El iraní que fue campeón tras entrenar en Chile
Mohammed Salehi practica como uno más con las selecciones nacionales. Eso lo llevó a pasar de deportista promedio a campeón asiático. Por eso se quiere quedar para siempre en Chile.
Rodando como uno más en el Patinódromo del Estadio Nacional, Mohammed Salehi se confunde con la selección chilena de patín carrera, con los aficionados que practican a la misma hora y destaca su metro y 90 centímetros (sin patines) entre los numerosos niños de las escuelas. Lo saludan y él saluda de vuelta con un hola. Hasta ahí, no hay diferencias con el patinador iraní; una conversación mayor se complica.
Salehi es seleccionado iraní y entrena hace semanas en Santiago, bajo las órdenes de Gustavo Aguilera, el entrenador de Chile. No es la primera vez que pasa una temporada en Chile, entrenando esta vez con la vista puesta en los Juegos Mundiales de Roller Sports, que por estos días se celebran en Barcelona y donde este martes Chile obtuvo su primera medalla.
¿Por qué entrena en Santiago? El asiático asegura que por muchos motivos. Tal vez el más importante es el de los resultados. Ya estuvo antes practicando en Ñuñoa y tras eso se coronó campeón de los 100 metros de los Juegos Asiáticos, un continente con potencias como Corea del Sur o Taiwán. "Yo iba todos los años a los Juegos Asiáticos y los Mundiales, pero con muy malos resultados. Una vez fui tercero en Asia, pero el año pasado, después de entrenar seis meses en Chile, fui campeón de Asia".
También dice que le gusta el clima, "muy parecido al de Irán, aunque no en el verano", asegura. También ha entrenado en Colombia y Corea del Sur, pero por poco tiempo.
Otro motivo para pasar sus días en Santiago son las condiciones para entrenar. "Este es el mejor lugar del mundo para entrenar, para hacer patín velocidad, tiene más campeones del mundo y tiene buena gente, muy buena gente", dice. E indicando hacia todos los puntos del Estadio Nacional, agrega que "aquí tienen hotel, comida, gimnasio, zona para correr... Yo tengo un amigo en Alemania, allá todo es pagar, hay que pagar por todo. Al punto que tienen que pagar 750 euros para ir a Barcelona al Mundial".
Salehi, de 31 años, es el menor de cinco hermanos. Ninguno es deportista, pero él, a los siete años se sumó a los muchos niños que practicaban patinaje por las calles de Teherán, donde su familia se había trasladado desde la ciudad de Arak. "Cerca de los 14 años me decidí más profesionalmente por la velocidad, por decirlo así. Mi papá era policía, no éramos de dinero y él me decía que no podía dedicarme al patín carrera, porque era caro, era deporte para gente rica".
Igual su padre algo tenía de razón. No ha sabido mucho de ganancias Salehi dedicado al deporte. "Hoy no tengo nada, nada", dice el asiático, aunque sin mayor preocupación en el rostro. "Yo estudié en internet que Chile era un país económico, pero no es así, todo es carísimo. Pero mis amigos acá me han ayudado mucho para entrenar, para movilizarme, para comer. Yo tuve que vender mi auto, mi moto, mi computador, todo".
El seleccionado Emanuelle Silva le ofreció vivir con él y desde entonces ocupa una pieza de la casa que el medallista panamericano comparte con su polola y su hijo. Antes, en su primera visita, vivía con otros amigos.
Su federación le prometió un premio en dinero si ganaba una medalla en los Juegos Asiáticos, pero ahora, para el Mundial, "no me han dicho nada. No habrá nada", dice resignado.
"Gustavo es mi coach, pero también aprendo mucho de Emanuelle y de su hermano Lucas, porque saben todo sobre la competencia, de entrenamiento". Todo por entrenar y preparar el sueño de ir a un Mundial.
Los 100 metros no es una distancia que se practique mucho en Chile. De hecho, Salehi adecúa la zona de ruta del Patinódromo ñuñoino para su distancia, entrenando los primeros 60 metros, que son los más técnicos. El resto se trata solo de llegar a le meta.
Sobre el desarrollo del patín carrera en su país, dice que está estancado porque "mi país es un país islámico. las mujeres no pueden competir como los hombres. Ellas no pueden usar esta ropa (lycras de competencia). Por esto, las competiciones siempre son en otros países".
"Chile es mi segundo país". No lo dice en esta entrevista, sino lo posteó tras el pasado Juego Asiático que ganó en sus redes sociales, celebrando con la bandera iraní en las manos, pero vestido con el uniforme de Chile. ¿Está pensando en competir por Chile en el futuro? Dice que por ahora no puede, porque su pasaporte es iraní, pero que "le encantaría, aunque primero tengo que estudiar español. Puedo trabajar como coach, lo fui en mi país". Por ahora tiene visa temporal.
En Irán tiene una pequeña fábrica de zapatos para patinar (lo que va sobre las ruedas), llamada El Rey, aunque el negocio se le ha complicado por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, asegura.
De todas maneras, si todo sale bien, sus planes podrían incluir radicarse definitivamente en Chile, lejos de casa. "Siempre he estado más bien solo. Mi padre ya murió y mi madre ha estado siempre en Arak. No sería gran diferencia", dice Salehi, quien no se despide antes de destacar "lo muy profesional que es el deportista en Chile. De casa a entrenar, a comer, a dormir, nada más. Muy bien".
Tras eso se pone de nuevo el casco, entra a la pista y se pierde en el grupo.
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