Con una victoria de 2-0, un penal maldito que será recordado por siempre y una eliminación dolorosa se despidió la selección chilena femenina de su primera participación en una fase final del Mundial.

Un golazo de Camerún en el 90'+5´ de su partido previo ante Nueva Zelanda dejó a Chile con el deber de vencer por tres de diferencia a Tailandia para avanzar a octavos. Era una obligación por varias razones. Si como factores de la superioridad de suecas y estadounidenses se argumentaban el profesionalismo, el poder de las respectivas ligas, el biotipo, la tradición y el ranking FIFA, las tailandesas no superaban a las Rojas en ninguno de estos acápites y, en algunos, eran abiertamente inferiores, como que más de la mitad de las dirigidas por Letelier juegan en el extranjero. Las asiáticas, en su mayoría, juegan en el medio local.

La urgencia de anotar fue un peso fuerte durante el primer tiempo, con las Rojas paradas en el campo rival y apostando por un 3-4-3. La presión sobre el arco de Boonsing fue constante, pero nunca con claridad. Sirvió al menos para generar dos ocasiones claras: a los 10', Urrutia pateó en el área y provocó el rechazo de cabeza de Chinwong contra un vertical, rebote que Lara elevó. Ya cuando el lapso inicial concluía, Balmaceda disparó contra el vértice superior izquierdo.

Letelier intentó poner algo de agresividad en la segunda parte enviando a la cancha a Javiera Grez, quien agregó inquietud, y un tanto rápido encendió la ilusión. Llegó con pase profundo de Yesenia López (la mejor junto a Urrutia), que bajó Daniela Zamora para superar a su marca y centrar atrás: Yanara Aedo disparó contra el poste y Boosing terminó anotando en propia puerta cuando giraba para encontrar el balón.

El 0-1 aumentó la intensidad de las Rojas, pero siempre con alguna falla en el cierre de las acciones. Con reloj en contra y cierto nerviosismo, la intención de atacar fue permanente. Y a dos minutos del final, arribó el 0-1, con un centro magnífico de Yesenia que cabeceó Urrutia hacia atrás para sorprender.

El drama

A cinco minutos del cierre, se produjo el momento más dramático. Un mano a mano de Urrutia casi termina en gol. Fue rechazado en el área chica por una defensa, pero la portera Boonsing salió con el pie por delante y botó luego a Urrutia. La acción fue revisada en el VAR y la jueza neozelandesa Keighley decretó penal. El problema es que Lara cerró su mal Mundial ejecutándolo contra el travesaño, con un rebote que no tuvo mayores consecuencias.

Los minutos finales, la presión fue agobiante, pero con escasa precisión. El esfuerzo fue tremendo, se triunfó en el debut mundialista, la ocasión estuvo, pero todo terminó con el dolor en el alma de haber estado tan cerca.