En los últimos años, varios tenistas brasileños han tenido problemas de dopaje por culpa de la contaminación cruzada. Thomaz Bellucci, Marcelo Demoliner e Igor Marcondes se vieron afectados, originada en laboratorios de Río de Janeiro.
El tenista fue notificado en septiembre de 2017 tras dar positivo por el uso de una sustancia hidroclorotiazida y solo lo hizo público cuando llevaba cuatro meses de la sanción. Bellucci aseguró que el multivitamínico que tomaba regularmente, y que fue elaborado por una farmacia de Río de Janeiro, sufrió "una contaminación cruzada en dosis mínimas".
"Demostré que no tuve ninguna culpa. Jamás tomé algún tipo de suplemento o cualquier otra sustancia que me favoreciese o que infringiese las reglas del fair play en el deporte. Nunca imaginé que un multivitamínico realizado por una farmacia pudiese sufrir una contaminación cruzada en dosis mínimas", expresó en su momento.
Caso en espera
El caso más reciente es el de Beatriz Haddad Maia. La tenista brasileña, que llegó a ser 71ª del mundo, fue examinada en el Abierto de Croacia del año pasado y la muestra arrojó la presencia de los metabolitos SARM S-22 y SARM LGD-4033, agentes anabólicos prohibidos, pues son considerados moduladores selectivos del receptor de andrógenos. De origen sintético, estos medicamentos causan efectos similares a los esteroides anabólicos populares entre los levantadores de pesas y otros atletas. La tenista sigue esperando la resolución del caso y ya acumula seis meses fuera de las competencias.