Se terminó el torneo de la Primera B. Coquimbo se coronó campeón y aseguró su presencia en la máxima categoría durante 2019. Mientras, Cobreloa aguarda rival en la final por el segundo ascenso, en la que enfrentará al ganador de la liguilla que disputarán Cobresal, Deportes Valdivia, Santiago Wanderers y Santiago Morning.
En el fondo, en tanto, se instaló la polémica luego del descenso de San Marcos de Arica. El conjunto del norte igualó 2-2 ante Wanderers y, con eso, cayó a la Segunda División Profesional. La situación se hizo conflictiva porque, en el duelo entre Ñublense y Copiapó, los otros dos involucrados en la amarga lucha por no caer a la tercera categoría del fútbol chileno, ambos elencos firmaron un "pacto de no agresión" para sentenciar el 1-1 que finalmente los mantuvo en la división.
"El malestar de los hinchas se hizo sentir en el Nelson Oyarzún. En los minutos finales, los equipos no se hicieron daño y parecía que había un acuerdo en los 15 minutos finales", publica este lunes el diario chillanejo La Discusión. En tanto, en redes sociales está lleno de registros en los que los hinchas le recriminaban a los jugadores la actitud -o la falta de esta- en el tramo final del compromiso.
"Yo soy bien profesional. Nadie se salva solo. En un momento me miraba con Roberto Reyes y Luciano Gaete y queríamos atacar, pero los de Copiapó nos pedían que nos calmáramos. Se vivió un momento complicado. Me fui de puteadas porque quería presionar... Hay que estar adentro para entender lo que pasa en la cancha, pero nunca quisimos tirar para atrás", expresó después del duelo el capitán de Ñublense, Octavio Pozo, en declaraciones que reproduce el mismo medio.