Cuando Wahbi Khazri superó al golero Steve Mandanda todos los seleccionados de Túnez se fueron sobre el autor de la conquista. Entendían, pues, que aquel tanto los podía llevar a los octavos de final. Los africanos sorprendían al vigente campeón del mundo y llegaban a cuatro unidades. Sin embargo, casi en paralelo, Australia le anotaba a Dinamarca y el sueño de avanzar ya no dependía de su actuación.
Como tantas veces en el presente Mundial, la idea preconcebida no se cumple. Claro que esta vez hubo un elemento diferenciador: Didier Deschamps alineó una formación alternativa. Conformada, mayormente, por futbolistas que no habían sumado minutos en la cita planetaria. Estuvieron en la cancha, por ejemplo, el portero de Rennes, Steve Mandanda; el lateral Axel Disasi, del Mónaco; ubicó a Eduardo Camavinga, volante del Real Madrid, como marcador de punta por la izquierda. También estuvo en cancha Matteo Guendouzi, compañero de Alexis Sánchez en Marsella.
De esta manera, se notó desde el principio que, a diferencia de los futbolistas que suelen ser titulares en Francia, no estaban acostumbrados a actuar juntos en el campo de juego. La desconexión era evidente. Por lo que Túnez se fue envalentonando. Entendieron que tenían la oportunidad de superar al cuadro europeo. La fórmula del técnico galo también fue usada en Rusia 2018, cuando saltaron con un once con suplentes en el tercer partido, en ese momento ante Dinamarca.
Superioridad tunecina
A los siete minutos del primer tiempo llegaría el primer aviso serio. Un centro de Wahbi Khazri fue conectado por Nader Ghandri, quien marcaba para Túnez. El tanto, sin embargo, no se plasmaría en el marcador, debido a que el zaguero, que subió en la pelota parada, estaba en posición de adelanto. Era una señal.
Tras media hora de dominio, los dirigidos por Jalel Kadri mostrarían indicios de agotamiento en el cierre de la fracción inicial. Pero Francia tampoco aprovechó esos instantes. Vale consignar que el elenco azul llegaba a este encuentro con su lugar en los octavos de final asegurado, luego de sumar seis puntos en dos jornadas.
En el complemento, Túnez buscaría la clasificación. Sabían, claro está, que no dependía solo de ellos. En caso de superar a los franceses, debían esperar una paridad entre Dinamarca y Australia. Algo que estaba ocurriendo al momento en que Khazri marcaría el único tanto del encuentro.
Recuperación alta de Shkiri, uno de los futbolistas con más recorrido de kilómetros en el certamen, quien se la cedió a Laidouni, uno que rápidamente se la tocó al artillero. En una jugada individual, el delantero dejó a dos marcadores en el camino y batió a Mandanda con un toque sutil. Era el tanto de la ilusión.
Un minuto después, se enterarían que Australia abría la cuenta frente a Dinamarca. El panorama cambiaba. Además, después del 1-0, el goleador de la jornada dejaría el campo por lesión, debido a un choque con Disasi al momento de patear. Por su parte, Deschamps dio paso a Griezmann y Mbappé, para buscar el empate.
Los últimos veinte minutos fueron con Francia yendo con todo hacia el área rival. De esa forma, la paridad llegaría en el noveno minuto de adición, o por lo menos así fue en primera instancia. Centro de Tchoouameni que despejaba Montassar Talbi, pero sin fuerza en el testarazo. El rebote le caía al jugador del Atlético de Madrid y, de volea, ponía el 1-1. Empate y final. Eso parecía.
Sin embargo, con el los jugadores ya despidiéndose en el campo, el juez neozelandés Matthew Conger fue llamado por el VAR. El colegiado fue al monitor, vio la posición de Griezmann y anuló la conquista. El partido volvía a jugarse. Se disputó un minutos más, pero el marcador no se movería. Finalmente, fue 1-0 para los africanos, que sorprenden a Francia, pero no logran avanzar a octavos de final.
Con la victoria de Australia, la tabla del grupo D culmina con los galos en la primera posición, con seis unidades, las mismas que los oceánicos. Túnez se queda en cuatro y Dinamarca en uno.