Patricio Ormazábal (43) corre contra el tiempo. Cada vez queda menos para emprender el viaje a Colombia, donde buscará que la Sub 20 obtenga un cupo en el Mundial de Indonesia, pero el ex volante de Universidad Católica y Universidad de Chile, en épocas en que no existían las redes sociales para castigar el transfuguismo, se anima incluso a proyectar la experiencia. “Siempre he dicho que el objetivo principal de la selección sub 20 es pasar jugadores mejor preparados a la selección adulta. La mayor cantidad posible. Después, si uno va a la parte objetiva, creo que tenemos que enfocarnos solo en los cuatro primeros partidos que tendremos, que van a ser muy difíciles. Esa es la misión. Ir partido a partido, enfrentándolos de la mejor manera. Y lo que nosotros queremos, como ideal es que la gente vea un equipo, se identifique con un equipo que da todo en la cancha, que juega bien, que propone y que diga ‘me gusta este equipo de Chile’. Resultados uno no puede prometer, porque juega contra un rival”, sentencia.

La realidad es que al técnico lo miden por los resultados.

Sí, pero es parte del cargo. Estamos seguros de que si logramos eso, más posibilidades vamos a tener. Uno nunca puede asegurar resultados. Sería inventar. Lo otro ya lo sabemos. El técnico que no gana tiene muy pocas posibilidades de seguir. No soy yo. Es ‘parte de’.

¿Qué le pidió la ANFP?

El único objetivo que me han pedido desde que llegué acá ha sido que la selección Sub 20 tiene que formar jugadores para pasar a la Sub 23 y adulta. Nunca ha venido alguien a decirme ‘usted tiene que clasificar al Mundial’ o ‘su obligación es clasificar al Mundial’. Por lo menos, no he tenido esas conversaciones a nivel oficial.

Traspasar jugadores a la Selección era parte del proyecto de Cagigao ¿Se sacaron elementos de ese plan?

Es la organización que tenemos. Hay una muy buena comunicación entre todos los cuerpos técnicos. Entre la Sub 15 y la Sub 16, la Sub 17 y la Sub 20 y desde la Sub 20 tenemos una muy buena relación con Eduardo Berizzo. Estamos siempre hablando. Ese el objetivo. Cómo preparamos a los jugadores para hacerlos competir de mejor forma y que vayan pasando a la selección que viene. Ojalá fuera a la Adulta, pero este año tenemos Panamericanos el próximo año, habrá un Preolímpico. Ojalá que haya muchos de esta Sub 20. Ese es nuestro trabajo, que se terminen de formar. Si bien son jugadores profesionales, todavía les falta la última parte de formación, como futbolistas y personas, y en eso nosotros tenemos mucho que aportar.

¿Cómo ha sido la relación con los clubes? ¿Ha sentido trabas?

Siempre se van topando los intereses de la Selección y de los clubes. Nos pasó durante el año, pero, bueno, es ‘parte de’. Hay una regla que hace que los técnicos necesiten tener a los Sub 20 entrenando para decidir quien va a sumar los minutos el fin de semana y para ellos también es importante tenerlos en el día a día. Tuvimos muchos partidos donde tuvimos que ir cambiando las nóminas, pero también nos sirvió mucho para conocer a otra gente, que, sin duda, ha sido un aporte. Jugadores que tal vez no tenían posibilidades en sus clubes y llegaron acá y se fueron ganando un espacio.

El proyecto habla hasta de sistemas de juego comunes para facilitar la transición desde las selecciones menores a la Adulta. ¿Es tan así?

La comunicación está. El primer cambio es que la Sub 20 está ahora en Pinto Durán. Antes estaba en Fernando Riera. Hay conversación directa. Desde ver los entrenamientos de la Adulta. Berizzo ve los nuestros. Hay jugadores que han pasado a la Sub 23. Otros, a la Adulta. En cuanto a sistemas de juego, la Adulta siempre ha tenido la libertad de poder realizar su sistema. Sabemos que es rendimiento puro. No es que se imponga lo que tenemos que hacer abajo. Con la Sub 15 y la Sub 17 tenemos unos fundamentos parecidos de lo que tenemos que ir logrando. Van cambiando algunas cosas. En la Sub 20, que es la parte final de la formación, ya es competición.

¿Pierde mucho la estructura de las selecciones sin Cagigao?

Francis tenía un proyecto que se estaba realizando. Ahora se está reorganizando. Tenemos un nuevo gerente, Rodrigo Robles, que también está en Pinto Durán mucho tiempo. Entonces, tenemos comunicación directa.

¿Qué les dejó Cagigao?

Primero, Francis ordenó mucho a las selecciones. Nos alineó bastante en la parte técnica. Y en la parte profesional, como cuerpos técnicos, fue muy exigente con nosotros. Y eso nos hizo mejorar. Desde todo de vista, desde informes, trabajos en los entrenamientos o en los partidos, en lo personal, siento que nos hizo exigirnos más. Y eso se lo agradecemos.

Patricio Ormazábal dando instrucciones en la derrota ante Marruecos, en España.

Explosión tardía

¿Por qué en Chile los jugadores explotan tan tarde?

Lo he hablado con los jugadores. Lo que nos cuesta es el proceso final. Son figuras en las categorías y cuando pasan al fútbol profesional, al de elite, se encuentran con que no juegan, no los consideran. Ahí viven su primera frustración y hay muchos a los que les cuesta supera ese momento. Ahí vienen los quiebres. Uno dice ‘tengo muchos jugadores buenos’ y los que marcan la diferencia son los que superan estas adversidades rápidamente, los que toleran mejor las frustraciones. Los que están más determinados para enfrentar esos desafíos son los que terminan teniendo mejor carrera. A veces no por condiciones, sino por fortaleza sicológica. Y eso lo pueden alcanzar porque la familia se los dio, algunos porque les tocó la vida más dura y se hicieron hombres antes de tiempo. Ahí tenemos que ayudar. Y eso es con exigencia. Al tipo que está frustrado darle y darle, estar encima de él. Y no darle un lugar más cómodo que le permita no aceptar los desafíos. Ese es el paso que podemos acelerar.

¿El fortalecimiento de la competencia a nivel juvenil es lo que falta?

Yo creo que está cada día más competitiva. Podemos jugar más, sí. Yo me acuerdo de que cuando era juvenil, la Católica, Colo Colo y la U ganábamos todos los campeonatos y fácilmente todos los partidos. Hoy uno va a la juvenil y ya no hay partidos fáciles. Hoy, los técnicos chilenos están mejor preparados, los partidos se pueden ver. Hoy, en esta selección, ya no todos los jugadores son de Colo Colo, la Católica o la U. Hay tres jugadores de Primera B, que siempre la gente reclama. Eso dice que hay una competencia. Si no, no habría jugadores de Rangers, Magallanes o Wanderers. No es el principal motivo. Ese es la maduración. Tal vez hay que frustrarlos antes para que sepan como es ese momento.

¿Los técnicos del primer equipo deben ayudar? En esta selección está Joan Cruz y en Colo Colo no juega.

El técnico del primer equipo tiene que ganar. Y si un jugador llega al primer equipo tiene que estar preparado para rendir. Y si juega es porque se ganó la oportunidad. El técnico del primer equipo va a poner al que mejor vea. Por eso digo que ese momento del que hablo tiene que ser antes. Nosotros somos los encargados de, en algún momento, provocar ese quiebre, que lo pasen y que lo asuman. Para que cuando pasen al primer equipo sea parte de ellos y no que recién se den cuenta de que no los ponen. O de que llevan cinco meses sin citaciones o de que los citaron y no se vistieron.

¿Habló alguna vez con Quinteros por este caso?

No. Con él he hablado de la posibilidad de que nos faciliten a algunos jugadores, pero de la parte técnica, nada. Con ningún entrenador.

¿Depende esta Sub 20 de Assadi o de Osorio?

Esta selección depende del equipo, de los 23. Y lo hemos hablado. Si hay un jugador que no se siente importante en este equipo, no tiene nada que hacer. De lograr el objetivo, no tengo dudas de que todos van a jugar. Unos más, otros menos, pero con la exigencia que tiene este torneo, los necesitamos a todos. Ese ha sido el mensaje. Lo más importante es que entreguen su talento.

Lucas Assadi, una de las figuras de la Sub 20, en un partido de la U (Foto: Agenciauno)

El fantasma de los agentes

¿Cómo será la relación con los representantes durante el torneo?

Igual que con la familia. Vamos a competir, vamos a trabajar y lo más probable es que haya muy poco espacio para las visitas. No podemos prohibir las entradas a los hoteles, aunque habrá seguridad y todo eso, pero tendremos poco tiempo para distraernos. Jugaremos cada 48 horas y tenemos un objetivo muy importante, que queremos lograr. Y no tenemos otra Sub 20. Estos jugadores tienen que saber que es ahora o nunca. No va a haber espacio para las distracciones. Después, seguramente, habrá otro tipo de comunicaciones, pero en lo que respecta a visitas, van a estar restringidas. En lo que dependa de nosotros, vamos a hacer lo posible para restringir todo, porque necesitamos descansar, muy poco ruido externo.

Usted trabajó en un club de un representante, Magallanes. ¿Qué le parece el vínculo entre los agentes y los clubes?

Yo puedo hablar de la parte técnica y en ese sentido la experiencia que tuve fue muy normal: libertad absoluta para hacer el equipo. Y eso es lo que pido. Después, esos temas los tendrá que ver el directorio o el Consejo de Presidentes. No tengo ninguna opinión. Sí, si voy a un club, que es de socios, dueños o un representante, y puedo elegir, es lo que pido. En ese sentido, en Magallanes nunca tuve un problema. Soy muy agradecido de la oportunidad que me dieron.

¿Ogalde nunca le impuso a algún jugador?

No, nunca. Estoy muy agradecido de la oportunidad que me dieron. Fue una muy buena experiencia.

Sebastián Pino se va al Alavés sin jugar en Chile ¿Es bueno o malo? ¿Le parece que sea el camino correcto?

No hay camino correcto, porque los jugadores son distintos. Hay jugadores que a los 24 años pueden ser maduros y a los 18 pueden ser maduros. En ese sentido, lo que hemos visto de Sebastián es un crecimiento importante. Es un premio a su profesionalismo y su entrega que un club de Europa se haya fijado en él.

¿Mentalmente está preparado?

No sé. Habrá que verlo. A veces los jugadores te van sorprendiendo para bien o para mal. La gente que lo eligió habrá visto en él. Yo puedo hablar de lo que hace acá. Y lo que hace acá lo ha hecho bien. Por algo quedó entre los 23.

¿Le pidió algún consejo o usted le dio alguno?

Nada. Solo lo felicitamos, como felicitaríamos a cualquier otro jugador en la misma situación.

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