Se rehusaba a ser entrevistado: "No fui un crack y tuve una carrera corta", decía. No obstante, fue campeón de Cadetes en Viña del Mar 1959, seleccionado juvenil en las eliminatorias de los Juegos Olímpicos de Roma 1960 (ante Argentina y Perú), preseleccionado mundialista 1962, junto con Honorino Landa, Óscar Montalva y Aldo Droguett, con el entrenador Fernando Riera, campeón con Universidad de Chile 1962, hizo la gira a Europa en 1963, participó en la Copa Libertadores de América y fue dos veces portada de la revista Estadio.

Osvaldo Rojas Olivares nació el 2 de junio de 1941 en Santiago (cumplió 76 años). Medía 1,70 metros y pesaba 60 kilos. Del barrio Independencia, estudió en el Liceo Barros Borgoño y jugaba pichangas en Avenida Matta con Arturo Prat. Allí defendió al Deportivo Cien Águilas y al Deportivo Florencia. Su hermano Ernesto lo llevó a Palestino, que entrenaba en la fábrica Yarur. "Crecí admirándolo y acompañándolo. Él era un buen puntero derecho, pero no consiguió actuar más de dos o tres partidos en primera división, porque el titular era el Gallego Osvaldo Pérez, entre 1953 y 1955".

Osvaldo ocupó el puesto de alero derecho de su hermano. "Yo era 8, pero en ese puesto estaba Roberto Coll, el Muñeco. Tuve la suerte de jugar a su lado, él me enseñó los principios del fútbol y a mi velocidad, le agregué verlo bien".

De Palestino (1958 a 1961), pasó a Universidad de Chile (1962 y 1963). "En el verano de 1964, con el argentino Héctor Fumaroni reforzamos a Rangers en partidos internacionales frente a Huracán (4-1) y Flamengo (2-3). Jugué bien y me ofrecieron un contrato que me convenía mucho; además, en la U venían detrás Pedro Araya y el Flaco Ganga".

En Rangers (1964 a 1966), otra vez un conductor transandino le daba juego: "En Universidad de Chile había tenido a Óscar Coll, el Muñeco chico, y en Rangers estaba Elvio Porcel de Peralta, de otras características, de temperamento y fuerza, que a los cinco minutos ya tenía los partidos al rojo, pero que jugaba muy bien".

Durante un entrenamiento en Talca, Rojas se lesionó solo: "Salté a bajar una pelota con el pecho y al caer, la rodilla izquierda se me dobló. Mi entrenador, el uruguayo Adolfo Rodríguez, me advirtió que la rodilla era mucho más complicada que el tobillo y que me cuidara. Dos veces dejé a Rangers con diez jugadores, de visita ante Green Cross y Everton, porque en ese tiempo no existían los cambios. Le compré mi contrato a Rangers para dedicarle tiempo a mi recuperación, me operé. Luis Álamos me llevó a Audax Italiano, estaban Hugo Berly y Carlos Reinoso, pero apenas jugué uno o dos partidos, no había caso, trababa y me volvía a lesionar. Tuve que abandonar".

¿Quién fue su ídolo? "Manuel Muñoz, de Colo Colo. Movía la cintura y arrastraba a los marcadores. Otro excepcional fue el Chocolito Orlando Ramírez: no vi uno mejor, ni siquiera Marcelo Salas. Juan Cortés, mi compañero en Palestino y Rangers, era un jugador exquisito. Y Juan Soto, el Niño Gol, fue mi compadre: soy el padrino de su hija".

¿Cuál es su partido inolvidable? "En la gira a Europa, le ganamos 2-1 al Internazionale de Helenio Herrera, que tenía al español Luis Suárez y al argentino Marcelo Pagani, y anoté el segundo gol (pase de Braulio Musso, amagó el centro para Ernesto Álvarez y Rubén Marcos en el medio y disparó entre arquero y poste)".

¿Los marcadores más difíciles? "Los que pegaban patadas: el Pelao José González (Colo Colo) y el Keko Sergio Valdés (Magallanes, Universidad Católica). Antes no había tarjetas amarillas y los defensores salían a ablandar".

¿Por qué le decían Mikiko? "Mi hermana Inés quería decirme mijito y le salía Mikiko. Así quedé en el barrio y en el fútbol".