Ni bien termina de ganar la Copa Libertadores, el vigésimo quinto título de su carrera y, según confesión propia, uno de los sueños que le restaba por cumplir, Arturo Vidal arrasa con todo lo que se le ponga enfrente. La victoria del Flamengo sobre el Athletico Paranaense, de la que participó en la parte final, le da crédito para disparar a diestra y siniestra. Hay alusiones a Ecuador, donde el público le dio un duro trato, a los cuestionamientos sobre su representante, Fernando Felicevich y a la rivalidad con Elías Figueroa por el cetro de mejor futbolista chileno de la historia, que el oriundo de San Joaquín reclama para sí. Y, finalmente, hay una mención que da vueltas por el mundo, relativa al cruce que se puede dar en el Mundial de Clubes, que puede definir al mejor equipo del planeta. “Madrid, te vamos a romper el culo”, advierte en plena celebración del Mengao. Naturalmente, en medio de la euforia generalizada, saca aplausos. En Europa, sin embargo, toman distancia y nota.
La rivalidad
Es posible pensar que en el discurso de Vidal hay una sobredosis de barcelonismo, considerando su paso por el club culé, archirrival de los merengues. Sin embargo, la animadversión del volante chileno hacia la Casa Blanca viene desde mucho antes. Hay que remontarse a mediados de la década pasada para entenderla. Por esos días, el chileno era una de las figuras más apetecidas en el Viejo Continente. Brillaba en la Juventus, con el que se cansó de obtener títulos a nivel nacional, aunque se quedó con una espina clavada: conquistar la Champions League, el otro sueño que ha confesado profusamente.
De igual forma, su nombre ya figuraba en la mira de los principales clubes del mundo. El Real Madrid fue, de hecho, uno de ellos. Entre 2014 y 2015, la opción de que pasara a la Casa Blanca fue inminente. Se sabía que era del total gusto de Carlo Ancelotti, quien llegó a catalogarlo como el mejor jugador del mundo en su puesto. En el segundo año, de hecho, las opciones se intensificaron. En plena disputa de la Copa América que ganaría con el combinado que dirigía Jorge Sampaoli, los españoles intensificarían las tratativas para ficharlo. El pacto estuvo avanzado. Ya se habían fijado las condiciones contractuales. El Rey firmaría por cinco temporadas y un sueldo, naturalmente, estratosférico. Sin embargo, la operación se cayó, literalmente, de golpe. En plena disputa del torneo, Vidal protagonizó un recordado accidente automovilístico, cuando conducía en estado de ebriedad, al retorno de una jornada de esparcimiento en el casino Monticello. Los ibéricos echaron pie atrás. Se arrepintieron de contratarlo.
Finalmente, Vidal terminó fichando por otro grande del Viejo Continente: el Bayern Múnich. La decisión volvía a adoptarse poniendo el foco en fichar por una escuadra que tuviera opciones reales de alzar la Orejona. El Rey no olvidaría jamás el desaire. Y en el paso por el club alemán sumaría nuevos elementos para alimentar su animadversión.
En 2017, de hecho, se produjo una situación icónica. El Madrid ganó la semifinal de vuelta, con un par de situaciones claves como agregado: Vidal fue discutiblemente expulsado y Cristiano Ronaldo anotó un gol en offside. El chileno explotó. “Se notó mucho. Es fuerte que te roben un partido así, es muy feo. Ellos se asustaron, el arbitro empezó a hacer su show y con uno menos era demasiado difícil. Dos goles en fuera de juego. La no expulsión de Casemiro, que se tuvo que haber ido antes que yo. Cuando te roban un partido así es demasiado grande. Me da rabia. porque se equivocó mucho. El árbitro nos dejó fuera de la Champions, este robo no puede pasar acá. El Real no tenía por donde”, disparó.
Un año después, el cruce se repitió en los cuartos de final. Antes, el Madrid superaba con polémica a la Juventus y Vidal no lo dejaba pasar. “¡La venganza es un plato que se come frío! ¡Vamos carajo!”, posteó cuando se enteró de que en las semifinales volverían a estar frente a frente. La serie volvió a favorecer a los hispanos, nuevamente con polémica. “Otra vez penal, mierda”, escribió Vidal para cuestionar una falta no sancionada de Marcelo. “Ratones”, añadió para referirse a la oncena de Zinedine Zidane.
En su paso por el Barcelona, la rivalidad se reactivaría. De hecho, Vidal instala como hito un gol que les marcó a los blancos, con el que explica la tensión con sus seguidores. “Yo no lo olvidaré. Por eso me tienen tanta mala los del Real Madrid. Es uno de mis goles favoritos”, dijo en agosto de este año, cuando ya era parte del Fla.
La explicación
En el plano de la ciencia sitúan la reacción de Vidal en la rivalidad deportiva, profundizada por el paso por el Barcelona. “Se puede poner del lado de las rivalidades, del que siente al club rival como el enemigo. En la alegría del éxito, a veces los jugadores disparan rápido. Por eso se les aconseja que hablen un día después, con las aguas más calmadas. Y si es verdad que tuvo la opción de fichar y no lo hizo, es una motivación adicional”, explica el sicólogo deportivo Enrique Aguayo.
El profesional prescinde de la cronología de situaciones que ligan a Vidal con los merengues. “El análisis periodístico va por otra vía”, precisa. “Yo lo tomo desde el punto de vista de las pasiones, los amores. Él disfrutó estar en el Barcelona. Donde esté, va a ver al Real Madrid como el rival a vencer”, enfatiza. Por esa misma razón, descarta que se trate de una fijación. “Yo no lo diría así. No creo que la palabra sea esa”, concluye.