La última fecha de la Primera B se vio marcada por un papelón. A minutos del inicio del crucial partido entre Santiago Wanderers y Universidad de Concepción, correspondiente a la definición de los puestos de la Liguilla del Ascenso, la Delegación Presidencial Regional de Valparaíso tomó una radical decisión que afecta la simultaneidad de los partidos en dicha categoría.
Y es que cuando los aficionados del cuadro verdiblanco llegaban al Estadio Elías Figueroa y los jugadores se alistaban para saltar a la cancha a realizar el trabajo de calentamiento, una particular situación se robó la atención de los presentes: los guardias encargados de la seguridad del evento comenzaron a manifestarse para exigir el pago de sus sueldos por parte de la institución caturra. Según se informó en la transmisión, la administración de Reinaldo Sánchez adeuda cerca de 50 millones de pesos a los trabajadores.
En ese marco, el organismo gubernamental de la Quinta Región determinó que, debido a la paralización, el espectáculo deportivo no reunía las condiciones mínimas de seguridad para desarrollarse, por lo que el compromiso entre Santiago Wanderers y el Campanil no se jugará de manera definitiva.
El duro dictamen puede traer una serie de consecuencias para los de Valparaíso. De acuerdo al Artículo 23 de las Bases del Campeonato Nacional de Primera División y Primera B, el club arriesga perder el partido por 3-0 y una multa económica cercana a las 500 UF por la no realización del encuentro. Dicha sanción está sujeta al veredicto que adopte el Tribunal Autónomo de Disciplina del fútbol chileno.
Los efectos de la suspensión
La debacle en Playa Ancha no solo provocó incovenientes en el ámbito futbolístico. Desde la vereda dirigencial, Rodrigo Feldstedt, gerente de la institución, renunció a su cargo en medio de los cuestionamientos por su controversial gestión. Además, la Final del Campeonato de Ascenso Femenino ante Huachipato, también quedó suspendido, según comunicó el club en sus redes sociales.
En las afueras del recinto, en tanto, el caos también se hizo sentir. A minutos de la cancelación, se reportaron enfrentamientos entre una facción de la hinchada y Carabineros, lo que derivó en el uso de carros lanza aguas y un aumento en la cantidad de uniformados. Todo esto bajo la presencia de familias completas que se retiraban poco a poco de las instalaciones.
En esa misma línea, Joaquín Pereyra, mediocampista uruguayo de Santiago Wanderers, hizo sentir su molestia por la forma en la que se dio la polémica suspensión. “Hoy es un día difícil para toda la gente y para los jugadores. Creo que lo que pasó es una falta de respeto porque a nosotros tampoco se nos había comunicado lo que estaba sucediendo. Nosotros preparamos toda una semana un partido que era muy importante y la gente había agotado las entradas. Nunca se sabe lo que pasará con este club”, comentó.
A los comentarios del charrúa, también se sumaron los de Jorge Sharp, alcalde de la comuna porteña. “Santiago Wanderers no pudo jugar un partido clave por el ascenso porque la SA está endeudada con la empresa a cargo de seguridad del estadio. Un papelón que es una burla a toda la hinchada del club. Este es el legado de Nicolás Ibáñez, Rafael González y Reinaldo Sánchez. ¡Devuélvanle el club a sus hinchas!”, lanzó el edil a través de su cuenta oficial de X.