Suena a gran volumen The Wall, el mítico álbum de Pink Floyd, en la Sala de Musculación del Centro de Entrenamiento Olímpico. Aquí, una decena de deportistas realizan sus demandantes rutinas al ritmo de los rockeros británicos. Al fondo de la sala, hay una cara connotada del deporte chileno, una multicampeona mundial del patín de velocidad, una que estuvo ausente de la actividad por largos meses tras ser madre. Es María José Moya, quien realiza trabajo de pesas junto a su entrenador. La "Mejor de los Mejores" de 2014 está de vuelta y con la vista fija en revalidar sus éxitos.
Pepita estuvo fuera de la actividad por diez meses ya que dio a luz a su hija Giuliette. El 8 de agosto retomó los entrenamientos con un objetivo claro: clasificar a los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Actualmente realiza tres días de gimnasio y dos de patín. "No me costó mucho recuperar mi peso, pero sí se nota muchísimo en la condición física. Me cansa mucho entrenar veinte minutos en patines, pero seguiré con todo para retomar el mejor nivel", cuenta Moya sobre su vuelta.
La historia de su embarazo es, por lo bajo, particular. Debe ser una en muchísimos casos de deportistas. Corría el 2017, Pepita ya había obtenido la medalla de oro en los Juegos Mundiales de Breslavia y había participado en un Mundial de la disciplina en China. En ese entonces, entrenaba en Alemania y se preparaba para el último desafío del año, los Juegos Bolivarianos de Santa Marta.
Fue cuando comenzó a sentir algunos malestares. Ella pensó en primera instancia que era el estrés por el año repleto de competencias. Pero el destino le tenía guardada una gran sorpresa. "Yo no sabía nada. Tenía mis ciclos menstruales normales, entrenamientos normales, sin guatita, ni tampoco vómitos. La doctora me dijo: 'Felicitaciones, estás embarazada. Al parecer tienes más de tres meses'. Le dije que era imposible y que no calzaba. En definitiva competí con Giuliette en mi vientre", cuenta Moya mientras ríe.
De ahí en más, todos sus planes giraron en 180°. Desde lo deportivo hasta lo más cotidiano. Por supuesto, ir a los Bolivarianos quedó descartado. En ese tiempo trascendió que Pepita entrenaría y buscaría los tiempos para ir a los Juegos Olimpicos de Invierno de Pieonchang 2018. La patinadora aclara: "No porque quedé embarazada no pude ir a los Olímpicos de Invierno. Fue por falta de recursos y los otros chicos chilenos quedaron en lo mismo. Lo más llamativo es que dos chicas que corren conmigo en patín carrera y que tenemos tiempos parecidos, clasificaron a los Juegos. Nosotros, si hubiésemos tenido apoyo económico, probablemente podríamos haber llegado".
La primera decisión de Moya tras enterarse del embarazo fue comunicárselo a su pareja, Christian Oberbichler, un patinador de velocidad en hielo de nacionalidad suiza. Luego de eso viajó inmediatamente a Chile para hacerse la ecografía. "Él estaba muy feliz, pero yo estaba muy preocupada porque todo ese tiempo había exigido mucho mi cuerpo y no estaba tomando las vitaminas que correspondían. No sabía si el bebé estaba sano", recuerda la deportista. Finalmente, todo estaba bien, tenía seis meses de embarazo y era una niña. "Toda la información de una. Fueron los tres meses de embarazo más rápidos de todo el mundo", dice también, sonriente.
En los diez meses que estuvo alejada de cualquier actividad física, la campeona mundial compartió junto a su familia y vacacionó junto a su pareja en Suiza. ¿De los patines? Nada. "En ese tiempo me dediqué a ser mamá. Siento que he aprovechado mi maternidad". Todo ese tiempo supo que volvería a la pista. "La verdad es que extrañaba mucho poder subirme a los patines", confiesa.
Evidentemente la vida de Pepita ha cambiado, pero reconoce que le encanta. Lo que sí, las horas de sueño se han reducido notoriamente, aunque dice que todo vale la pena. "No es tan difícil ser madre y deportista de alto rendimiento, ya que tengo a mi familia. Ya no me puedo preocupar solo de mí, ahora lo hago por dos", afirma.
La vuelta a los entrenamientos se dio hace un mes y medio. "Hasta el momento lo hemos tomado lentamente y esta última semana han incrementado las cargas. Ella es un perfil de deportista que no se queda hablando de lo que hizo, sino que siempre busca lo que quiere más adelante. La veo muy bien de ánimo y con ganas de entrenar", dice Paulo Sáez, su entrenador físico. Y aunque hasta ahora las cargas de trabajo han sido leves, reconoce que pronto comenzará a trabajar todos los días en el Patinódromo.
Los objetivos están claros y apuntan a marzo del próximo año. Para esa fecha programó su vuelta oficial a las competencias, en el marco del Clasificatorio para los Panamericanos de Lima. "Pretendo clasificar para poder representar a Chile en ese mega evento. Sería muy importante. Mi meta es revalidar el título y para eso estoy entrenando", dice con convicción.
María José Moya se sube a los patines y vuela. En la cancha de entrenamiento ahora hay una invitada especial. Giuliette, su hija. Una verdadera inspiración para ir con todo en búsqueda de revalidar sus logros deportivos y por qué no, ser nuevamente la mejor del orbe en su disciplina. "Es una motivación extra tenerla ahí. Es algo sagrado", dice Pepita, que está de vuelta y ahora no patina sola.