Comenzó el fútbol pasión de multitudes. Pasión en los hinchas y en algunos dirigentes. No confundir la pasión de quienes se desviven por una sola camiseta y los que poseen intereses en varios clubes como accionistas o propietarios. Este álgido tema tiene raíces profundas y pagan justos por pecadores.
Que hay malas administraciones, las hay, pero nadie repara en clubes que indican un camino con transparencia gestionando con equilibrio, inteligencia y experiencia.
Unión Española dentro de la cancha comienza ganando a la U de Chile y fuera de ella trabaja en un silencio apasionado. Sin Fallas de Valencia ni corridas de San Fermín. Ellos sólo laboran, no están para toros ni menos cornadas, pero trabajan con su gente en democracia y participación.
Han roto el estereotipo de las tantas sociedades anónimas dictatoriales entre cuatro paredes.
Realizaron el segundo evento dialogante e interactivo para optimizar el futuro de los rojos de Santa Laura. Hinchas, vecinos y los personajes con historia y sin ella opinan y se diseña una ruta común.
En la Gala del Fútbol, la ANFP los premió por el compromiso con la comunidad chilena e inclusión de los inmigrantes. Es un equipo competitivo, formador de jugadores, ha mejorado instalaciones del estadio y busca la identidad con el público de la zona norte de Santiago.
Para partidos oficiales alternan mínimo cinco jugadores formados en casa. Aporta jugadores para selecciones menores de Chile y su estadio ha avanzado en obras estructurales.
La confianza da calidad en las relaciones sociales y óptimo desarrollo en las instituciones. Y para esto se deben correr riesgos mutuos. Es bueno recorrer un camino codo a codo que será siempre perfectible.
¿Qué podemos aprender de este estilo de gestión? Bastante.
¿Cómo mejorar la inclusión de sus fuerzas sociales? Con la movilidad de las personas ligadas estrechamente al éxito administrativo.
Esto es democracia con una verdadera política deportiva. Legítima, responsable y digna de imitar.
Para Unión Española, orejas y rabo.