No importa cuan grande sea el problema de Colo Colo. Tampoco el escenario ni la jerarquía del rival. Siempre tendrá el as bajo la manga. O más bien dicho, el 7 de oro para lucirlo en algún momento del juego. Cuando más lo necesita el equipo, Esteban Paredes dice presente. Y la solución siempre parece estar en el botín izquierdo del delantero para resolver todas las dudas futbolísticas de un equipo que suma más puntos de lo que muestra y merece en la cancha.

Colo Colo superó a Bolívar por 2-0, se instaló en el segundo lugar del grupo por diferencia de goles y depende de sí mismo para acabar con la larga maldición de la fase de grupos. Sin embargo, más allá de que lo numérico resulta auspicioso, lo que transmite el equipo deja más dudas que certezas.

Porque otra vez el cuadro de Tapia dejó muchas interrogantes en el juego y sobre todo en la ejecución de una idea que no parece acomodar a sus futbolistas. No obstante, cuando acechaba la oscuridad en Macul, apareció Paredes para mostrar el camino. Una vez más. Y ya van cuántas. En medio del nerviosismo propio de la gente por la pobre presentación del equipo, apareció la figura del eterno goleador para enderezar el rumbo de los albos en la Copa Libertadores y dejar más vivo que nunca el sueño de clasificar a los octavos de final, tras más de una década plagada de frustraciones. Dos goles del ariete en el primer tiempo resultaron suficientes para deshacerse del Bolívar, que ofreció resistencia hasta la apertura de la cuenta, pero que en desventaja mostró todos sus ripios y falencias.

Y es que más allá de que el resultado suele esconder las flaquezas, especialmente por la urgencia de sumar en un grupo tan parejo como irregular, lo que mostró Colo Colo como colectivo deja muchas dudas de cara a la última fecha, especialmente por el linaje que tiene Atlético Nacional, que con los resultados que se dieron en esta jornada, debe ganar para asegurar el primer lugar del grupo.

La disposición de Tapia de alinear a cinco mediocampistas por detrás de Paredes, el exclusivo delantero de los albos ante Bolívar, no favoreció al equipo. Y es que por largos pasajes, Colo Colo se vio irresoluto, sin cambio de ritmo ni menos capacidad de profundizar ante un equipo que no hacía nada extraordinario en defensa.

Hasta el primer gol de Paredes, en el que hubo mucho mérito de Fierro para aparecer por sorpresa en el área para habilitar al delantero, el cuadro albo no dominaba ni menos inquietaba seriamente al portero visitante. Es más, lucía irresoluto con el balón y ni siquiera la presencia de Valdivia, que abandonó el partido lesionado en el segundo tiempo le daba sorpresa en los últimos metros.

Pero todos los problemas quedaron debajo de la alfombra con las apariciones de Paredes, primero anticipando a Pedraza y luego ganándole de vivo al propio zaguero de Bolívar para definir mano a mano ante un indefenso Quiñonez.

Después de aquellos destellos del ahora máximo goleador chileno en la Copa Libertadores, con 22 tantos, Colo Colo siguió transitando la cancha sin sorpresa y esperando el final del partido. Total, la tarea ya estaba hecha. Los problemas, una vez más, los había solucionado el 7 de oro.