No hubo título para un chileno. Bragantino del asistente técnico chileno Claudio Maldonado no pudo ante el ordenado Athletico Paranaense que venció 1-0 en la deslavada final de la Copa Sudamericana, jugada en el Centenario de Montevideo.
Dos escuelas completamente diferentes se midieron en la definición. Por un lado, el oficio del cuadro de Curitiba, con jugadores experimentados, acostumbrados a partidos de esta categoría.
En el otro, un equipo joven, con sólo cuatro futbolistas por sobre los treinta años de edad. Un cuadro hecho a golpe de billetera, gracias al millonario auspicio de la marca austríaca Red Bull. Con una política clara, invertir fuerte en figuras emergentes del fútbol brasileño. Una empresa que ya concretó una inversión total sobre los 40 millones de dólares en dos años.
Dos posturas que quedaron claras en el inicio del partido. El Braga comenzó con el ímpetu propio de sus figuras. Y antes de los 20 minutos tuvo dos claras de abrir la cuenta, ambos intentos del argentino Tomás Cuello. Primero con un córner que se colaba en el arco del meta Santos. El mismo transandino intentó la réplica, pero el tiro se fue por poco cerca del ángulo.
Al otro lado, O Furacao esperaba el momento. Defendía cerca de su arco e intentaba salir con rapidez para sorprender a los paulistas. Así logró la apertura del marcador, cuando un tiro de David Terans (el mismo uruguayo que jugó en Santiago Wanderers en 2017) tomó un disparo que obligó una respuesta a medias del meta Cleison. En el rebote, Nikao la metió de tijera cuando se jugaban los 29 minutos.
Segundo título
El reinicio del partido en el complementario le dio una pequeña ventana a Paranaense. A los 51 minutos, un contragolpe gestado por Terans y Nikao terminó en el tiro desviado de Leo Cittadini.
Después de eso, el duelo cayó en un vacío. El elenco rojinegro se acomodó en su costado y el de Maldonado no encontró las herramientas suficientes para conquistar su primer título internacional.
Artur, la figura del equipo en planes de Barcelona, intentó un tiro rastrero a los 61 minutos, en la más clara. Un cabezazo de Leo Ortiz, en el final, fue la otra clara. Sin embargo, el elenco de Massa Bruta nunca pudo romper la resistencia de los dirigidos de Alberto Valentim.
No hubo tiempo para más. Paranaense puso el oficio y se llevó la segunda corona en el torneo, el mismo que ya ganó en 2018. Eso, al margen de la final de la Libertadores que perdió en 2005 ante Sao Paulo.