Peleas y dos intentos de suicidio: el controvertido perfil del cuarto árbitro en el escándalo racista de París

Quién es el rumano Sebastian Coltescu, el colegiado que está en boca de todo el mundo tras referirse a Webó como "negro" para que el juez principal del PSG-Istambul lo identificara para su expulsión.



El rumano Sebastian Coltescu está en la mira del mundo. Referirse con la expresión “negro” para identificar al camerunés Pierre Webó, ayudante técnico del Istambul Basaksehir, en el partido frente al PSG, por la Champions League, fue considerado como un arrebato racista y desataron un auténtico escándalo. “El negro de allá. Anda y fíjate quién es. Es el negro que está allá. No es admisible que se comporte así”, le indica al juez. El expulsado Webó reclama. “¡No puede decir ‘negro’!”, “¿Por qué dice ‘negro’?”. El enredo terminó con ambos equipos retirándose del campo de juego y con la UEFA designando un nuevo juez para el compromiso, que se reanudará hoy, y con todo el planeta discutiendo sobre el caso.

Coltescu, de 43 años, ha tenido una vida compleja. Empezó a dirigir en 1996, pero solo 10 años después logró insertarse en la elite del referato de su país, en la que tambaleó por sus controvertidas determinaciones. Incluso fue relegado a la segunda división rumana debido a su mal rendimiento. Fue, literalmente, el peor momento de su existencia. Dos veces intentó quitarse la vida. La escena más compleja la protagonizó el 3 de octubre de 2008, cuando intentó arrojarse desde un tercer piso. La acción de un equipo de rescate impidió un desenlace que pudo resultar fatal. “Déjame solo, no entres”, le gritó a uno de los agentes que intentaba auxiliarlo. Finalmente, se calmó.

El incidente tuvo origen en una controvertida actuación referil. En el partido Gaz Metan Medias y el FC Brasov, Coltescu no sancionó dos penales y obvió la expulsión de dos jugadores de la segunda escuadra. Naturalmente, se llenó de críticas que le resultaron casi imposibles de tolerar. Cinco años después, en el partido entre el Petrolul y el Gaz Metan, volvió a ser protagonista: el duelo terminó con siete expulsados, 13 amonestados y el juez tomando por el cuello a uno de los jugadores. Dos años después, le anuló tres goles al Steua Bucarest en el duelo contra el Astra, además de obviar una falta demasiado evidente que debió derivar en una expulsión.

Su actualidad en el referato tampoco era demasiado tranquila. La federación rumana había decidido sacarlo de la nómina de jueces internacionales y, de hecho, el choque entre los franceses y los turcos iba a ser el último en el que tendría participación en una competencia continental. Igualmente lo será.

Este año, al margen de la situación que hoy lo tiene en el tapete, ya había sido demasiado convulsionado para el réferi. De la muerte de su padre, producto de un cáncer, se enteró mientras se aprestaba a dirigir un partido. La misma enfermedad le había quitado a su madre. También se divorció.

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