Pablo Galdames: “Siento que nos queremos deshacer muy rápido de la generación dorada”
El mayor de los tres hijos del ex seleccionado del mismo nombre, acumulaba 30 partidos y un gol en Argentina. Pasa el encierro en familia, en Curacaví. Un futbolista con sueños de grandeza profesional y una arraigada conciencia social.
A sus 23 años Pablo Galdames Millán, el hijo del ex futbolista homónimo y hermano de Benjamín y Thomas, ambos jugadores de Unión Española, pasa la cuarentena en Chile a la espera de retomar el fútbol junto a Vélez Sarsfield, equipo al que llegó en 2018 y donde antes de la pandemia, la que le ha dado espacio para reafirmar ideas de vida, había logrado afianzarse. Desde su encierro, el volante mixto no rehúye de ningún tema en este extenso diálogo con La Tercera. Dice haber madurado y así parece reflejarse a continuación.
¿Con quién pasa la cuarentena?
Mis hermanos, papás y abuela, en Curacaví. Me vine a Chile porque estuve dos meses en cuarentena en Buenos Aires y allá vivo solo con mi perra en un departamento. Los doctores y el DT me dijeron que para la cabeza iba a ser mejor pasar tiempo con mi familia. Acá tengo mucho espacio para entrenar. Sin duda es mejor.
¿Juegan de vez en cuando?
Somos muy precavidos con las lesiones, así que hacemos trabajo con pelota y tenemos un vecino que es arquero amateur, algunos días lo invitamos y hacemos circuito de pases con definición. Y mi papá armó una cancha de fútbol tenis.
¿Se le ha hecho complejo el encierro?
Soy un privilegiado. Vélez tiene los sueldos al día, a diferencia de algunos clubes en Chile. Sé que es complejo hablar de esto, pero soy de ese grupo de privilegiados que no necesita salir a la calle para seguir sustentando a su familia.
Como en la sociedad, ¿hay futbolistas más privilegiados para llevar el encierro?
Entiendo que hay diferentes grupos y yo tengo mucho espacio para entrenar y sé que hay compañeros que viven en departamento y no pueden entrenar a la misma intensidad a la que lo estoy haciendo con mis hermanos, que salimos casi todos los días a correr. Nos mandan rutinas especiales por el espacio que tenemos.
¿La pandemia ha cambiado su perspectiva de la vida?
Más que la perspectiva, he tratado de verlo como una oportunidad de estar cerca de mi familia. Llevo dos meses con ellos y me doy cuenta de lo mucho que los extrañaba. Estoy disfrutándolos.
¿El fútbol y el mundo serán distintos?
El fútbol no va a ser distinto, se vivía de buena forma. Lo que sí debiese cambiar , especialmente en Chile, es el manejo de gobierno. Son evidentes las falencias que tenemos como país y que se han visto expuestas con la pandemia: pobreza, las lluvias provocando inundaciones en barrios, gente que ha perdido cosas por hoyos que vienen hace tiempo en Chile y que ningún gobierno ha podido reparar.
Vivió la pandemia allá y acá, ¿dónde se ha manejado mejor y dónde se sintió más seguro?
Estoy más tranquilo en la casa de mis papás. A 35 kilómetros de Santiago tengo contacto cero con otra gente. Pero en Buenos Aires se ha manejado mejor. Es evidente con la cantidad de casos por día. Allá hubo cuarentena desde el 15 de marzo. Trataba de salir lo menos posible, pero a veces tenía que ir al supermercado. Eso me hace sentir más seguro acá, pero sin duda se ha manejado mejor en Argentina que en Chile.
Fue muy crítico de haber jugado en el inicio de la pandemia.
Lo sigo siendo, porque a pesar de haber sido en el inicio, no estaban los métodos de seguridad y el protocolo adecuados. En ese momento era muy arriesgado. Como plantel tratamos de plantarnos de no jugar, pero prácticamente nos obligaron. Fue un riesgo innecesario.
¿Cómo es el régimen con Vélez? Tiene un DT, Pellegrino, que no lo ha dirigido.
Entrenamos de lunes a viernes y algunos sábados por Zoom, algunos días en grupos y otros todos. Nos controlan el peso dos veces por semana y generalmente para las tardes hay trabajos complementarios. Es extraño por el hecho de que solamente lo conocemos (a Pellegrino) a través del computador, aunque tuve la posibilidad de hablar con él antes de venirme.
¿Cuánto cambió el Pablo que se fue a Argentina al de hoy?
Maduré por completo. La independencia de mi casa me hizo crecer. Lo hablo todos los días con mis hermanos y es increíble cómo te cambia la vida al pasar de vivir solo a vivir con tus papás o hermanos o mi mamá, que prácticamente me hacía todo. Llegar de los entrenamientos a dormir la siesta y que la cama esté deshecha, o tener un mal partido y que no estén tus hermanos para hacerte reír, o tu mamá para darte un abrazo... Son cosas súper chicas, pero que te ayudan a madurar, a formar una coraza para hacerte más fuerte. Y valoras cosas que antes no. Eso me hizo convertir en la persona que soy hoy: un tipo sumamente profesional, que quiere a su familia, que quiero pasar tiempo con mis hermanos, ver un partido de fútbol con mi papá, conversar con mi abuela, cosas que me di cuenta que extrañaba.
¿Su paso a Argentina fue un acierto?
Sin duda ha sido un acierto. Lo he conversado con mi papá y siempre llegamos a la misma conclusión, porque me hizo crecer como persona y como futbolista también soy otro, que juega a más intensidad, más completo. Pero pensé que me iba a costar un poco menos, que iba a ser titular apenas llegué, pero me costó seis meses de adaptación.
Ha ido dando pasos que otros ahora se saltan.
Mi sueño es jugar en Europa y los sueños son para cumplirse. Mi sueño siempre fue debutar en Primera y lo dejé todo para lograrlo, sacrifiqué mi adolescencia para eso. Sí, rompí esa norma que se ha instalado de irse a cualquier liga, pero no me meto en la carrera de nadie, cada uno tiene sus expectativas de carrera, sus necesidades. Nunca me faltó nada. Entonces puedo priorizar mi carrera y no necesito buscar lo económico. No tengo hijos o a quien mantener. Si me enfoco en mi carrera y hago las cosas bien, lo económico llega.
¿Cómo miró el estallido social desde allá? ¿Al fútbol le compete?
Al fútbol sí le compete, porque es parte de la sociedad. No todos los futbolistas ganan sueldos para salvarse la vida cuando se retiren. El estallido lo viví bastante de cerca, porque mis hermanos, amigos y mamá iban todos los días a las marchas. Y no es de inconsecuente: gracias al trabajo de mis papás nunca nos faltó nada, pero aun así nos damos cuenta de las desigualdades que hay en el país. Mi abuela está postrada en una silla de ruedas y si no tuviéramos los ingresos que tenemos, quizás no estaría viva porque los remedios son muy caros. Y si fuese a un hospital público, no tendría la atención necesaria porque con las pensiones no alcanza. Mis amigos están endeudados con el CAE y para poder pagar sus estudios tienen deudas gigantes y deben trabajar toda su vida para pagarlas. El país tiene muy evidenciadas sus falencias y se tiene que arreglar. Como deportistas podemos ser escuchados, tenemos que ser una especie de líderes, un rol fundamental que tenemos que adquirir. Mucha gente nos escucha o lee.
¿Si hubiese estado en Chile habría marchado?
Obvio que sí. Como familia apoyamos la causa y eso significa marchar pacíficamente para protestar y pedir por más igualdad, por educación de calidad, que es lo que quiero para mi hermana, por pensiones dignas, que es lo que quiero para mi abuela. Ese sentimiento lo comparto con la mayoría de mis amigos. Por cuatro de ellos, compañeros en Unión, sé todo lo que cuesta. Y con más razón agradezco lo que tengo. Sin duda hubiese marchado con ellos.
¿Cómo es ser entrenado por Heinze y Palermo?
Los primeros días era impactante, ambos con maneras muy diferentes de trabajar, pero con mucha humildad. Gabriel es muy obsesivo por el rival, le encanta la táctica. Me dejó muy marcado el fútbol posicional. Y también lo obsesivo con cómo hay que dedicarse a la profesión, ser futbolista 24 horas al día. Me ayudó a madurar y a convertirme en lo que soy. Y Martín me tocó cuando yo era más chico, tuvimos muchas conversaciones casi de padre a hijo. Y siempre estuvo ahí para apoyarme, para darme lo mejor y lograr entender que un jugador con confianza y continuidad puede hacer muchas cosas. Lo que más rescato de él es la sencillez con que hay que afrontar cada desafío, pero sabiendo de que hay que dejar todo en la cancha.
¿Cómo es jugar con Gago?
De chico siempre fue mi ídolo. Cuando recién subí al plantel en Unión estaba Pochi Chávez y le preguntaba cómo era jugar con Gago, él me decía que lo tenía que mirar mucho. Y cuando llegó Palermo le decía que quería ser como Gago y él se reía. En los primeros partidos me puse nervioso, pero después empecé a disfrutarlo y darme cuenta de que tenía al lado a un jugador de una calidad increíble. Nunca en mi vida he visto un jugador con tanta fuerza en un pase de borde interno. Él es súper alegre, profesional, que va para adelante con el grupo. Trato de aprender de él, de adquirir conocimientos y experiencia, porque él también quiere lo mejor para el equipo. Tenerlo de compañero es un lujo.
El destino lo llevó a jugar con uno de sus ídolos.
Es una de las lindas cosas que tiene el fútbol y también el destino, de cruzarte con personas que cuando chico admirabas. Tengo una foto de niño con mis hermanos y Carlos Tévez, que lo encontramos en un aeropuerto, y este año lo tuve que enfrentar en un Vélez-Boca. Son cosas muy lindas que solo te da el fútbol y que hay que aprovechar.
¿Centurión es tan polémico como se le pinta?
Como compañero es un crack, muy simpático y alegre, también muy profesional. Se entrena al 100% siempre, deja la vida en todas las prácticas y físicamente es extraordinario. Por eso rinde como rinde. Si no fuese profesional, si no se cuidara, créeme que no hubiese podido rendir en un equipo muy intenso como el nuestro.
Alguna vez dijo que el jugador gozaba de mucho tiempo libre, ¿lo sostiene y cómo lo invierte?
Lo hablo con mis hermanos, también con mis amigos. Hoy no estoy estudiando nada porque me estoy preocupando de estar bien físicamente. Estoy entrenando todos los días, menos los domingos, en doble turno. Va a ser muy importante para el reinicio del fútbol. Pero tengo planes de estudiar italiano. Con mi polola ya estamos haciendo las averiguaciones para el segundo semestre.
¿Por qué italiano? ¿Pistas de su futuro?
Porque me gusta, porque mi sueño es jugar en Italia y soy un convencido de que cuando uno quiere las cosas tiene que merecerlas y atraerlas. Y una de esas cosas es aprender el idioma. Y porque también creo que aprender otro idioma es muy entretenido.
¿Le presiona ser hijo de…?
Cuando chico me presionaba más. Hoy ya me doy cuenta que es un orgullo tener un papá que hizo tan buena carrera. Cuando chico sí sentía la presión de demostrar que no estaba apitutado, como mucha gente decía. Me costó mucho en inferiores. Cuando fui creciendo, pensaba: “bueno, soy hijo de Pablo Galdames, me van a estar mirando más, lo voy a aprovechar”. Y ayuda tener un papá futbolista en muchas charlas con críticas constructivas, nunca en afán de obligarnos . Tener la experiencia de un tipo que jugó en la Selección y una final de Libertadores ayuda a afrontar distintas situaciones.
¿Cómo es vivir en una familia de futbolistas?
Muy entretenido. Mi hermana chica es la única que está un poco cansada. Disfrutó mucho este tiempo que no hubo fútbol. Más que ojos críticos, lo vemos como que nos ayudamos. Somos muy autocríticos y también aceptamos las críticas de nuestros papás y hermanos. No te lo dicen de mala onda. Al final ser futbolista es un estilo de vida y los tres somos muy profesionales. Nos dimos cuenta que no solo se necesita ser un buen jugador, sino que hay cosas complementarias necesarias de aportarles a la carrera de cada uno. Por ese lado es muy bueno que en la familia haya cuatro futbolistas.
¿Quién es el más dotado?
Los cuatro somos muy diferentes. Mi papá siempre dice que sacamos algo de él. Tomi es un defensa con mucha garra e ímpetu, físicamente una bestia. Se preocupa mucho, es muy profesional, entrena todos los días como si fuese el último y es muy sacrificado. Benja es más técnico, más libre, su forma de ver la vida y de jugar están reflejadas. Es muy alegre, tiene buena técnica, mucha llegada al gol. Pero vamos a decir que el más dotado es mi papá, por toda la carrera que hizo.
¿Qué le generaría que Benja jugase por México y llegara a enfrentarlo?
Lo que generó cuando jugó su primer amistoso: orgullo. Pero no lo tiene decidido, sabe que le queda tiempo todavía. Que decida lo que quiera, que juegue por la selección que quiera. Nosotros vamos a estar ahí para apoyarlo. Y en caso de que lo llegara a enfrentar sería entretenido.
Pero alguna broma le hará al respecto.
Siempre hay tallas, le digo que podríamos hacer un record como los hermanos Touré en Costa de Marfil. Pero se ríe. Cuando toque el momento va a decidir sabiamente en compañía de mi papá y mi mamá, que también nos está aconsejando todo el tiempo. Al final tiene que decidir lo que le haga feliz y que se sienta seguro jugando.
¿Ha tenido contacto con Rueda?
No he tenido contacto con él desde que me convocó a la primera nómina. Muchas veces me reservaron en Vélez y no llegó la convocatoria. Pero que te reserven significa que te están siguiendo. Siempre dijo que necesitaba que los jugadores tengan regularidad y el último torneo lo venía jugando completo, así que tenía mucha esperanza de un llamado para la primera fecha de las Eliminatorias. Me dijeron que estaba reservado y es una lástima que no se haya realizado. Pero más que frustrarme, trato de ver el lado positivo.
La pandemia torció sus planes inmediatos de Selección.
Si no se dio ahora es por alguna razón y tengo que tratar de aprovechar todo este tiempo para llegar bien a Vélez, marcar una diferencia de que estuve entrenando toda la pandemia. A pesar de que todo se ha postergado, estoy muy mentalizado en cumplir mis objetivos y para eso trabajo. No lo veo como algo frustrante, sino que como algo que me mantiene motivado e ilusionado.
¿Se manoseó lo del recambio?
Es complicado lo que me pasa cuando hablan de eso. Siempre dije que el recambio tenía que ser paulatino. Siento que nos queremos deshacer muy rápido de la generación dorada y es una generación que nos ha dado dos títulos, algo que nunca se había logrado. Tenemos que disfrutarlos lo que más se pueda.
¿Se siente recambio?
Me siento parte por el hecho de que quiero jugar en la Selección. Mis decisiones en el fútbol han sido pensando en la Selección y mi carrera. Sé que tengo que entrenar mucho y jugar a un buen nivel para llegar allá, aunque no me voy a sentir totalmente parte del recambio hasta que lo logre. A eso estoy apuntando, para eso trabajo.
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