muchos soñarán con ser atletas. El paso que debemos dar, estatalmente hablando, es incentivar el deporte y darnos lo necesario para poder desempeñarnos de buena manera.