El estadio Luis Valenzuela Hermosilla vio otra jornada negra para el cuestionado arbitraje nacional. En el minuto 30, una acción provocaba distintas emociones en los planteles de Deportes Copiapó e Iquique. Por un lado, los del León de Atacama se abrazaban y festejaban en un círculo, mientras que en otro sector del campo los futbolistas de los Dragones Celestes se iban con todo encima del juez Miguel Araos. A esa altura, la polémica ya estaba instalada.

Para explicar todo hay que retroceder un minuto. Un error del Oso Sánchez, portero iquiqueño, acabó con el balón en los pies del delantero local Carlos Soza, quien levantó su remate para tratar de definir. La pelota dio en el poste y picó en la línea, sin embargo, el árbitro, producto de la acción del juez de línea, la cobró como gol. Insólito.

Para colmo, la jugada definió el partido. Copiapó se impuso por la mínima con ese gol fantasma sobre Iquique, en un duelo de rivales directos en la medianía de la tabla en la B.

Algo ya común en la Primera B

Esta nueva polémica se sitúa justo en un momento en el que el arbitraje chileno vive una de sus peores crisis de la historia. Lamentablemente, estos errores no son algo nuevo en la Primera B.

Por la fecha 5 de la segunda categoría más importante del país, a Wanderers no le cobraron un evidente gol ante Rangers en Valparaíso. Para mala suerte de los Caturros, el duelo acabó con victoria de los de Talca. Y, como si fuera poco, en la jornada 8 y en una situación similar, a Fernández Vial tampoco le validaron un tanto en el que la pelota claramente pasó la línea, ante Iquique.

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