Paula Navarro: “Los hombres tienen vozarrón y no les dicen histéricas o ridículas”
Una DT tricampeona, que intentó dirigir a varones antes de que la cerraran las puertas, se desahoga con ideas claras y críticas sobre el fútbol femenino.
Paula Navarro (48) es el fútbol femenino chileno. La entrenadora a la que no dejaron dirigir a hombres ha guiado a Santiago Morning al tricampeonato. Y sigue crítica con la actividad quien luce orgullosa la licencia Pro de Conmebol, la primera chilena que la obtiene.
Santiago Morning es tricampeón del fútbol femenino chileno, ¿por qué?
Por la convicción de los dirigentes. Cuando las cosas empiezan bien desde arriba, todo fluye. Desde el presidente, las gerencias. Hemos desarrollado un modelo, una identidad de juego. Estaba viendo el partido por cuarta vez y efectivamente mostramos más que la U, que fue intenso, pero más de individualidades. El fútbol es conjunto, cohesión. Los goles salieron con trabajos que se ensayaron.
¿Cómo lo hizo para superar la hegemonía que, hasta hace un tiempo, ejercía Colo Colo?
Lo importante es el modelo, un proyecto sustentable más allá de quien esté. Pasa mucho que al no tener una guía, un manual, todo cambia. El fútbol evoluciona, pero hay que tener claro que es muy importante conocer el perfil de la jugadora, del profesional que trabaja en el club. Y los clubes a veces no lo entienden. Y pasa mucho en el fútbol de varones también. Implica tiempo. Y los dirigentes no tienen paciencia tampoco. Eso hace que el recurso se agote. Esto es un trabajo integral de todo el club. Hay gestión. Claramente tratamos de que se generen recursos, pero siempre faltan. Sobre todo ahora en pandemia. Los auspiciadores bajaron sus planes de marketing en más de un 30 por ciento y es lógico, porque dejaron de vender. Hay más gastos: horas de canchas, profesionales, apoyo médico, protocolos que cumplir, materiales, el transporte. No todas las jugadoras tienen auto. Hicimos una alianza con una empresa que nos pasó una camioneta y tuvimos que contratar un chofer.
¿En qué pie está el fútbol femenino en Chile?
En una etapa de crecimiento. El rol de la mujer en el mundo ha cambiado y eso ha traído que la disciplinas en que están las mujeres se difundan más. Ayer me acordaba que para el 2008, con el Mundial Sub 20, todos decían que venía la explosión, el desarrollo, se construyeron estadios y después no pasó nada. Nos cobraban arriendo. La federación y la ANFP tienen que entender que hay que trabajar de verdad. Conseguir cosas para los clubes. No hay premios. Nosotros no ganamos nada. Debería haber incentivos para los cuatro primeros. No te entregan balones en todo el año. En cambio en el fútbol profesional, sí. Yo apelo a la buena disposición del primer equipo del Chago, que me pasan los que van dando de baja. Cada balón vale 70 lucas. Eso tiene que terminarse. La gente que trabaja en la ANFP tiene que ser gente que se la juegue, no que no moleste al directorio. Eso no sirve. Si no, vamos a seguir en lo mismo. Ellos se escudan en que los clubes se tienen que hacer cargo. Y los clubes no dan abasto. En el fútbol femenino es puro gasto, no hay posibilidades de retorno. Hay cosas que son urgentes y que vengo escuchando hace 16 años, desde que estoy en la industria.
¿Qué le falta al campeonato, por ejemplo?
Que se televise por lo menos un partido a la semana, por televisión abierta. Que tengamos premios, ojalá los seis primeros, para que se siga desarrollando la industria. Eso generará competencia. Y lo otro es blindar a nuestras jugadoras, poner montos por la libertad de acción. Hoy es simbólico. También desde el extranjero debe haberlo. La ANFP se lava las manos con la Conmebol y la Conmebol le echa la culpa a otros.
¿Los reconocimientos que recibe Christiane Endler eclipsan esas carencias?
No. Los reconocimientos de la Tiane son fruto de su trabajo, de su dedicación. Dejó todos por sus sueños. No los eclipsan. Lo que pasa es que los medios desconocen que en Europa el fútbol femenino tampoco es lo mismo. Es bonito estar allá, pero ganan el 1 por ciento. Yo tengo jugadoras a las que en España les pagaban menos que nosotros. Estaban mal, no se preocupaban de ellas, vivían en un departamento con seis personas. No es tan fácil.
¿Se preocupa realmente la ANFP por el fútbol femenino?
Lo justo y lo necesario, lo que tiene que hacer, organizar una competencias. Y generalmente lo hacen cuando las niñas reclaman por redes, hacen presión. Al final nos catalogan como las problemáticas. Yo no hago problemas. Es porque las personas que están no quieren hacer más para poder seguir en los cargos y la idea es que sean sinceros para mostrar las falencias. En el fútbol femenino no hubo ningún contagiado. Eso refleja el compromiso que tiene la mujer. Lo prolijas y lo juiciosas que somos. Hubo protocolos, pero también hay otras cosas que hacer. Hay problemas serios en algunos clubes, como infraestructura. En Puerto Montt no había agua caliente. A algunos se les exige, a los que están más cerca. A los que están lejos no los van a fiscalizar.
¿Qué tiene que pasar para que la liga sea realmente profesional?
Tiene que haber presupuesto. Y que la ANFP destine dinero a los clubes para que puedan contratar jugadoras. Y tampoco es tanto. Los sueldos del fútbol femenino no tienen relación con los que se pagan entre los hombres en Primera. Es lo que gana un chileno común y corriente.
¿Hay más interés de las niñas en sumarse a la práctica?
Sí. Recibimos muchos mensajes, mails. Hay mucho interés, que va relacionado con el rol de la mujer y con lo que hemos hecho como institución, que nos ven serios.
¿Y están las instancias para acoger ese interés?
Los estamos desarrollando. Estamos preparando una Sub 12 y una Sub 20, pero estamos sujetos al tema de la pandemia para poder volver a entrenar, cumpliendo los protocolos. Implica una educación previa. Debemos esperar un poco. Qué nos dicen las cifras, el Seremi.
¿Se terminaron los prejuicios en torno al fútbol femenino?
Todavía quedan algunos. Hay menos, pero falta. Hay clubes que no ponen los nombres en las camisetas. Ha sido lento el proceso. La gente que tiene hijas no debería quitarle espacio al fútbol femenino. Debería potenciarlo. Ser empáticos. No impedirle que sea preliminar de un partido de hombres. Hay muchas trabas. Que no se puede pisar la cancha, que Estadio Seguro...
El Chago luce en su camiseta los colores de la bandera de la diversidad sexual, ¿por qué?
Los colores representan una diversidad general. Tenemos jugadoras de Chiloé, de Iquique. Es más cultural, de formas de pensar. No estamos acostumbrados a que la gente piense diferente. La diversidad debe ser tomaba bajo esa idea. Y hay personas que pueden pensar políticamente diferentes. En este país nos falta discutir las diferencias. Que si lo ves rojo o azul, se pueda conversar. Nosotros tenemos que cuidarnos mucho. A veces nos critican porque gritamos. Yo grito, pero mi equipo, en el que hay hombres, también está preparado. Los hombres tienen un vozarrón y a ellos no les dicen que son histéricas o ridículas. Dicen que es bueno
¿Hay jugadoras lesbianas en su plantel?
Nosotros tenemos todo tipo de profesionales y personas, pero no es labor nuestra ni es tema nuestro meternos en la vida privada de nadie. Nosotros las respetamos, el club también. Es como que dijera si hay jugadores gay. Hay, pero ustedes no les preguntan. El Chago ha sido integrador, incluso a nivel racial. Es importante que la diversidad esté presente en todas las organizaciones.
¿Sigue aspirando a dirigir un equipo masculino?
Por el momento, no. Si tengo alguna propuesta interesante, quizás. Tengo muchos objetivos que cumplir.
¿En cuanto tiempo?
No lo sé. Tengo Libertadores en marzo y por lo tanto no hay tiempo para pensarlo. Ojalá que más adelante se dé. Ahora estoy abocada a desarrollar la industria del fútbol femenino.
¿Sintió mucha resistencia a la idea cuando estuvo cerca de dirigir a los hombres del Chago?
La resistencia fue más que nada de parte de los jugadores. Ellos saben quién soy, nos conocemos todos. Soy la única mujer vigente con tanto tiempo en esto. Hay algunas chicas que están entrando y lo encuentro fantástico. Saben lo exigente que soy. Sentí que no querían. De los dirigentes, no. Pero tomé una buena decisión. Me sirvió estar de ayudante técnico. Es una industria difícil. Ya llegará el momento, pero con mis condiciones. Que yo mande.
¿La presencia de juezas en el fútbol masculino es una señal de apertura?
Sí, claro. Es súper importante. Sería bueno que también se active el VAR en las instancias decisivas del fútbol femenino. Pero es súper positivo.
¿Qué más esperaría?
Que hubieran mujeres en cargos de poder, gerencias técnicas, direcciones deportivas. Y entrenadoras en los equipos de Primera. Todavía no veo una gerenta general. Uno no viene a quitarles espacios, viene a trabajar en conjunto. Eso, en los países desarrollados, es éxito. Eleva las ventas. En el Bayern Múnich, la gerencia deportiva la ocupa una mujer.
¿Se postulará como constituyente?
No. Recibí varias propuestas que estuve analizando hasta fines del año pasado, pero este será uno con muchos compromisos deportivos. Vamos a jugar la Libertadores y prefiero enfocarme en eso. Igualmente, pensaba que podía ayudar mucho, porque conozco el día a día del deporte, que es una herramienta social muy fuerte. Las leyes las construye gente muy profesional, que no tiene cancha.
¿Ha recibido acercamiento de algún partido o movimiento político?
Hubo varias conversaciones, con partidos. Y ahí había un problema porque mi idea era postular como independiente, pero si no te vinculas a la lista de un partido la realidad es que no tienes chance de que te elijan. Esa es otra de las razones por las que no iré.
¿En qué más se habría enfocado la constituyente Paula Navarro?
Me interesan los derechos de la mujer, incorporar lo que tenga que ver con el deporte con capacidades diferentes, con los animales, la naturaleza. Me importa mucho. Y la igualdad de género.
¿Cree que la nueva constitución terminará con la desigualdad que percibe la gente?
No. No creo que vaya a terminar. Quizás ayude a disminuirla. A actualizar ciertas normas, ciertas reglas. Eso es importante, para que sean mejores para los ciudadanos. Se necesita un cambio, pero tampoco va a ser de un día para otro.
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