Mientras bajan por el túnel del estadio Monumental, Esteban Paredes (37 años) y Lucas Barrios (33) se ríen de buena gana. Charlan y echan la talla, como dos grandes amigos que se reencuentran después de muchos años. Ni siquiera cuando posan para el lente fotográfico de El Deportivo detienen su conversación. Ambos se juntan y se ponen de espalda para lucir sus dorsales recién estampadas: el Tanque usa su tradicional número 7, mientras que la Pantera sorprende con el 33. Sí, la 33, justamente la estrella que quiere bajar Colo Colo este 2018. Una cábala que se repite, porque en su regreso a Macul, en 2014, Paredes vistió la icónica camiseta 30 y los albos conquistaron el trigésimo torneo de su historia.
"Es importante, porque es el título que vamos a disputar, el 33. Ojalá podamos alcanzar a los rivales que están allá arriba. Estamos un poco lejos, pero confiamos en el plantel que tenemos para poder hacer un gran torneo", revela Barrios, con una seguridad tremenda, sin ningún miedo a las mufas. Es osado y desafiante, porque el Cacique está a 10 puntos de distancia de Universidad Católica, líder del Campeonato Nacional, y aun así se atreve a hacer esa elección.
Una vez que finaliza la sesión de fotos en el túnel del recinto de Pedreros, ese que tantas veces han recorrido por separado, pero juntos en muy pocas ocasiones, Paredes guía el camino de su nuevo compañero de ataque hacia la cancha principal David Arellano. Es temprano y la baja temperatura se siente, pese al cielo despejado de Santiago. "¿Dónde está mi chaqueta?", pregunta Paredes, quien se abriga de inmediato. "No me puedo resfriar", apunta. El argentino nacionalizado paraguayo hace lo mismo.
La caminata sigue y el Tanque, como buen capitán, se prepara para darle la bienvenida a Barrios, que volverá a pisar el césped del Monumental, ese mismo donde ganó un título de Primera División con los albos, en 2008, y donde protagonizó jornadas memorables ante el archirrival Universidad de Chile, razón por la cual se ganó el corazón de la hinchada.
"Está buena la cancha", le comenta el Tanque a la Pantera. Barrios lo mira. "Sí, está buena", le responde, con la mirada puesta en las tribunas del estadio. Allí, en el sector de Océano, específicamente, una decena de personas se levanta de sus asientos al divisar y reconocer a lo lejos a dos de sus ídolos más importantes en el presente siglo. Dos niños con camisetas blancas corren raudos escalera abajo para acercarse a la barrera de vidrio templado que separa las graderías del campo. "¡Paredes!", "¡Lucas!", grita uno y otro, mientras una mujer que parece ser su madre los persigue, aunque sin mucha suerte.
El 7 albo se da cuenta de la situación, ante lo cual sonríe y saluda. Los dos niños, posiblemente hermanos, están en éxtasis. No lo pueden creer. Era un día normal para ellos hasta ese momento. Lo más seguro es que nunca se imaginaron estar así de cerca de dos referentes tan importantes del club de sus amores y menos recibir un saludo. Ambos se miran y se felicitan, justo cuando la mujer llega a buscarlos, pero los ve tan alegres que decide quedarse junto a ellos y acompañarlos.
La expresión de Barrios, desde que salió del túnel, cambió por completo. Luego de intercambiar opiniones sobre el pasto de Macul con su colega de ataque , el seleccionado de la Albirroja se quedó absorto, ensimismado, con los ojos fijos sobre las tribunas de un estadio que atesora en lo más profundo de su corazón, que coreó su nombre en numerosas ocasiones, que se rindió a su potencia, clase y talento goleador, y que, por lo mismo, lo marcó para siempre.
Paredes se da cuenta. Lo mira, algo sorprendido. Hasta que Barrios vuelve en sí, tras recorrer con una larga y melancólica mirada todos los rincones del recinto. "¿Qué te parece?", le pregunta. "Hermoso", responde Lucas, emocionado. No lo puede ocultar.
Después de unos segundos de silencio, Barrios saluda a los niños que continuaban gritando su nombre. Luego, prosigue. "Antes era más grande, ¿o no? Está un poco cambiado", señala. "Sí, pusieron butacas en casi todo el estadio, ahora incluso tiene un indio ahí", le explica el capitán, mientras apunta hacia el centro del sector Cordillera. De fondo, la majestuosidad de la Sierra de Ramón cubierta de nieve transforma la escena en una postal de colección.
"Es una alegría enorme volver al Monumental. He jugado Eliminatorias con Paraguay aquí, pero no es lo mismo, no es igual a sentir que estás en tu casa, a pisar la cancha, a volver para jugar por Colo Colo. Es algo indescriptible", se sincera La Pantera.
Tras la emotiva bienvenida, ambos vuelven a posar con sus respectivas camisetas oficiales, esta vez sobre el césped del coliseo de Pedreros, que luce en perfecto estado para el partido que sería el redebut del nacido en San Fernando, Argentina. Lamentablemente para él, Nacional de Montevideo no pudo viajar por problemas internos y Blanco y Negro suspendió el amistoso que estaba programado para este jueves 12 de julio.
Más allá del contratiempo, el ánimo de la dupla de ataque más intimidante del fútbol chileno no decae en absoluto. Al contrario, el fiato y la cercanía que muestran el uno con el otro es llamativo. Verlos interactuar ya es un espectáculo por sí solo. El pensamiento inmediato es que, si logran traspasar ese entendimiento a la cancha, cuando los puntos estén en juego, la ofensiva del Cacique será imparable, por decir lo menos. Eso, si es que juegan juntos.
Para Barrios, al menos, no hay nada que impida que estén los dos en el campo al mismo tiempo. "Ya hemos jugado juntos y la verdad es que nos ha ido muy bien, tanto en Cobreloa como en Colo Colo. Como lo he dicho siempre: los buenos jugadores pueden jugar juntos en cualquier lugar, pero eso al final lo decide Tito Tapia, porque es él quien arma el equipo. Él verá las posibilidades que tiene en el ataque y decidirá", sostiene.
"Será un honor jugar con él, con Valdivia, Jaime (Valdés), y con muchos jugadores que son muy importantes en el equipo. Esteban es un referente del club, un ídolo para la gente y ojalá nos complementemos bien", agrega.
Paredes también toca el punto, aunque lo hace con un entusiasmo algo menos evidente. "Esa es una pregunta que debes hacerla al profe Tito. Con Lucas nos tocó jugar juntos en Cobreloa y también en Colo Colo. En un partido en Calama ante Antofagasta, en que jugamos juntos, ganamos 7-1 con tres goles cada uno. Creo que si el profe quiere, podemos jugar juntos y complementarnos, pero no es algo que dependa de mí", explica.
En ese instante, La Pantera y el Tanque están frente a frente, mirándose fijo, con cara amenazante. "Oye, si seguimos así de cerca me va a terminar gustando este huevón", exclama Paredes, entre risas, desatando las carcajadas del exatacante del Borussia Dortmund, que complementa la broma del 7: "Es verdad, si me pongo más cerca le voy a dar un beso". Las risotadas no paran y con suerte ambos logran volver al semblante serio que se les requirió para esta etapa de los retratos.
La buena vibra que existe entre estos dos tremendos goleadores sin duda elevará hasta el cielo las expectativas de los colocolinos. Parece imposible que no lleguen a entenderse dentro de la cancha. Los antecedentes son esperanzadores: en el conjunto blanco alcanzaron a jugar sólo dos partidos en el Clausura 2009, anotando un gol cada uno; mientras que en Cobreloa disputaron siete compromisos juntos, con siete conquistas para el transandino-guaraní y tres para el oriundo de Quinta Normal (ver tabla de estadísticas).
"La pretemporada ha sido dura", suelta el capitán albo, pero ambos ya están listos para jugar si el técnico Héctor Tapia así lo quiere. Barrios advierte: "Sí, ya estoy. Me estoy preparando, estoy poniéndome al ciento por ciento. Obviamente, venimos de hacer la pretemporada y a medida que pasen los partidos nos vamos a sentir mejor. Lo único que quiero es ayudar al equipo".
La Pantera parece tener más que claras sus palabras. Si bien tuvo problemas con el expresidente de ByN, Aníbal Mosa, a principios de año, tras una frustrada negociación que desató una ola de críticas cruzadas, prefiere dejar atrás el conflicto y agradecerle al empresario puertomontino, que es muy cercano a Paredes. "Ya quedó en el pasado. Estoy agradecido de la gente que me trajo, que es el directorio, y en ese directorio está Aníbal. No hay por qué tener rencores. Acá hay que unirse todos juntos para tratar de que a Colo Colo le vaya bien", sentencia.
Para que a Colo Colo le vaya bien se tienen que cumplir los objetivos. Uno de esos ya lo asume Barrios con su dorsal: ganar la 33. Mientras que la otra meta la conoce de sobra: la Copa Libertadores, certamen en el que el Cacique logró pasar a los octavos de final después de 11 años. El artillero viene a ganarla, o mejor dicho, a defender el cetro que consiguió en 2017 con Gremio de Porto Alegre: "Tenemos que tratar de hacerlo lo mejor posible ante Corinthians. Tuve la oportunidad el año pasado de ser campeón de esta copa y la verdad es que es muy lindo. Ahora quiero serlo con Colo Colo. Todos estamos ilusionados en tratar de hacer las cosas bien y sabemos que en esta instancia ya se empieza a pelear por el título".
"¿Cuánto falta para el partido de Croacia?", pregunta Esteban. "No queda nada", responde Lucas. Ambos han seguido atentos los detalles del Mundial de Rusia 2018. A propósito, ¿quién se llevará el título? Barrios no titubea. "Bélgica será el campeón. Siempre dije que iba a ser la sorpresa, porque tiene grandes jugadores. Lo ha demostrado, por algo está en la semifinal. Ahora, son los cuatro mejores equipos y todos merecen ser campeones. Es algo muy lindo jugar la Copa del Mundo. Tuve la oportunidad de jugarla con Paraguay y llegar a cuartos de final. Gracias a Dios sé lo que es vivir esa instancia y lo importante que es para una selección. Ahora queda disfrutar", manifiesta.
La sesión termina y Paredes acompaña al 33 de los albos hacia el túnel. Un último gesto de despedida de ambos goleadores deja felices a quienes observaron atentamente desde Océano más de media hora de fotografías, bromas y carcajadas. La nueva dupla dorada de Colo Colo promete mucho, sobre todo, goles. Los años no han mellado el entendimiento que alcanzaron a mostrar en el pasado y que ahora, en una sesión fotográfica, derrocharon. ¿Cómo será cuando jueguen juntos?