Patricio Rubio concretó anoche su actuación más gloriosa. Le anotó cuatro goles a Sporting Cristal en el triunfo de Universidad de Concepción sobre la escuadra peruana por la Copa Libertadores, se llevó el balón como testimonio, un premio que reciben quienes anotan tres o más goles en un encuentro, y su madre reservó su camiseta para enmarcarla como recuerdo de una jornada de ensueño, que devuelve al delantero de 29 años al primer plano como uno de los escasos poseedores de un bien en extinción en el fútbol chileno. El que, por cierto, más inquieta al seleccionador Reinaldo Rueda: la efectividad frente al arco rival.
No es primera vez que el atacante vive jornadas así. Su primer hat-trick como profesional lo anotó el 12 de febrero de 2012, con la camiseta de Barnechea. Su víctima fue Magallanes. Era el primer partido en el que anotaba por la escuadra huaicochera. En 2011, había sido distinguido como el Futbolista Amateur del año. Terminó aportando 16 goles en esa campaña en la Primera B. Su efectividad lo llevó a Unión Española, donde no consiguió alguna de estas actuaciones consagratorias, más que dos dobletes (uno en el debut, frente a Audax Italiano, y otro en la victoria por 1-4 sobre Universidad de Chile), pero logró consolidarse en Primera División, al punto de que cautivó a los azules, que lo ficharon en 2013, después de peleárselo con Colo Colo.
En la tónica de sus buenas presentaciones iniciales, con la camiseta estudiantil le anotó primero a Cobresal, el 10 de agosto de 2013, aunque su explosión se produjo 15 días después, en la goleada por 5-0 sobre Deportes Antofagasta. Rubio marcó el primer póker (como se le denomina en jerga futbolística a la hazaña de acertar cuatro veces en un partido), lo que ilusionó al club y a los fanáticos laicos con el surgimiento de un nuevo ídolo. 17 anotaciones en la primera campaña con los universitarios mantuvieron la expectativa en alto.
La llegada de Martín Lasarte le garantizó estabilidad como titular. Marcó 11 goles y en apenas dos ocasiones se fue como figura principal: con los dobletes frente a Arica y en el clásico universitario, ante la UC. La receta del uruguayo para recuperarlo no solo fue futbolística. También lo sometió a una estricta dieta, que se tradujo en una considerable baja de peso. Siete kilos menos lució el delantero en ese campeonato.
Igualmente, los antecedentes que reunió principalmente como jugador azul le significaron dar el salto que aseguraría su futuro económico: en enero de 2015, el Querétaro, de México, pagó los US$ 5 millones que Universidad de Chile había establecido como cláusula de salida. Allí tendría un compañero de lujo y un socio ideal para, teóricamente, llenarse de gloria: Ronaldinho. Dos años después (con otro paso por los azules, en préstamo y con cinco goles a su haber), el club mexicano prescindía de sus servicios. Salió de los Gallos siendo considerado como la peor inversión en la historia del club, considerando que nunca habían pagado una cifra tan alta por un futbolista. Y, para colmo, el técnico Víctor Manuel Vucetich lo catalogaba de 'flojo'. Tal etiqueta lo borró del equipo y lo obligó a buscar una opción en Dorados, del ascenso azteca, donde retomó la regularidad: disputó 23 partidos y marcó ocho goles.
Everton le abrió la puerta de retorno al fútbol chileno en 2017. Rubio agradeció aportándole siete goles en su primera campaña al equipo viñamarino, aunque su mejor versión la ofreció el año pasado, cuando celebró en 12 ocasiones. Eso sí, en la tónica de sus esporádicas actuaciones enmarcables, el 2 de septiembre marcó cuatro goles de un tirón: la víctima fue Colo Colo, en el 4-2 que los ruleteros obtuvieron en el estadio Sausalito, de Viña del Mar.
Este año, a nivel local, Rubio no había anotado. Espero la Libertadores. Su actuación ante Sporting Cristal lo inscribió como el artífice del primer triunfo de Universidad de Concepción en la competencia continental y como el primer jugador nacido en Chile que marca cuatro veces en un partido del torneo. El chispazo más luminoso de un goleador inconcluso.