No hay nada como las revanchas, sobre todo en el fútbol. Manuel Pellegrini, en estos momentos, lo sabe mejor que nadie. Su West Ham le dio el martillazo final al alicaído Manchester United —sin Alexis Sánchez— de José Mourinho, el técnico que, una vez, despreció al Málaga como elección de un entrenador de clase mundial. El partido de hoy podía ser un salvavidas para los Diablos Rojos, o un disparo directo en la sien. El Ingeniero se encargó de que fuera esto último con un 3-1 lapidario.

Envalentonados por los buenos resultados conseguidos en los últimos partidos, los Hammers salieron a atacar tan pronto Michael Oliver hizo sonar su pitazo. Pellegrini repitió el equipo que empató frente al Chelsea la fecha pasada, aunque esta vez volvió a contar con Marko Arnautovic en el ataque. El buen toque fue la tónica en los primeros minutos, llegando de esta manera el primer gol. Noble filtró para Zabaleta por la derecha, que centró para Felipe Anderson, cuyo taco dejó parado a De Gea.

Cinco minutos bastaron para que el brasileño retratara las falencias defensivas del equipo de Mourinho, que como pocas veces en su carrera, ideó una línea de tres con Valencia, Lindelof y McTominay. Tras la apertura de la cuenta la posesión de los Irons decreció, posibilitando el alza del United. No obstante, un cabezazo al palo de Lukaku tras pase de Young fue lo más peligroso para la zaga local. Balbuena y Diop, en el centro de la línea defensiva, constituyó una muralla infranqueable para el belga y Martial, que poco y nada hicieron durante el partido.

Pese a la cesión de la pelota, ni de cerca el West Ham adoptó el planteamiento defensivo del domingo pasado. Nunca perdió el control del partido y las ocasiones de gol siguieron llegando en el primer tiempo. A los 44' el segundo gol de los londinenses llegó tras autogol de Lindelof, luego de un potente remate de Yarmolenko. Era un mazazo para el United y un resultado extraordinario para Pellegrini.

En el complemento el plan de Pellegrini fue claro: el contragolpe. Una táctica que tan bien le funcionó contra el Everton y que puso en grave peligro al Chelsea. No obstante, los toques entre Yarmolenko, Anderson y Arnatovic no fueron pulcras y terminaron con el austriaco regañando a sus compañeros.

A los 71' esas jugadas comenzaron a pasar la cuenta: Rashford, que había ingresado hace pocos minutos, aprovechó un tiro de esquina y con otro taco puso el descuento. El Olímpico de Londres comenzó a inquietarse, temiendo una remontada, pero nada de eso pasaría.

Y es que solo tres minutos más tarde, Arnautovic colocó el 3-1 definitivo, tras gran pase entre línea de Noble. El delantero quedó absolutamente solo ante De Gea y no falló. Era el gol de la tranquilidad, del knockout para el United.

Mourinho tiene sus días contados en Old Trafford. La pregunta es cuándo y cómo será su salida. En la otra vereda, el West Ham de Manuel Pellegrini ya toma forma.