Los celestes no pudieron vencer a Antofagasta, que contó con un Ignacio González estelar, y estiraron su nerviosismo por el cierre del torneo. Ya sin partidos por jugar, tendrán que ver desde la televisión si logran salir vivos de la lucha por el descenso. El empate a cero en Rancagua es un golpe duro para un equipo que mereció más.
El Teniente estaba a tope. Desde temprano las calles de Rancagua se fueron copando de banderas y camisetas celestes. Las avenidas que colindan con el estadio mundialista, eran lo más parecido a una procesión, y es que O’Higgins hoy se jugaba mucho. Era un partido definitivo. El último intento por despedirse de la amenaza del descenso. Con la última fecha libre, el capo de provincia sabía que tenía 90 minutos. Nada más.
Por eso salieron a buscarlo con ímpetu y juego. En un momento donde los nervios pudieron haber apretado las piernas de sus extremos o nublar la vista de sus mediocampistas, los locales aprovecharon la presión para dar un paso adelante. Desde el minuto uno quedó claro que irían por la victoria, mientras Antofagasta cuidada el resultado y las formas. Era una postal clara. Uno se jugaba todo, el otro sabía que su puesto en la Copa Sudamericana estaba prácticamente hecha.
Pero Antofagasta sí tuvo a un jugador a tope y con él fue suficiente. Ignacio González tuvo una tarde soñada en la sexta región y salvó a un equipo entregado a sus atajadas. No fueron dos, ni tres. Fue un sinfín de chances claras que el portero formado en Colo Colo contuvo de forma magistral.
En el primer tiempo comenzó a mostrar su juego. Dos tapadones claves, en uno de los momentos donde su equipo peor lo pasó. Solo contuvo la tormenta, demostrando porqué merecía ese llamado a la selección, uno que sin duda le ayudó en su confianza. El único momento en esos 45′ que el equipo del norte mostró algo de actitud fue en los descuentos, dos ataques sin peligro, pero que complicaron a los presentes en el Teniente. Cada ataque rival hacía recordar la tabla. Provocaba un juego mental morboso entre los hinchas. ¿Qué pasa si es gol? ¿Cómo quedamos con la diferencia? Preguntas que complicaban, pero que impulsaban a cantar y apoyar más. Ya no eran 90′, solo quedaban 45′.
Y nuevamente salieron a comerse la cancha, pero nuevamente apareció González. Los 10 minutos entre los 50 y los 60, una verdadera clase del ex Palestino. Primero le quita el gol a Cahais de manera increíble. Siete minutos después, salva un tiro a quemarropa de Ocampos. Tras eso otra tapada, en ese caso ante Larrondo. El arquero era la pesadilla de O’Higgins. El invitado de piedra, en una tarde que tenía que ser de liberación y abrazos.
Los celestes eran mejores y merecían la victoria, pero esta de resistía. Por eso la expulsión de Robles en el 80′ ayudó a subir la moral. Sabían que ahora con diez en el equipo del frente, el gol podía caer. Pero los celulares de los asistentes justo comenzaron a vibrar cuando el central de Antofagasta dejaba la cancha. Caras de preocupación, gol de Melipilla. Sosa anotaba de penal y dejaba al equipo de la Región Metropolitana sobre al Capo en la tabla. Final de terror. Las preguntas volvían a aparecer entre los hinchas que copaban el estadio.
Para más dolor de los hinchas los últimos minutos fueron un resumen de la toda la tarde. Los de Rancagua lanzados atacando, pero sin poder anotar. Algunos balones se pasearon por el área, otros fueron contenidos otra vez más por el Nacho González y otros acabaron en los aires, estrellados contra la galería. Pero el final fue el mismo. Cero a cero. Solo un punto ingrato, uno que no los libera y que los deja con más tensión que nunca, teniendo que jugarse su estancia en Primera División desde la TV.