José Pekerman prácticamente no vio la definición a penales. Su nerviosismo era evidente. Cada vez que sus elegidos se paraban frente al portero inglés Jordan Pickford, el técnico optaba por taparse el rostro. En su memoria, seguramente, estaba latente la eliminación al mando de Argentina, selección que conducía en 2006, cuando cayó desde los doce pasos ante Alemania, por los cuartos de final.
En conferencia, Pekerman se notaba molesto. Serio. No quiso referirse a su continuidad. De entrada apuntó al arbitraje: "El partido fue muy áspero, muy rudo. Esto fue incómodo. Jugar un partido sabiendo que estaba en el aire la sensación de que siempre se iba a pitar algo. En el fútbol está pasando algo".
El transandino valoró el esfuerzo de sus dirigidos: "Fuimos valientes y equilibrados, pero nos faltó un poco de profundidad. Ambicionábamos más llegada, pero fue difícil entrar en un partido en el que no teníamos tranquilidad", agregó. Sin embargo, no escondió su frustración al no poder contar con James por lesión: "Nos faltó un jugador clave, determinante en la creación".
Una de las estrellas de la participación cafetera fue Yerry Mina. El mismo que hasta antes de la cita mundialista era relegado al banco de suplentes en Barcelona. Ayer, convirtió en los descuentos mediante un certero cabezazo, la igualdad que permitió a los sudamericanos ilusionarse con el pase a la siguiente fase. El formado en Deportivo Pasto anotó su tercer gol en Rusia, luego de convertir ante Polonia y Senegal. Su nuevo festejo lo puso en los libros de la máxima cita del fútbol al inscribirse como el defensor que más convirtió (iguala al alemán Paul Breitner en Alemania 74). "De Yerry no me sorprende nada porque siempre pensé que el podía dar esto. Es un jugador que tiene virtudes enormes. Lo recuperamos en el Mundial y lo vimos en plenitud no solo por los goles sino también por su nivel de juego y forma de jugar", agregó Pekerman.