El partido entre Argentina e Islandia dejó varias cosas, pero una de ellas fue la actuación arbitral. La participación del polaco Szymon Marciniak no fue trascendente en el desarrollo, pero la polémica de los penales (uno cobrado y otro ignorado) lo puso en el centro de la atención.
Cuando el juego estaba 1-1, ya en pleno segundo tiempo, sancionó una falta de Magnusson a Maximiliano Meza, que Messi terminó fallando. El punto es que a 13 minutos del final el juez se saltó una clara infracción del lateral derecho Saevarsson sobre Cristian Pavón. El contacto existe, pero Marciniak consideró que el ariete de Boca simuló.
Ni siquiera se recurrió a la asistencia del videoarbitraje, herramienta precisamente impulsada por la FIFA para aclarar jugadas polémicas.
Un dato relevante que ilustra el fenómeno de este tipo de situaciones radica en que el Mundial de Rusia ya es el certamen con mayor cantidad de penales sancionados (cinco) en los siete primeros partidos de la cita (sin contar el Croacia-Nigeria, en el cual no hubo). Curiosamente, la primera Copa del Mundo con el VAR ha quebrado la marca, que estaba en tres.
En la mitad de los partidos que se han jugado hasta la fecha se han sancionado faltas penales: Portugal-España, Francia-Australia, Argentina-Islandia y Perú-Dinamarca. No es descabellado pensar que crecerá.