Minuto 86 del partido entre Chile y Perú. Arturo Vidal disputa el balón con el brasileño Casemiro y cae dentro del área. La Roja reclama el presunto penal contra el volante del Inter de Milán y se va encima del juez peruano Diego Haro, quien se transforma en el objeto de todos los reclamos. Los jugadores le piden que cobre la pena máxima o que, al menos, consulte el monitor del VAR. Haro, en medio de los gritos, intenta imponer algo de cordura. “Tranquilos”, es lo que más repite, aduciendo que la jugada está siendo revisada en el VOR, la cabina en la que se administra el videoarbitraje.
Paralelamente, el juez está escuchando los diálogos del equipo que comanda su compatriota Víctor Carrillo. Primero, le piden que no reanude el juego en varias ocasiones. De las conversaciones empieza a formarse la convicción de que no hubo falta. “Para mí, se deja caer antes”, dice Carrillo, descartando una potencial infracción del volante del Real Madrid en contra del chileno.
La jugada es revisada desde distintos ángulos, reforzándose la idea de que no hubo infracción. Al término del proceso surge el veredicto ya más lapidario de Carrillo, clave para que Haro ni siquiera concurra al monitor para revisar la acción. “Todo chequeado; no hay ninguna falta ahí”, sentencia el juez a cargo del VAR, pese a que los jugadores chilenos continuaron reclamándole al árbitro central para que, al menos, revisara la acción.
Las otras acciones polémicas
Por la misma vía se adoptaron otras determinaciones. Así se explica que, en el minuto 33′ se haya anulado una jugada que terminaba en gol de Iván Morales, por fuera de juego de Eugenio Mena. “Participa de la jugada”, dice respecto de la influencia del lateral de Racing en la acción, estando en posición de adelanto.
Por ejemplo, en el minuto 68′, se descartó una eventual mano de Iván Morales dentro del área. “Nada, nada. Mano pegada”, señalan.