El pequeño león del tatami
Cuando tenía siete años, Darío Vicencio era tan retraído que el karate fue, además de un deporte, una vía para que desarrollara una personalidad más arrojada.
Y con los años se vieron frutos, porque el tímido puertomontino se hizo cada vez más grande en el tatami y, a sus 13 años, se consagró campeón de la categoría junior pesados (de más de 55 kilogramos) en el Mundial de Karate Shito-ryu de Monterrey, de 2016.
"Darío no se convencía de las condiciones que tenía y eso le llevaba a perder muchos combates", recuerda su sensei Claudio Appel, quien también ganó un título mundial en la categoría máster kumite de esa cita en México. Sin embargo, ha destacado también que "siempre mostró la disposición para cambiar eso; era perseverante y nunca faltaba a clases".
Con esa motivación, Vicencio pasó a creer más en sí mismo y, por eso, comenzó a ganar torneos regionales y otros certámenes. E incluso emparejó las disputas con su amigo Nicolás Vargas, quien también venció en la categoría -55 kg. de la cita planetaria en México.
"Fue una felicidad tremenda. Todo el trabajo que hice en años dio frutos", dijo el joven tras su conquista, una más entre varios triunfos que ha cosechado el karate nacional en los últimos años.
En pocos años el sureño ya escaló a la selección regional de Los Lagos, a la representación nacional y a conquistar su primera presea planetaria. Después de esa evolución, el joven ya piensa en el Mundial junior de Tokio, en 2019, y en un cinturón negro que, según su sensei, llegaría a sus 18 años. Y a partir de entonces, quién sabe qué más podrá cosechar.
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